El artista llegará para compartir este álbum de profundas raíces latinoamericanas gestado en pandemia, junto a los clásicos de su discografía y algunos adelantos de su próximo material.
“La idea fue darle a un repertorio lleno de clásicos una impronta moderna y traerlo a nuestros días”, afirma Pedro. Foto: Gentileza producción
Tras haber presentado “Flor y Raíz” en el mítico Teatro Gran Rex de Buenos Aires y llevar luego ese repertorio al escenario del legendario Festival de Cosquín, Pedro Aznar se prepara para compartir este álbum de profundas raíces latinoamericanas en una gira por varias ciudades argentinas, más algunas presentaciones en Uruguay, Chile y Perú.
El turno de Santa Fe será para este sábado 22 desde las 21, en el Teatro Municipal (San Martín 2020). Las entradas están a la venta a través del sistema Ticketway y sus puntos de venta (online y físicos).
El Litoral se contactó con el solista para conocer más sobre el álbum, el tiempo de aislamiento, la colaboración con invitados y anticipar algo del material próximo a publicarse.
Desde el silencio
-“Flor y Raíz” fue grabado en vivo en tus primeros streamings en formato profesional durante la pandemia, después de las sesiones hogareñas del primer aislamiento. ¿Cuánto influyó ese proceso a la hora de la selección de las canciones que hoy integran el álbum?
-“Flor y Raíz” salda una vieja deuda que tenía conmigo y con la gente que me escucha, hacer un disco íntegramente dedicado a la música de raíz latinoamericana. La idea fue darle a un repertorio lleno de clásicos una impronta moderna y traerlo a nuestros días.
El estreno de este material fue en un concierto online. En esa oportunidad grabamos en vivo, así que el disco nació sobre un escenario. Terminó siendo una postal de su momento histórico, ya que se nos oye tocar con la garra de un vivo, pero al final de las canciones no hay aplausos, sino un silencio sobrecogedor, cargado de la presencia de miles de personas que nos estaban viendo desde distintas partes del mundo.
El álbum recibió dos nominaciones al premio Gardel (Mejor Disco de Folclore y Canción del Año por “Reverdece”) y recientemente fue nominado al Grammy Latino.
-En muchos discos y espectáculos habías abordado el folclore latinoamericano, incluso a algunos de estos compositores. ¿Por qué la respuesta a esa situación global fue a través de “una caricia continental”, como describiste a ese repertorio?
Fue una manera de darle un carácter integrador al disco, para que no sólo fuera música de un país, sino un viaje por un continente tan rico culturalmente.
Poemas que siguen diciendo
-“Perfume de Carnaval” de Peteco Carabajal fue el primer adelanto, una canción que ya se ha colado entre los clásicos de nuestra música. ¿Por qué la elegiste como carta de presentación del álbum?
-Es una canción hermosa, que tiene un hermoso origen, ya que el poeta que escribió la letra, se la “regaló” a Peteco para que la musicalizara.
-Por un lado, volviste a Leguizamón y Castilla con “Cartas de amor que se queman” (una de las menos trajinadas quizás); y por el otro encaraste la "Zamba para no morir" (de Lima Quintana, Ambrós y Rosales), en su momento otra forma de construir la zamba. ¿Hay cierto complemento en eso?
Sí, y además las encaré de manera muy distinta. “Cartas de amor…” quedó como zamba, pero “Zamba para no morir”, la hice como baguala, con voz y caja, para enfatizar la profundidad del poema.
-Hay también una reivindicación de Ramón Ayala en "El cosechero", un creador de la música argentina quizás nunca justamente ponderado.
-Ramón es un gran artista, que ha creado no sólo clásicos sino también un ritmo nuevo, el gualambao. Tuve el gusto de conocerlo y cantar con él en su Misiones natal.
-Venías de compartir “Utopía” con Ramiro Gallo, “El violín de Becho” era una oportunidad especial (Zitarrosa generalmente la interpretaba sin violín, con grupo de guitarras). Y es una poesía vigente para contar realidades.
-Es una de las piezas más bellas de Zitarrosa, y claro, convocarlo a Ramiro surgió inmediatamente, ya que veníamos de hacer “Utopía” juntos y de estrechar muchísimo nuestro vínculo artístico y de amistad. Su interpretación y su solo en el tema lo llevan al cielo.
-En “Construcción” de Chico Buarque, muy centrada en la voz, hay un proceso ligero de AutoTune.
-En realidad es otro efecto. Lo que hicimos fue generarle a mi voz una nota pedal (siempre la misma), un Si, que va paralelo a la melodía que canto, con lo que se van armando todo el tiempo armonías distintas, con un timbre casi robótico. Queríamos traer un clásico de los 70 a la sonoridad de nuestros días, y encontramos que eso le ensanchó el significado, también, ya que pronto habrá androides trabajando en la construcción. Y habrá accidentes como los que cuenta la canción.
-El álbum termina con “Reverdece”, una canción propia nueva. ¿Cómo surgió esa composición, y cómo elegiste a Soledad para compartirla?
Reverdece fue escrita durante el primer año de la pandemia, y es un canto esperanzado, mirando al futuro con optimismo. La escribí especialmente para cantarla con Soledad, con quien hacía rato queríamos grabar un tema inédito.
Volver al abrazo
-¿Cómo fue pasar de esos shows ante cámaras, sin aplausos, a poder volver a la ruta y reencontrarse con el público, como en el Gran Rex y en Cosquín?
-Internet fue una herramienta salvadora, durante la pandemia. Nos permitió seguir conectados y disfrutando de la música. En mi caso personal, hice varios conciertos online con el fin de acompañar a la gente en un momento de soledad, aislamiento, ansiedad e incertidumbre, y resultó que yo terminé sintiéndome acompañado también. Recibí decenas de miles de mensajes de agradecimiento, de todas partes del mundo. Fue muy reconfortante, esa calidez, en tiempos tan sombríos.
Pero, desde luego, la presencia del público es irremplazable. La oleada de cariño que llega con el aplauso, la gente cantando las canciones o haciendo un silencio conmovedor para escuchar un momento delicado son muy emocionantes. Es una alegría enorme volver a los escenarios.
-De los conciertos en los que se grabó el disco a la gira actual reformulaste la banda, recuperando a Julián Semprini en batería, la vuelta a la estructura de quinteto en la que venías tocando en los años previos. ¿Sentías la necesidad de esa formación?
-Es una manera de ampliar la formación del disco, que fue trío, y de incorporar los temas de “Flor y Raíz” a shows donde hay música de todo mi repertorio.
-Actualmente sigue la presentación de este material, en conciertos donde no falta el repaso por éxitos de tu discografía. ¿Estás ya planeando algún próximo álbum, como para cerrar este capítulo?
-Sí, vamos a lanzar un disco doble con 20 canciones nuevas en noviembre. Ya estamos entrando en recta final de mezcla, tenemos terminadas 13 canciones. Estoy muy entusiasmado con el resultado. La banda hizo un aporte magnífico, y el disco es una apuesta ambiciosa en todos los sentidos; letras, música, sonido y alcance estilístico. En estos conciertos vamos a entregarles adelantos de esa música.