Una novela gráfica que indaga la complejidad de los vínculos
En “Naftalina”, la historietista, ilustradora y diseñadora Sole Otero propone una reflexión sobre la familia y la identidad. Lo hace a través de un “diálogo entre generaciones”, que va desde la Italia de los primeros años del siglo XX a la Argentina sumida en la crisis de 2001. Con décadas de diferencia, dos mujeres tratan de desglosar sus propias vidas.
Penguin Random House / Salamandra Graphic A través de Naftalina , Sole Otero obtuvo el XIII Premio Fnac-Salamandra Graphic.
“Naftalina”, el último trabajo publicado por Sole Otero, se ambienta en 2001, en una Argentina en crisis. Rocío, de 19 años, pierde a su abuela Vilma y, tras el entierro, se muda a la casa que ésta le ha dejado. Allí, repasa la vida de Vilma y al conocer con más profundidad las razones que llevaron a su abuela a convertirse en una una persona aislada y resentida, teme que la historia se repita. Con formato de novela gráfica, tiene varias facetas. Es una saga familiar, que reconstruye la historia de una mujer joven en la Italia de principios del siglo XX vista desde la perspectiva de su nieta, que explora su pasado muchas décadas después en Argentina, en medio de la crisis social y económica de diciembre de 2001. Es, también, una reflexión estimulante respecto a problemáticas universales como las relaciones familiares, los mandatos sociales, la renuncia, el sacrificio y las frustraciones. Y se erige como una potente metáfora: cuando debe vaciar la casa de su abuela y repasar su historia, la protagonista mira su interior y analiza su propia trayectoria vital.
Gentileza de la autora Sole Otero.
Sole Otero.Foto: Gentileza de la autora
Ficción autobiográfica
En una entrevista concedida a este medio, la autora explicó que la trama de “Naftalina” parte de una idea que tenía dando vueltas desde hace muchos años. “El personaje de mi abuela escapaba mucho al ideal de abuela buena, que uno quiere y de la cual tiene buenos recuerdos. Siempre había sido un personaje difícil en la familia y cuando falleció, la sensación fue rara. Tristeza, pero no la misma que sentía por otros parientes. Todo eso me dejó pensando mucho y creo que desde ese momento, hasta que terminé el libro, tuve ganas de explorar esa relación. Nunca tuve un problema particular con mi abuela, pero si veía un montón de cosas que pasaban en la familia alrededor de la personalidad de ella. Costaba quererla y ella misma provocaba eso de alejar a la gente con un montón de cosas que hacía y decía”, contó.
Todo eso llevó a Otero a desarrollar la idea de escribir algo al respecto. “Y el libro termina siendo eso. Es una ficción, porque no es la vida de mi abuela, pero hay muchas cosas de su personalidad o de una dificultad parecida a la que ella tenía. Y también algo que me interesaba, esto que podría definirse como constelaciones familiares, es decir los temas que atraviesan generaciones y van rebotando en una persona y otra. Por ejemplo, lo que uno espera de un hijo después se vuelve lo que ese hijo espera de sus propios hijos. Una especie de diálogo entre generaciones”, explicó.
Penguin Random House / Salamandra Graphic D.R
Foto: Penguin Random House / Salamandra Graphic
Olores y sensaciones
El título “Naftalina” quedó un poco por azar pero al mismo tiempo es muy sugerente. “Mandé el libro al concurso, que terminé ganando, y tenía que ponerle un nombre. Y estaban estas bolitas de naftalina, que aparecen al principio. Cada casa tiene un olor propio, pero las abuelas, casi todas, usaban esta naftalina que se mezclaba con el resto de los olores. Tuve que elegir un nombre rápido y quedó ese. Después, no tuve la posibilidad de repensarlo, pero me pareció que estaba bien. Tiene sentido en el libro, porque al final el olor se desvanece, cuando se hace la fumigación”, explicó Sole.
Así, la naftalina del título que luego se difumina se suma al juego metafórico de vaciar una casa. “No es que el personaje de Rocío se entera de la historia de su abuela mientras va desarmando la casa, la conoce de antes. Pero esa tarea le hace recorrerla de nuevo, entender su punto de vista y entenderse a sí misma”, señaló la autora. Comprender qué es lo que está haciendo en su propia vida, a partir de revisar la vida y las decisiones de su abuela.
Penguin Random House / Salamandra Graphic D.R
Foto: Penguin Random House / Salamandra Graphic
Relaciones complejas
Aunque en sus libros abordó varios géneros y navegó por búsquedas estilísticas diversas, la obra de Sole Otero exhibe una continuidad en las temáticas que ella misma admite. Si en trabajos anteriores la indagación era sobre las relaciones de pareja, en ‘Naftalina’ la autora sigue observando las relaciones, ahora familiares. “Siento que voy cambiando un montón de cosas, pero en el fondo siempre estoy hablando de los vínculos, de su complejidad y sobre todo de estas personas que son como tridimensionales, tienen cosas buenas y malas. No es todo tan simple y maniqueo en estos personajes, intento que sean más complejos, reales y creíbles”, afirmó.
Cambio de técnica
En “Naftalina”, Otero se decantó hacia otras posibilidades expresivas. Las dos novelas anteriores las hizo con acrílico y lápiz, medios analógicos y más tradicionales. Pero en este último libro se gestó en un momento de mucho movimiento y viajes que la obligó a buscar alternativas de trabajo que no demanden el traslado de mucho papel y materiales. “Terminé probando el lápiz del Ipad y eso se fue volviendo mi manera de trabajar. Que fue súper cómoda porque en la mochila tenía todo lo que necesitaba. Creo que en cada uno de los libros que hice hubo una evolución y un cambio de estilo, de paletas y de colores. En este caso hubo un cambio de técnica, pero ahora estoy haciendo otro libro y ya volví al papel”, remarcó.
Gentileza de la autora D.R
Foto: Gentileza de la autora
La historieta actual
La carrera de Sole se orientó a la ilustración hasta que se editó en España su libro “La pelusa de los días”. A partir de allí, publicó novelas gráficas. Su labor la llevó a ser invitada a diversos festivales de ilustración e historieta en diversos países y la convierte en una voz autorizada para analizar lo que ocurre hoy en este campo a nivel nacional. “Lo que a me parece, sobre todo en la historieta, es que estamos en un momento en el cual hay un muchos autores que trabajan en el medio desde hace años y otros que se acercaron desde otras áreas, como el diseño, la pintura, el cine y las Bellas Artes para aportar mucho”, expresó.
En la óptica de Sole, las historietas están empezando a salir del nicho, sobre todo las de autor. “Eso hace que cada vez haya más y que haya también una revitalización. De hecho, hay varias editoriales argentinas que están editando material de autores clásicos y fundamentales que no habían sido editados en Argentina porque trabajaban para Europa o Estados Unidos. El hecho de que esta nueva generación haga historietas y acerque a más gente a leerlas, da pie a estos editores para que puedan hacer eso y recuperen parte de la historia de la historieta argentina”, finalizó.