Encuentro de amigos para presentar el libro póstumo de Rafael Amor
Su compañera Pili Campos, encargada de recopilar y publicar la colección de cuentos “El calesitero cósmico... y otros cuentos”, encabezará una velada de anécdotas, canciones y poesía. Con ella conversó El Litoral para hablar de este trabajo, y trazar una semblanza de un cantautor full time.
“Rafael, antes de morir, estaba escribiendo cuentos, relatos, para armar un libro. Como no era una novela podía editarlo, aunque fueran pocos. Bueno, para mí es importantísimo, pero son 12 relatos; incluí el treceavo, que es el inconcluso: el que estaba armando en ese momento”, cuenta Campos. Foto: Gentileza producción
El próximo jueves 15 de agosto a las 18, en La Biblioteca Municipal Profesor Enrique Muttis (Primera Junta 2451, Santa Fe Capital) se presentará el libro póstumo de Rafael Amor, titulado “El calesitero cósmico... y otros cuentos”. Se trata de una colección de relatos inéditos cuidadosamente recopilados por su compañera de vida, Pili Campos (con prólogo de Sergio Marelli), invita a descubrir la faceta narrativa de Amor, complementando su legado musical con cuentos que evocan la esencia de su poesía y su visión del mundo.
Retomando las presentaciones realizadas el 8 de agosto en Paraná y el 9 en Diamante (Entre Ríos), será una ocasión para sumergirse en el universo creativo de Rafael Amor, compartiendo sus poesías, canciones, recuerdos y anécdotas personales. En este encuentro participarán, además de su viuda, Mirtha Streiger, Leandro Sendra, La Charranga, Pablo Rodríguez y sus grandes amigos del Dúo Enarmonía (Haydée Chaparro y Guido Tonina).
Amor nació el 5 de noviembre en 1948 en el porteño barrio de Belgrano, como Rafael Iglesias Toraño; fue hijo de Francisco Amor, cantante de la orquesta de Francisco Canaro (de quien tomó el apellido artístico), y María Toraño, artesana del bordado). Exiliado en España en 1973, desarrolló una extensa carrera europea, sin cortar lazos con su país natal en sus viajes y composiciones, hasta su fallecimiento el 23 de diciembre de 2019.
El Litoral conversó con Pili para anticipar el encuentro y repasar la figura de Rafael; también con Rodríguez, cantautor que desde su lugar toma el testigo de contar su tiempo y su circunstancia.
“Andar con él era como ir a un parque de aventuras: te podía pasar de todo. Cada semana íbamos a otra ciudad, otro pueblo, conocíamos otros amigos o nos reencontrábamos con amigos de toda la vida”, dice su compañera de tantos años. Foto: Luis Cetraro
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“Estoy con los amigos del dúo Enarmonía, que son amigos de toda la vida. Veníamos siempre a grabar discos aquí con ellos, porque nos instalábamos en la casa: si había ganas de trabajar, grabábamos, si no, salíamos a tomar mate (risas), abre la conversación Pili, contando sobre estos días en Paraná.
-¿Cómo fue la decisión y el trabajo en la edición de este libro?
-Rafael, antes de morir, estaba escribiendo cuentos, relatos, para armar un libro. Como no era una novela podía editarlo, aunque fueran pocos. Bueno, para mí es importantísimo, pero son 12 relatos; incluí el treceavo, que es el inconcluso: el que estaba armando en ese momento.
Me pareció que lo primero que tenía que salir era en lo que él estaba trabajando: era el proyecto que teníamos en ese momento. Hablé con la Editorial Ágora, que son amigos, que han estado siempre con nosotros en todos nuestros sueños, desde el primer libro, “Viajuras” (que era una mezcla de viajes y travesuras); y en 2008 con “Sueños e insomnios”. Se prendieron enseguida; en realidad fueron ellos los que me dijeron: “Lo sacamos y no va a quedar guardado en una carpeta”. Lo que no quería era tenerlo yo y nada más.
