Empezó como un juego en el aula y terminó en una competencia global: veinte alumnos de la escuela Santa Rita de Casia se animaron a escribir, a leerse entre sí y a compartir sus historias.

Veinte estudiantes participaron del certamen internacional con más de 900 equipos. Cumplieron todas las consignas y uno de sus textos fue seleccionado.

Empezó como un juego en el aula y terminó en una competencia global: veinte alumnos de la escuela Santa Rita de Casia se animaron a escribir, a leerse entre sí y a compartir sus historias.
Se sumaron al Mundial de Escritura, un certamen internacional que reúne a miles de jóvenes y adultos de habla hispana. Y hoy, uno de sus grupos está entre los semifinalistas. Lo lograron gracias a la creatividad y al trabajo en equipo.

La propuesta nació de la profesora de Lengua y Literatura, Leonor García, quien impulsó la participación de los estudiantes con una consigna clara: escribir puede generar tantas cosas como jugar.
Divididos en dos equipos, los jóvenes participaron en la categoría adolescentes del XI Mundial de Escritura, competencia organizada por el Club Chasco. La misma invita a escribir durante dos semanas, con consignas que cambian cada día y un sistema de puntajes basado en la regularidad y el cumplimiento.

La dinámica es simple: durante dos semanas, los participantes escriben un texto narrativo los lunes, miércoles y viernes. Las consignas llegan por mail y los textos deben entregarse al día siguiente antes de las 18. Cada texto debe tener un mínimo de 3.000 caracteres (1.500 en el caso de los niños).
Aunque cada participante escribe de forma individual, los resultados se evalúan en equipo. Si todos los miembros cumplen con las entregas en tiempo y forma, el grupo suma efectividad. Así, la competencia valora la producción personal y el compromiso colectivo.
En esta edición, se presentaron más de 900 equipos de todo el mundo, lo que convierte al certamen en uno de los eventos relacionados con la escritura más convocantes de habla hispana.

Uno de los grupos de la escuela Santa Rita de Casia logró clasificar a semifinales, con mérito doble: cumplieron todas las consignas a tiempo y el texto de una de las integrantes del equipo, Carolina Oporto, fue seleccionado para seguir en la competencia.
Primero, su relato fue elegido por sus propios compañeros, en una votación interna que priorizó la calidad estética. Luego, fue valorado por el jurado del Mundial entre cientos de textos enviados por otros equipos.
"Lo que se premia no es una escritura colectiva, sino el esfuerzo compartido: que todos los chicos escriban, que se respeten los tiempos, y que haya una apuesta por contar historias propias", explica la docente a cargo del proyecto.

Más allá del resultado, la experiencia es positiva. Durante dos semanas, los estudiantes escribieron, leyeron los textos de sus compañeros, debatieron y votaron. Descubrieron nuevas formas de expresarse, fortalecieron la confianza y, sobre todo, sintieron que escribir también puede ser una aventura compartida.
Los "jóvenes escritores" de la Santa Rita ya dejaron su marca en esta edición del Mundial de Escritura. Y ahora, con la semifinal en marcha, el sueño es seguir avanzando.

Sus nombres son Lorenzo Barú, Ángeles Ojeda, Carolina Oporto, Giuliana Mendez, Antonella Brussa, Ariadna Marusak Paletto, Bruno Miño, Francisco Polini, Gonzalo Sánchez, Lara Borgonovo, Máximo Molinas, Julieta Pavón, María Pía Zilinskas, Zoe López, Uma Servin y Camila Machado.
Como dato de color, no es la primer vez que esa escuela tiene un papel destacado en concursos de alta exigencia. El año pasado, Máximo Molina fue premiado por un cuento que escribió para el concurso "De Ana Frank a nuestros días".
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