Nomás Así surgió como un dúo. Eran Abi González con su guitarra y Violeta Videla con su violín. Ambas aportaban sus voces. Pero pronto, tras idas vueltas, se convirtió en trío cuando se subió al barco el bandoneonista Federico Siksnys.

Con guitarra, violín, bandoneón y dos voces, el trío trata de "iluminar" las zonas menos transitadas del folklore argentino y propone un reencuentro con las raíces que habitan el presente.

Nomás Así surgió como un dúo. Eran Abi González con su guitarra y Violeta Videla con su violín. Ambas aportaban sus voces. Pero pronto, tras idas vueltas, se convirtió en trío cuando se subió al barco el bandoneonista Federico Siksnys.
Desde entonces el grupo trabajó sobre una premisa: la música folklórica ligada fuertemente a la danza, pero con la mirada siempre colocada en los estilos menos divulgados. Como quien se posa en los márgenes y no en el centro.
"De muchas formas lo mismo", el primer trabajo discográfico del trío, intenta precisamente poner foco en esas orillas. En este caso en vertientes folclóricas poco frecuentadas, como el palito, la refalosa federal o el pala pala, entre otros.
El palito es una danza criolla argentina con raíces compartidas con Uruguay y Chile. La refalosa, una danza rioplatense que tuvo mucha difusión en la época de Juan Manuel de Rosas. Y el pala pala es una danza tradicional del noroeste.

A la hora de presentarlo en vivo, los artistas se valen de una puesta que recrea una casa antigua, en la cual los músicos "dialogan", artísticamente, con los bailarines Belén Fernández y Juan Cruz Tabares. De todo esto habló Abi González en una entrevista concedida a este medio.
-"De muchas formas lo mismo" se sitúa en un punto de encuentro entre raíz e invención, donde lo ancestral se actualiza. ¿Cómo surgió la decisión de trabajar con esos géneros menos transitados del folklore y darles una lectura tan personal?
-Una característica de este proyecto que percibimos desde el comienzo -y que cuidamos mucho- es la liviandad, lo cómodo, por eso "Nomás Así", sin tanto intelecto en juego y teniendo al cuerpo como parámetro, siguiendo con mucha precisión ese sentir de presencia y disfrute.
El repertorio de este disco no es una excepción de esa lógica, son músicas que escuchamos mucho desde la infancia, por nuestro paso por la danza, que tanto a Violeta como a mí nos marcaron. Teníamos un claro deseo de revisitar esas músicas, reencontrarnos en ellas y hacerlas parte de nuestro presente.

-El título del disco da idea de unidad en la diversidad, de múltiples caminos que conducen al mismo pulso vital. ¿Qué significa para ustedes esa frase en relación con el modo en que entienden al folklore argentino?
-“De muchas formas lo mismo” es un juego de palabras que tiene que ver, en primer lugar, con el hecho de que el concepto del disco es que no repite estilos: son once ritmos diferentes, once “formas” musicales distintas, pero desde un mismo lugar.
Hay un diálogo con la temporalidad (hay músicas de más de 50 años conviviendo con composiciones de mi autoría) y también un diálogo con los diferentes territorios. Pero entre tanta diversidad hay algo en común: el amor por esta música argentina.
-En esta propuesta, la danza dialoga, interviene incluso podría decirse que "escucha". ¿De qué manera fue concebido ese cruce?
-Yo hace tiempo venía buscando una relación entre la danza y la música que me identifique y con el trío Nomás Así apareció la idea de esa conversación íntima entre la danza y la música.

Creemos que el disco, y sobre todo su presentación en vivo, representa "una danza que escucha y una música que mira".
Veníamos percibiendo a la danza y la música folklórica como esos dos amigos que se suelen juntar en contextos más masivos, como de fiesta. Eso es muy hermoso, pero quisimos agregar también un encuentro íntimo, como dos amigos conversando de madrugada.
Entonces armamos un espectáculo en donde los movimientos de la danza están integrados al arreglo musical, los zapateos, las pausas, los contratiempos, todo se escucha y se ve, en una conversación de mucha presencia entre nosotros los músicos y los bailarines.
-Entre los tres hay trayectorias distintas que confluyen en una sonoridad nueva, casi de cámara. ¿Cómo se construyó ese lenguaje común entre la guitarra, el violín y el bandoneón?

-La verdad es que nos fue cruzando la vida y la música. En 2014 Federico Siksnys y yo integramos el trío de Willy González con el que grabamos el disco “Tamocomoqueremo”. Después de 10 años, nos reencontramos para este proyecto.
Por otro lado, con Viole, que también tiene una trayectoria destacada en la música clásica, conformamos un dúo que tuvo varias giras por Europa y que fue el germen de este trío.
Cuando decidimos el repertorio del disco, imaginamos una sonoridad que tenga por sobre todo un empaste tímbrico muy orgánico, como el que veníamos construyendo con la voz de Viole y la mía.
De hecho, el bandoneón y el violín empastan tanto como las voces, la guitarra es un poco quien sostiene, pero la búsqueda fue la de lograr algo que pueda sonar muy integrado de manera orgánica por la tímbrica natural de los instrumentos y las voces.

Yo había realizado varias búsquedas orquestales en discos propios, pero me faltaba explorar una formación puramente acústica con instrumentos tradicionales de esta música y en la producción artística de Nomás Así pude darme ese gustito.
-El disco tiene algo de manifiesto artístico: rescata formas olvidadas, revisita repertorios populares y a la vez propone composiciones originales. ¿Sienten que este trabajo dialoga también con una necesidad más amplia del folklore contemporáneo?
-Creo que la diversidad estuvo siempre en nuestra música popular, sobre todo, en las músicas que nacen de la honestidad, del impulso, de lo urgente, lo necesario y lo genuino, eso nos garantiza que haya muchas maneras de abordar esta música tan rica.
Hay una diversidad de paisajes sonoros, los años que van y vienen, los artistas rupturistas de siempre, desde Waldo de los Ríos, Eduardo Lagos dialogando con Los Hermanos Ábalos y Los Abrodos.
Lo que sí creo que es necesario en la actualidad es repensar el lugar que ocupan en la industria las distintas maneras de abordar el folklore.

La industria suele hablar de "un" folklore y creo que son muchos los folklores que hay que mostrar, porque existir, existen. A mi parecer, la propia industria podría enriquecerse con la valiosa diversidad de nuestra música.