-Ya tenía la forma, era un libro en proceso.
-Sí. Él había escrito un libro de anécdotas de viajes, y después otro de poesía. También yo podría haber armado uno con canciones, con la obra completa; pero a mí me hacía ilusión que esto, que él no pudo cumplirlo, terminar de hacer ese sueño.
-¿Cómo fue ponerse a revisar carpetas?
-Vivíamos juntos, trabajábamos juntos, salíamos de juerga juntos. Además, Rafael fallece el 23 de diciembre: no hice ni velorio ni nada, porque ¿a qué iba a invitar? ¿A pasar las fiestas a la gente conmigo? Fue muy fuerte. En enero uno estaba organizándose un poco, febrero ya empieza la pandemia: me quedé encerrada en casa, sola, después de mucho tiempo de no estar sola. Fue duro para todos, pero uno siempre mira lo suyo como lo más terrible: me sentí muy sola en ese momento.
Como todos empecé a ordenar, a revisar; y me encontré con cosas muy lindas, aunque saqué este libro porque era nuestro sueño, me encontré cartas: a veces él se escribía con sus amigos y me contaba: “Fulanito me dijo esto”. Pero me senté a leerlo más que nada por saber que dejaba ahí, pensaba que tenía que revisarlo yo y no esperar al día de mañana, ya que tenía tiempo.
Y me encontré con cosas hermosas, porque él se escribía con otros poetas y se mandaban la poesía, “compuse esto”, o les contaba simplemente las cosas de lo cotidiano; y se los contaba de una forma muy poética. Entre ellas encontré, por ejemplo, un relato que hace de cuando se murió el manzano que teníamos en casa; y es precioso ese relato. Así que me fui encontrando con cosas increíbles: obviando lo personal, seguramente haga un armado más adelante con todas esas cosas, porque son muy bonitas.
-Era una persona literaria todo el tiempo.
-Sí. Aparte era igual arriba del escenario que abajo, era la misma persona.
Contar historias
-¿Cómo era este Rafael más narrativo, más cuentístico?
-Si uno lee sus canciones, por ejemplo, la que le dedica a las Madres de Plaza de Mayo (“Ausencia”), “Olor a goma quemada”, todas son relatos de lo que él ha ido viendo en la vida. Relatos hizo siempre, lo que pasa es que nos los cantaba. Y de forma poética: todo es poesía. Era un juglar: relataba lo cotidiano y además de una forma poética. Y en todo se mezclaba el humor, porque si no se divertía, decía que no le servía.
-¿Te tocó compartir alguna anécdota que uno identifique como el disparador de algunos de estos cuentos?
-Hay uno que no era realmente no era de estos que Rafael había escrito para el libro, pero lo incluí porque también lo había hecho en esa época. Yo le insistía en presentarnos a premios, para ayudar un poco a la economía casera (risas), y no quería. Y un día enojado dijo: “Bueno, ahora te preparo uno”; en un rato me hizo uno que está en el libro, no voy a decir cuál es. Me lo hizo ahí, en un ratito y es uno de los relatos hermosos que están ahí.
Igual con las canciones: hay muchas que recuerdo cuándo las compuso y el porqué. Todas esas cosas las contamos en el homenaje: las anécdotas, los recuerdos, los lindos y a veces no tan lindos, porque hay de todo en el camino. Andar con él era como ir a un parque de aventuras: te podía pasar de todo. Cada semana íbamos a otra ciudad, otro pueblo, conocíamos otros amigos o nos reencontrábamos con amigos de toda la vida.
Como me está pasando ahora: hace dos semanas no tenía decidido empezar a presentar el libro. Pero los amigos fueron los que decían: “¿Cómo no vas a hacerlo? Vamos, nosotros te ayudamos”. El Dúo Enarmonía de Paraná dijeron: “Vamos contigo a donde haga falta; pero hay que hacerle homenajes”. Acá en Santa Fe, Pablo Rodríguez, cantautor, con quien no nos conocíamos, me llamó y me dijo: “Yo quiero participar también, les puedo ayudar con Santa Fe”: pues adelante. Y así vamos armando esta mini gira.
