Renovar el barco para llegar a la “Isla de oro”

Mi Amigo Invencible se presentará en Tribus Club de Arte (República de Siria 3572) el viernes 25 a las 21, en el marco de la Gira de Oro; presentando “Isla de oro”, su octavo disco. Fue producido por el uruguayo Martín Buscaglia y grabado en Unísono, el estudio fundado por Gustavo Cerati. En sus ocho nuevas canciones participan Paula Trama, Diosque, Francisca y los Exploradores, Paul Higgs y el mismo Buscaglia.

En el marco de este tour, el grupo ya recorrió México, Chile, Perú y las provincias de San Juan y Mendoza. Noviembre es el turno de los tramos bonaerense, Litoral y Mediterráneo de Argentina. El grupo está integrado por Mariano di Cesare (voz, guitarra), Arturo Martín (batería), Nicolás Voloschin (guitarra, teclados, voz), Pablo di Nardo (teclado, voces), Leonardo Gudiño (percusión, voces) y Lucila Pivetta (bajo y voces).

Las entradas están a la venta en la boletería de Tribus (de miércoles a domingo, de 18 a 0) y a través del sistema Ticketway y sus puntos de venta (online y físicos).

El Litoral conversó con Di Cesare para adentrarse en el proceso de creación de este álbum compuesto de a una canción por día, y grabado en el mismo ritmo; como así también sobre su expansión internacional y su reciente incorporación femenina.

El ocho

-Comenzaron a grabar “Isla de oro” en mayo y lo lanzaron en agosto, la parte principal se hizo en ocho días en los estudios Unísono. ¿Cómo fue ese proceso tan intenso?

-Para nosotros fue una sorpresa, incluso desde una decisión que fue llamar a Martín Buscaglia para que produzca el disco. Veníamos componiendo las canciones desde enero, más o menos; se las mostramos a Martín un día que vino de Montevideo a un ensayo, unas 16 maquetas más o menos. Y según su primera percepción nos quedamos con eso y se armó un corpus de siete u ocho canciones; también porque dijimos: “Tenemos tanta cantidad de días, vamos a reducir, no vamos a grabar todas”; y eso siempre sucede en el proceso de cualquier disco: vas seleccionando.

Martín es un capitán del barco muy firme, muy sencillo; y creo que la comunicación, el flujo de trabajo y su creatividad hizo que el ritmo que toma la grabación haya entrado en los días que teníamos alquilado el estudio; nos dijimos: “Che, terminamos de grabar”. Impresionante, no nos dimos cuenta; no era nuestra idea terminar de grabar en esos ocho días que habíamos contratado a Martín: íbamos a seguir trabajando. Por lo general siempre se trabaja en sobregrabaciones; pero esta vez quedó todo plasmado ahí.

Sobre todo por una idea de trabajar la música desde un lugar simple, liviano, entonces tampoco necesitamos sobrecargar nada, nos ayudó que sea tan corto el tiempo: menos elementos, más silencios, más aire en la música.

-Son ocho canciones en ocho días para el octavo disco: hay algo cabalístico ahí.

-Sí, y fue todo bastante casual: una de las opciones de título del disco era ponerle “Ocho”, directamente; y jugar también con el infinito que marca, y un montón de cosas más. Y una araña, ocho patas, que fue el primer single que salió. Bastantes coincidencias, que nosotros no dejamos afuera, le dimos importancia; pero más que nada como un código interno nuestro.

Timonel

-Hablabas de cómo Martín los encaminó como capitán de barco, a ser tan ejecutivos y tan directos. ¿Cómo salió la propuesta de que sea él el productor?

-Estábamos en los días previos, ya estábamos casi a un mes de entrar a grabar, y sabemos que sí o sí lo tenemos que hacer con un productor o productora. Y en la búsqueda aparecieron muchos nombres, pero o te conectas o no. ¿Viste que a veces te llega un libro y lo dejás en la mitad porque no era para ese momento? Bueno, así mismo sentís con los productores.

En un momento, charlando con un amigo músico de Uruguay, Paul Higgs, que tiene su disco “Cosmovisiones” (que participó también en nuestras canciones en este disco), me había comentado su experiencia con Martín más o menos; y todo lo que me contó que era como artista era: “Ah, claro: esto es lo que necesitamos. ¿Todo bien si le decimos a él para que venga a producir nuestro disco?”. Cuando acababa de producir el de él. Y me dijo: “Pero por favor, es lo que tiene que pasar”.

