Una noche para gritar "Viva Pericos" y pedir clásicos
La agrupación liderada por Juanchi Baleirón regresa a Santa Fe, cerrando el ciclo del álbum de versiones que les valió un Premio Gardel. De este presente de éxito y de la continuidad en el tiempo habló el guitarrista, cantante y productor con El Litoral.
La banda formada como una pirámide sólida, con Baleirón como vértice organizador. Foto: Gentileza producción
Luego de un show excepcional en el porteño Teatro Ópera, Los Pericos vuelven a Tribus Club de Arte (República de Siria 3572), para continuar presentando su última producción junto a sus más grandes éxitos. Mas de tres millones de discos vendidos y 3.000 presentaciones en vivo los consagran como una de las bandas más importantes en la historia del reggae y el rock en el continente. “Viva Pericos”, en el que estuvieron acompañados por figuras internacionales, en canciones de toda Latinoamérica), el premio Carlos Gardel al Mejor Álbum de Reggae/Ska.
La cita está prevista para el sábado 19 de agosto a las 21. Las entradas están a la venta en la boletería de Tribus (de miércoles a domingo, de 18 a 0) y a través del sistema Ticketway y sus puntos de venta (online y físicos).
“Saludos a María Selva, mi barrio. Mi papá estaba destinado ahí, y justo nací yo. La casa de mis viejos era en Aldao y Candioti, a la vuelta de lo de Dady Brieva”. El que habla entre risas es Juan Alfredo Guillermo Baleirón, quien nació 11 de marzo de 1965 y al año (siguiendo el itinerario de su padre militar) ya había partido hacia Buenos Aires (Dady, que se fue de grande, acotaría que hasta su pasaje Parpal son unas diez cuadras; que para el prolongamiento capitalino Juanchi es “a la vuelta”). Junto a él, El Litoral recorrió el presente y el porvenir de esta agrupación legendaria.
Noche de fiesta
-Vienen de agotar un Teatro Ópera, en el marco de la despedida de “Viva Pericos”. ¿Cómo vivieron esa noche?
-Es una despedida en cuanto a lo que es darle difusión, y en cuanto a presentación y excusa para difundirlo; pero en realidad hay temas que van a quedar para siempre en el repertorio: son muy emblemáticos en este momento y quedaron.
Lo del Ópera fue genial. Fue preparado especialmente: trabajamos con Pichón Baldinu, que es un gran artista y director que comenzó con la Organización Negra y De la Guarda. Ha trabajado por todo el mundo, haciendo espectáculos integrales, de danza, acróbatas y demás. Queríamos darle un poco de dinámica al show de Pericos: vamos a él para que nos saque un poquito del lugar habitual donde uno suele caer, como un surco; donde uno transita el lugar de músico.
Y acá hay un poquito más de dinámica, de movimiento; siendo nosotros: no poniéndose a hacer cosas raras. Pero potenciar lo físico, meterle un poco más el cuerpo al show y no solamente la cabeza y los dedos, por decirlo de alguna manera. Y también una puesta muy linda: un armado de escenario, una interacción con los videos y un par de cosas más que fueron muy interesantes.
Funcionó muy bien, fue genial, el teatro explotaba, por suerte estaba vendido hace tiempo. Lo disfrutamos muchísimo; hicimos un recorrido por 30 canciones: muchos clásicos, hicimos hincapié en varias canciones de este disco, y algún que otro reflote de esas canciones que son emblemáticas pero que a veces uno no pone en la lista.
Fue completo; además tuvimos un momento muy lindo en el show, donde invitamos a nuestros hijos a tocar. Estábamos tocando una canción, dejamos de tocarla, siguió sonando de fondo una pista; en este momento vamos para adelante, como para arengar a la gente, y en un momento la banda vuelve a sonar: nos damos cuenta y vemos que son nuestros hijos que están tocando nuestros instrumentos. Fue muy lindo y muy emotivo: como una perlita para nosotros y para el público.
Así que fue integral: fue muy lindo en todo sentido. Un golazo, felices.
Afilando la pluma
-Además tocaron “Vudú Chávez”: un tema que habían mostrado en el contexto de la pandemia, y que nunca se había tocado en vivo.
-Tal cual. Sí, estábamos trabajando en material nuevo y en medio de eso nos chocó de costado el tren de “Viva Pericos”. Paramos, nos corrimos de donde veníamos, hicimos “Viva Pericos”, y ahora estamos retomando el material nuevo. Es el tema que más nos gustaba, porque era más diferente y porque tenía una historia divertida, que habla un poco con ironía sobre los nuevos coaches psicológicos que hay: esos que están dando vueltas por todos lados; algunos son reales, concretos y científicos, y otros son medio flojos de papeles. Una crítica a ese “coach falopa” que nos hace dudar (risas); a veces gente que está poco mal necesita algo y cae en esta gente. Algo que pasa ahora, en estos tiempos.