-Pensando en quién era Rafael, ¿qué aspectos de este libro pintan quién era?
-Rafael en sus canciones contaba la realidad que veía, y aquí son relatos imaginados; entonces es distinto. Pero igual encontramos muchas cosas que tienen que ver con él: con la forma de pensar. Reconozco su forma de escribir allí.
Estos son relatos cortos, las canciones también eran relatos cortos: hay canciones en las que te cuenta que el mate “está lavao”, por ejemplo: “Con esta cebadura / No vamos pa’ ningún lao / Hay que cambiar la yerba / Que el mate está lavao”. “La más bonita del barrio” fue un poco hablando a la juventud que se va: yo estaba preparando la cena y escuché en la tele que había desaparecido una chica en un pueblo; y una señora dijo: “Es que era la más bonita del barrio”. Y lo escuché a él cantar “Era la más bonita del barrio” en el momento.
“Olor a goma quemada” surgió en el corte grande de la Ruta 3, cuando lo llevaron a conocer lo que estaba pasando; porque sabían que él iba a pintar aquello que iba a ver; y nos contó lo que pasaba en los cortes de ruta. Además, esa canción la primera vez la grabaron aquí en Santa Fe; fue el grupo La Charranga: Danilo, Liliana, Aluminé, Amanda (Martínez), Jeremías (Chauque), y me faltan más nombres.
-Una de las canciones que marca el vínculo con la Argentina muy fuerte que tenía.
-Es que si escuchas cualquier canción sabes que era de aquí: él amaba Argentina. Hay una canción, que la grabó Pablo (Rodríguez), “Tendré que acostumbrarme a que no estás”: esa se le hizo a Buenos Aires. Y todo el que la escucha dice “es una canción de amor”; sí, pero se la hizo Buenos Aires, a la Argentina. Era muy porteña, además.
-Al mismo tiempo, “No me llames extranjero” es como un himno internacionalista, a que abran las puertas.
-Así es. Esa canción cumple 50 años este año, desde que la registró, y hoy tiene más vigencia que en el momento en que la compuso. Es impresionante.
-También la grabaron un montón de artistas.
-La grabaron Alberto Cortez y Jairo en la gira “Lo Cortez no quita lo Cabral” (con Facundo Cabral). La grabaron en muchos países y en muchos idiomas, gente muy conocida y mucha gente que no es tan conocida, pero la canta siempre en sus espectáculos.
Juntada
-¿Cómo va a ser la presentación?
-Salgo y cuento más o menos quién soy; les cuento cómo lo conocí a Rafael, alguna anécdota del camino, de los viajes; y presento a cada invitado, porque cada uno está por una causa en especial, algo nos une
Va a estar Mirtha Streiger, que es una amiga de muchos años, con la que hemos compartido cosas muy lindas; ella tiene anécdotas muy lindas para contar. Va a estar Leandro Sendra, un periodista con el que también hemos coincidido mucho: hemos estado en casa con sus papás y nos conoce hace mucho, tiene también cosas lindas para contar. Cada uno, además va a elegir un tema y ese es el tema que se va a cantar, recitar, contar. Pablo Rodríguez también nos va a cantar y contar alguna cosa. El Dúo Enarmonía, que me acompañan siempre: ellos también tienen muchas cosas en común, porque Guido ha hecho unas cuantas canciones con Rafael (música de Guido y letra de Rafael). Además, hemos grabado en su casa: hemos estado a veces meses, como ocupas casi, pero ha sido muy divertido grabar los discos con ellos.