Así que me pasó el contacto, y al otro día ya estaba hablando por videollamada con Martín como para conocernos: charlamos de música. Y su primera expresión fue: “Qué bueno que me llames, porque conozco un poco la banda y la verdad es que acá en Uruguay no se hace mucho de este ‘pop inteligente’”; me reí un poco, me causó gracia. Le interesó, nos interesó y ya entramos sin mucho pensar, como es él.

Repentismo

-Hablabas de que hay otra relación con el presente en las canciones, cómo fue el proceso de composición?

-Creo que una intención muy marcada es dejar atrás algo que ya se estaba poniendo viejo. Compusimos en pandemia muy cargados de emociones, sensaciones, tristeza, incertidumbre; y creo que fue suficiente ese corto periodo, que fue un EP, “Nuestro mundo”, de cuatro canciones; y algunas cosas más que sacamos. Fue muy corto, no le podíamos dar la entidad de algo, para poder ahora abarcar una obra mayor, que es más importante; y sobre todo un disco que marca en una banda con tantos años nuevos comienzos: es un motor para renovarse.

Entonces toda esa mezcla de sensaciones hizo que a la hora de componer empezaron a salir canciones desde algún lugar desconocido; y a la hora de escribir empecé a pensar en algo que antes no: justamente que no tuvieran sentido las letras. Porque siempre estuve escribiendo a base de mucha carga conceptual; y esta vez fue mucho más liviano. Una de las maneras de encontrar eso era trabajar en el sinsentido, desde el absurdo, desde una imagen rara, que no que no me dijera nada: total el sentido siempre viene después.

Abordé desde ese lugar, y así compuse casi todas las canciones en un día: cada día una canción. Era enero, yo estaba solo en la ciudad, así que me puse a componer así, a maquetear una canción por día; y lo que iba saliendo en ese ritmo (y en ese entusiasmo sobre todo) me gustaba y quedó. Antes ajustaba letras hasta el último momento.

-Hay algo de vuelta al origen, por ejemplo con respecto a “Dutsiland” (2019), que tuvo un proceso mucho más largo de trabajo sobre las canciones, y un productor internacional como Luke Temple.

-Los discos siempre son un momento o una oportunidad para renovarse. Cuanto terminan los ciclos uno vuelve hacia atrás pero pensando en ir para adelante; tomando mejor la carrera de la historia para hacer algo nuevo. La vuelta al origen sería a los primeros discos, que eran simplemente descargar ese entusiasmo en canciones, con muchas ganas de divertirse y cantar. En ese sentido volvimos a eso, que representaban los primeros discos, que eran muy de lo inmediato. Justamente uno de los primeros discos se llama “Guaper, corriendo a lo inmediato” (2009).

Después si tenemos que compararlo con “Dutsiland” ya lo compararía con un camino más de profesionalización, de ya trabajar con productores, en estudios grandes, con otro sonido.

Renovación

-En este tiempo también se sumó Lucila Pivetta, en reemplazo de Juan Pablo Cuatrini. ¿Cómo influyó el cambio de integrante, y que además sea la primera mujer en la banda?

-Con tantos años, todos los sucesos se vuelven importantes, porque marcan un punto de partida nuevo; y no es fácil aceptar que está empezando de nuevo después de tantos años. Y sin embargo lo tomamos con la mejor: incorporamos a la banda a una música de la hostia; nos pone en otro nivel que haya entrado ella; y sobre todo al baterista también, porque es la base, marida el bajo con la batería; y a él lo pone en una situación con otra perspectiva musical, y eso es siempre en base al crecimiento musical.

Siempre fuimos músicos, o banda, de amigos. Entonces el hecho de cambiar un integrante tampoco es tan fácil, porque nosotros somos amigos antes que músicos. Entonces es un trabajo complejo de decisiones, que no son las mejores porque juega la amistad, está ahí, no ha sido fácil. Sin embargo la entrada de Lucila trajo mucha luz, su espíritu y sus fuerzas. La verdad que nos dio una caricia para lo que fue una decisión tan grande como cambiar un integrante.

-Son ya 15 años de banda. ¿Cómo se sostiene un proyecto así? No solo en lo artístico, sino en esa faceta humana.

-Cuando trabajás con grupos por tantos años hay algo que se ejercita, y que es un privilegio para quienes forman parte de un grupo así; es la tolerancia y la ponés ahí adelante siempre. Siempre fuimos una banda que nunca tuvo peleas: siempre fuimos para adelante, con el entusiasmo de tocar y de ir descubriendo un mundo nuevo. Porque para nosotros esto es un mundo nuevo constante: que estemos girando de repente en México, a tres semanas de la salida de un disco, y que canten las canciones, no forma parte de un conocimiento previo, es una fiesta grande.