Entonces es un poquito hablar de eso, de esos gurúes que hay dando vueltas ahí, medio chantas. La música es como un poco más un poco más rockerita: es lindo, tiene una linda dinámica. Nos pareció bueno para mostrar algo nuevo, y empezar a pensar en el futuro.
-¿Cuántos otros temas ya saben que van a estar en el próximo álbum?
-Tenemos siete u ocho temas; los escuchamos y están buenos, pero vamos a darle vuelta un poco más a la composición. Porque quizás esa fue una foto del momento, esas canciones están bien; pero vamos a seguir buscando canciones que tengan algo especial, no solamente que sean correctas y que sean muy “pericas”, sino también vamos a buscarle un poquito de vuelta para mantener esa identidad, pero al mismo tiempo darle una vueltita de rosca, que siempre necesario para no reiterarnos, porque no nos gusta.
Si bien uno desde adentro los cambios los vive más profundos que desde afuera, queremos acentuar un poquito más en buscar cosas en esa delgada línea entre mantener tu identidad y renovarte y no desconcertar. Porque uno podría hacer algo completamente diferente, si quisiera; pero es una banda que tiene un perfil y lo cuidás: no es solamente tu identidad, sino la garantía de que es una banda que responde a ese sonido.
Hoy más que nunca, habiendo tendencias nuevas, muy fuertes, tenés que aferrarte a tu sonido. Ahí estamos: desde nuestro sonido buscando una vueltita de rosca; sin caer en clichés, sin exageraciones que nos lleven a otro lado.
Estamos con eso: canciones que fueron compuestas hace tres años, más lo que vamos a trabajar ahora; y posiblemente para fin de año saquemos un simple.
-La trascendencia es ese equilibrio entre ser “clásicos y modernos”.
-Sí: es tan complicado y tan simple como eso.
Vuelta a lo clásico
-Otro equilibrio necesario es entre hacer cosas nuevas y un público que sabés que te va a pedir este determinadas canciones.
-Sí. Y más en estos tiempos, en los que hay una tendencia general a lo retro, o vintage, nostálgico. Mirá el caso de Fito (Páez): reflotó por los 30 años de ese disco icónico (“El amor después del amor”) que rompió todo, en su carrera y en la música nacional; y cómo todo el mundo volvió a admirar a Fito, que está su mejor momento de convocatoria, como nunca tuvo.
También está pasando con Divididos: una banda que siempre tocaba en lugares pequeños, medianos; y de repente ahora está haciendo estadios. Hay un poco eso de cuidar un poco la identidad, tu background, tu capital, que son esas canciones que siempre están. Si sos una banda que tiene más de 30 años toma valor eso hoy.
Siempre que está renovándose con material nuevo: renovar el carnet de compositor y autor que tenemos Los Pericos. Pero volvemos a ese balance de mantener la identidad. Nos pasó que la gente disfrutaba mucho los temas no tan habituales, pero cuando tocábamos los clásicos no estaban cansados de oírlos: los aplaudían el doble.
Hay un valor en esas canciones, no solamente en Pericos sino en otras bandas. Es un fenómeno que tiene que ver (me parece a mí) con lo que pasa con la música actual. Quizás la generación que nos escuchó a nosotros no se identifica con lo urbano; otras veces ha pasado que la nuevas generaciones convivían con las anteriores: un tipo de 50 años en los 90 disfrutaba con lo que estaba “de moda”, era más fácil. Hoy un tipo de 40 por ahí no se integra tan fácil a lo urbano; entonces vuelve atrás y busca aquello que lo identificó, ese “sonido Ratatouille” que lo lleva al lugar de confort de cuando era adolescente, y se encerraba en su cuarto a escuchar esas músicas que le generaban refugio, confort, alegría, contención, desahogo.
Renovación
-Pero mientras el de antes no escucha lo nuevo, sí nuevas generaciones se suman a escucharlos a Fito, a Divididos o a ustedes. Hay unas caras nuevas que aparecen, que ustedes las deben ver desde el escenario.
-Claro. Mi hijo y sus amigos tienen 15 años, entonces cuando hace cuatro años el trap y lo urbano salía bastante fuerte se identificaron con eso: era su trinchera, su bandera, su lugar, donde ellos solo se entendían, entre ellos y lo que sus artistas decían.
Y por ahí se pegan la vuelta y empiezan a escuchar para atrás; y descubren un mundo con bases, aristas, más colores; más profundidad en las letras, en la producciones. Se abren las paredes de su trinchera, descubren y flashean. Eso está pasando con la música increíble nacional, que no escuchaba antes.