Va a estar La Charranga, que se unen de nuevo, porque hacía un rato que habían abandonado un poco, estaban medio descolocados; pero el jueves se reúnen para estar con nosotros, y es una alegría que queremos darle también a Danilo, que vea que La Charranga sigue adelante. Y para mí un orgullo que vengan ellos y que compartan conmigo ese día, y ellos también tienen muchas cosas de cortar: una vez nos quedamos encerrados allí en Desvío Arijón, en la casa donde vivían ellos; cuando llovió tanto en aquellas inundaciones grandes de 2003. Menos mal que tenían pollos (risas): dentro de lo malo, el estar juntos fue una experiencia que ellos van a contar, seguramente.
Después de las inundaciones nos llevaron a algunos lugares a ver lo que había pasado. No se me quita más la imagen de una niña que iba caminando con los papás, que llevaban un montón de paquetes en la cabeza; y ella iba desnudita, con su muñeca caminando: era lo único que llevaba.
Es un encuentro de amigos en la que se va a hablar de un amigo en común, que además todos queríamos y admirábamos. En la juntada que hicimos en Paraná y la de Diamante fue así, y fue muy entrañable. Hasta hubo gente el público que se levantó, y contó cosas. A mí me llena de satisfacción recoger todo ese cariño que sembró Rafael; y además disfruto mucho ese momento.
Lo hice en España por muchas ciudades, pero no pensaba hacerlo aquí; porque en realidad vine a Argentina porque todavía no había desmontado la casa: era algo que me dolía mucho y no tomaba esa decisión. Tengo a mi mamá muy mayor, por eso quería estar allá. Entonces me vine a desmontar la casa, pensaba que iba a ser una cosa horrible, que le iba a pasar fatal, y no tenía planes de hacer muchas cosas. No fue tan doloroso, porque son cosas lo que había ahí, y todos los recuerdos lindos me los llevo conmigo. Y además me reencuentro con un montón de amigos que me animan a seguir adelante: me siento como si me hubieran regado de repente.
Caminar la vida
“Escucho cada anécdota y se me pone la piel de gallina”, dice el santafesino Pablo Rodríguez al oír la conversación.
-¿Cómo fue sumarte, y cuál es tu semblanza de Rafael?
-Escucho a Rafael Amor desde hace mucho tiempo; pero cuando empecé a escuchar sus canciones, hubo un par que dije “me encantan”. Yo soy más cantautor, pero a la hora de ser intérprete arriba del escenario, busco autores muy particulares, no canto cualquier canción. No me gustan las canciones más conocidas; por lo contrario, me gusta la que no conoce la gente. Y de Rafael me encantaron muchas, pero me pareció muy particular “Y no teníamos más que el amor”: fue una que me pegó muy fuerte. “La razón humana” también, o “A mí la calle”.
Dije: “Bueno, fenómeno, yo lo voy a grabar; pero cómo lo voy a grabar si no tengo la autorización del dueño”. Gracias a Dios con la tecnología pude contactar, a través de las redes: no llegamos a tener muchos diálogos, pero si tuvimos algunos; y me dio el OK para que hicieran las canciones. Llegué a enviárselas, no sé si en el Messenger o en el WhatsApp.
Cuando recibí un mensaje que Pili estaba acá, dije: “Está en Paraná, va a estar en Diamante, ¿cómo no vamos a traer a Rafael y toda su gente acá? Tiene que estar en Santa Fe”. Sobre todo, por lo que significa Rafael para los cantautores, para el mundo del cancionero popular argentino.
Acá se está armando ahora un movimiento interesante de cantautores y bueno, uno de los referentes tenía que estar. Y sobre todo cuando la acompaño y escucho todas las historias y las anécdotas: te ponen la piel de gallina, porque te das cuenta que es lo que realmente es un cantautor. Por eso aprendimos de él, aprendimos de Facundo, aprendimos de Alberto: decidores, gente que caminaba la vida y la contaba como era; con su compromiso, con su amor a flor de piel. El otro día le dije a Pili: “¿Detrás de todo gran hombre, hay una gran mujer? No, detrás no: al lado”. Y este es el mejor caso.
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