Con Arturo por ejemplo, el baterista, tocamos desde que tenemos 14 años, y tenemos 36, 37, y nunca imaginamos eso. Entonces hay un entusiasmo por lo desconocido, y porque en tantos años hay mucha gente que se está sumando o que se va alejando, porque siempre espera que vos no existas. Ver la gente que escucha y te está esperando te motiva un montón.

Al ser un grupo tan grande, trabajamos muchísimo lo humano, mutando, descubriendo. Es muy complejo de explicar, pero tan simple a la vez: es como relajar y confiar en el otro, cada vez más.

Hacia afuera

-Hablabas de México: esta Gira de Oro los llevó a hacer cuatro ciudades (Guadalajara, Querétaro, Xalapa y el DF); estuvieron en Chile y en Perú también. ¿Cómo fueron estas experiencias internacionales, y qué público encontraron allá?

-Ha sido algo que ha marcado mucho a Mi Amigo Invencible este año; que no sé si había sucedido tanto en otros años anteriores. Se sintió como un salto bastante grande, en el sentido de que estábamos tocando para los lugares, ya sean chicos o grandes, porque no importa: lo importante era que estaban llenos todos los lugares, de gente que nos estaba esperando y que cantaba todas las canciones.

Y que emanaban un amor impresionante: en Chile fue increíble nunca habíamos vivido algo así, exagerado directamente. Y en México fuimos a cuatro ciudades bastante distantes entre sí, y había gente que nos fue a ver a los cuatro shows; que giraba la par nuestra, por sus propios medios. No podría explicarlo mucho, porque no deja de sorprenderme; y a la vez no me sorprende de tanto laburo que hacemos.

Pero no es fácil para una banda independiente salir afuera del país, sobre todo en la situación en la que estamos. Sinceramente es pura inversión a futuro, porque no ganamos dinero saliendo del país; pero sí entusiasmo y ganas de seguir haciéndolo hasta que en algún momento podamos ya estar más tranquilos. pero inversión para nada independiente.

-La gira original eran tres ciudades.

-Claro: Xalapa se sumó a último momento, fue la primera que pudimos conocer, en Veracruz: una ciudad increíble. Ahí empezó todo: ahí conocimos el mezcal, nos comimos unos gusanos del fondo de la botella (risas), estuvo espectacular.

-Hablando de proyección hacia afuera, grabaron la sesión en vivo para KEXP en el Centro Cultural Kirchner. ¿Cómo salió eso?

-Es una iniciativa de Albina Cabrera, periodista argentina. Es una movida que ella impulsó con mucho corazón, y es un privilegio formar parte de esa curaduría de bandas; no es fácil elegir una cantidad de bandas de todo el país para que tengan estas presentaciones en KEXP, y estamos muy contentos. Más allá de que nosotros hayamos participado en esta en esta sesión, la calidad de bandas que había era de nuestras favoritas.

-Sos parte de algo que sentís cercano.

-Sí, claro es como “bueno, gracias, permiso”. Entramos pidiendo permiso a KEXP, con mucho respeto. Tengo un hijo de seis años, y su forma de escuchar música no es la misma que la mía: su música es son esas sesiones, así empezamos a escuchar música juntos: es muy importante para nosotros.

De cara al futuro

-Están anunciados para el Music Wins Festival, el 10 de diciembre; ya para el año que viene ya están en Cosquín Rock. ¿Qué más se viene para Mi Amigo Invencible en el futuro cercano?

-A “Isla de oro” todavía le queda muchísimo por recorrer este año. Santa Fe forma parte de esta primera etapa, que no es presentación del disco; porque la presentación queremos que sea con todos los invitados del disco, con todas las canciones. Sin embargo en esta primera parte estamos acercando “Isla de oro” a nuestro repertorio, a ciudades que no visitamos tan seguido, como Santa Fe (que hace como dos o tres años que no vamos).

Entonces este año nos lo tomamos como acercamiento; y después el año que viene va a ser el de las presentaciones: volveremos a Santa Fe, volveremos a todas las ciudades, pero con otra estructura de show. Ahora estamos golpeando la puerta: ya el año que viene nos vamos a sentar en el living, y vamos a sacar la guitarra (risas).

Y estamos siempre con planes, y maqueteando en nuestra sala canciones nuevas, siempre estamos con material nuevo, que es lo que nos sostiene también.