Yo les cuento: mi generación fue hermosa, a los 15 años (año 80), la cantidad de discos ultra clásicos al día de hoy que salían como novedad... No es que hoy uno pasa la zaranda y te quedás con los clásicos, “uh, que buenos estos discos”. Me pasó que entre el 78 y el 80 y pico se lanzaron los discos más clásicos del rock, y que para mí eran una novedad. Lo que para mi hijo hace dos años era el Duki, Wos y todos esos grosos de hoy, en mi épica eran Led Zeppelin, Queen, AC/DC.
-La historia pasaba por la puerta, como decía un profesor.
-Una locura. Es diferente; sí hay mecanismos parecidos a la hora de abrazar un genio nuevo que te representa como generación; pero musicalmente ya yendo al punto que es lo mío, la música y la producción, hago ese análisis y digo: “Con todo respeto: Drake me encanta, pero no es lo mismo que Zeppelin, chicos. Todo bien, con amor y respeto siempre” (risas).
Crecimiento constante
-Ahora hacen Rosario, Santa Fe, Córdoba y La Plata; después van a dedicar octubre a hacer una nueva gira por México y el sur de Estados Unidos; unos destinos con los que han generado una conexión fuerte en el tiempo. ¿Cómo fue entrar al mercado mexicano, al que no es fácil entrar, y cómo fue sostenerse?
-La historia nuestra es muy parecida a bandas que arrancaron de abajo a picar piedras, a tocar en lugares pequeños, hacer un trabajo constante de darte a conocer, moverse y hacer difusión, prensa: con la compañía disquera, con vos invirtiendo tiempo y dinero en arrancar.
Pero Pericos hace ya muchos años que estamos yendo, y sobre todo esta época en que vengo cantando yo. Los 20 años, donde fue muy fuerte la presencia de Pericos en todo el país. Eso se va recogiendo a medida que avanzás, y la gente te va descubriendo o te redescubren; y tomo valor en el tiempo, por ser una banda legendaria, icónica: que tiene historia, logros y canciones sobre todo.
Entonces es crecer, no desesperarse, saber esperar el momento justo, y disfrutar de esto: que todos los años vamos tres veces a México por año, hacemos gira, cruzamos a Estados Unidos también. Hay mucho mercado latino: muchos mexicanos, muchos argentinos, chilenos, venezolanos. En lo que va de este año (no el año calendario, sino desde marzo del año pasado) hasta ahora hemos hecho España dos veces; Estados Unidos dos veces; México como cuatro veces; Costa Rica, Venezuela, Colombia, Perú, Ecuador, Bolivia, Chile, Paraguay, Uruguay.
Hicimos todo eso, de la mano del disco. Son clásicos, pero nos enorgullece tener ese ADN, ese sonido propio. Ganamos el premio Gardel, y al ser un disco de versiones de otros, no se premiaba la composición, sino más bien el sonido y la historia de Pericos.
-Como eran ustedes mismos, más allá de las canciones que habían elegido.
-Claro. Es muy lindo, la gente está girando la cabeza y diciendo: “Mirá, Los Pericos siempre estuvieron ahí y soy tremendos bandón”. Sabíamos que las cosas se iban a dar: con paciencia, haciendo las cosas bien, con trabajo humildad y no subiéndose al caballo, ni tampoco esperar que las cosas te lleguen.
Las cosas las tenés que buscar, ser inteligente para moverte, sin ser un engreído ni un regalado. Ese es el balance en el cual uno perdura. Hay una fórmula entre estos dos lados que te permite mantener un nombre, una identidad, y no hacer cagadas. O hacer la menor cantidad de cagadas posible.
-O hacerlas y salir rápido.
-Claro.
Una cita en las sierras
-Terminan octubre en Niceto, en un show más íntimo. ¿Cómo sigue la agenda de Los Pericos a partir de entonces?
-Estamos viendo todo el tema de lanzamiento de un single: en base a eso haremos un poco una campaña, y un planeamiento de lo que sería el disco completo, para el año que viene.
Se vienen más cosas en el exterior, por Chile, México en marzo, que hay una serie de conciertos importantes. Vamos a estar en el Cosquín Rock en Córdoba, haciendo un show especial con amigos: ya que tenemos muchos amigos, y que el Cosquín convoca a muchos artistas amigos, ¿qué mejor que hacerlo ahí? Tenemos un lindo quilombo: de todo el país, vayan sacando entrada para el Cosquín; que de por sí es una garantía de gran festival; pero Los Pericos vamos a hacer algo muy especial y único.
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