Micky Rodríguez, Dani Buira y Chucky de Ipola, ex integrantes de la histórica banda, vuelven a Santa Fe para repasar éxitos repartidos en 22 años y siete discos, en el marco de una gira que también pasará por Córdoba y Rosario. En diálogo con El Litoral, Micky (que suma la voz líder al bajo) repasó las emociones de los comienzos, la despedida del grupo, y este encuentro con viejos y nuevos fans.
Chucky, Micky y Dani: de nuevo juntos, compartiendo las canciones que los llevaron a llenar estadios y ser parte del imaginario popular. Foto: Gentileza producción
El 21 de septiembre de 1987 se empezó a gestar lo que sería una de las bandas más populares y convocantes del rock nacional: Los Piojos. Entre los integrantes de la primera formación original y fundacional se encontraban Micky Rodríguez (bajo y coros) y Dani Buira (batería y percusión). Tiempo después Chucky de Ipola se sumó al proyecto, aportando un sonido personal con sus teclados. Esa historia terminó 22 años después en un estadio de River Plate colmado.
Hoy aquellos tres compañeros salen a tocar ese repertorio emblemático bajo el nombre de Ritual 87, una formación que se completa con Nahuel Gordillo (guitarra y bajo), Rómulo Arnoldi (guitarra) y Kevin Gunsett (armónica), con Micky haciéndose cargo de la voz líder.
Con esa formación llegarán a Santa Fe el viernes 18 de agosto desde las 21, en Tribus Club de Arte (República de Siria 3572); las entradas están a la venta en la boletería de Tribus (de miércoles a domingo, de 18 a 0) y a través del sistema Ticketway y sus puntos de venta (online y físicos). Será en el marco de una gira que pasará el día anterior por el Club Paraguay de Córdoba, y que cerrará el sábado 19 en La Sala de las Artes de Rosario.
Anticipando la movida, El Litoral habló con Rodríguez para conocer más sobre este reverdecer del espíritu piojoso.
Nuevo ritual
-¿Cómo nació la idea de juntarse con Dani y Chucky después de tantos años para armar Ritual 87?
-Nació a partir de un proyecto que estaba estableciendo yo, que se llama “Sus versiones”; que tenía un ligue directo con el proyecto de Los Piojos: son versiones de Los Piojos hechas por mí. A partir de eso, y con las presentaciones de ese evento, Dani al estar siempre conectado (siempre estuvimos conectados, más allá de la de la música: sabíamos cada uno del otro) empezó a venir a verme, y a participar en el proyecto en algunas canciones,
La idea de hacer un proyecto que tenía que ver con eso surgió en la dinámica de como veníamos, no hubo un gran planeamiento. Salieron unas fechas, las asumimos y empezamos a comprometernos en el proyecto; hoy estamos en un lugar que nos pone muy felices. Lo convocamos a Chucky, con el que yo también tenía muy buena relación, y aceptó. Y bueno, acá estamos: inmersos en este mar piojoso.
-¿Cómo reclutaron a Nahuel Gordillo, Rómulo Arnoldi y Kevin Gunsett?
-Rómulo tocaba la guitarra en otro proyecto conmigo, La Que Faltaba; Nahuel produjo y tocaba la guitarra en el proyecto “Sus versiones”; así que fueron dos pibes que estaban ahí, acompañando desde siempre: ya sabía no solamente de sus condiciones artísticas, sino también entendía que eran buenas personas para participar en el proyecto. Para mí tiene alguna condición el hecho de poder estar tranquilo al lado de alguien en quien confío, no sólo musicalmente, sino una cuestión que tenga que ver con el acompañamiento más amoroso, o con esa cuestión de cariño.
Y Kevin es un pibe que estudia en La Chilinga (escuela popular de percusión fundada en 1995 por Buira), fanático de Los Piojos. Con el tiempo me fui enterando de cosas: me mostró una foto de una vez que subió a tocar en uno de los shows de Los Piojos en el Luna Park; nosotros invitábamos a tocar la guitarra a algún chico en “Bicho de ciudad”, y él subió y tenía la foto. Y curtió muchísimo el show de Los Piojos, así que es un piojoso y también una excelente persona.
-¿Cómo se siente tocar esas canciones que los han acompañado a ustedes tres durante tantos años, y que por otro lado están tan grabadas en el imaginario popular?
-Es un privilegio enorme. Primero haber participado de esa historia, haber sido miembro fundador y haber estado toda la historia de Los Piojos ahí al pie del cañón. Siempre digo lo mismo: es un privilegio enorme que me dio la vida de poder estar participando de esa historia. Es una es una especie de mimo continuo: de alguna manera empecé a encontrar un montón de lugares en las canciones que me fueron novedosos; me di cuenta del valor y del poder que tenía cada canción, empezando a interpretarla. Empezando a tocar el bajo y cantarla, que fue para mí una novedad grande y un desafío importante; porque con Los Piojos estaba solamente tocaba el bajo. Mi función era tocar el bajo, y si bien participaba de alguna canción, el hecho hoy de cantar todas las canciones me puso un lugar distinto: de entrenamiento, de búsqueda.
A veces uno cree que la tiene atada, que se las sabe todas, pero encontré un montón de cuestiones en las canciones que las empecé a descubrir hoy; no la esencia, por supuesto, ni la canción en sí misma, ni lo que la canción produce; pero desde el lugar que tomé hoy las canciones tomaron (por lo menos para mí) un montón de fuerza, y un nuevo sentido para interpretarlas, para poder sentirlas. Las canciones son hermosas, soy un privilegiado en poder interpretarlas y en poder estar subido en este proyecto.
Postales
-Ya desde el nombre nos estamos remontando al 87, a la etapa fundacional de Los Piojos. ¿Qué recuerdo o qué emoción te vienen de aquellos primeros tiempos, cuando era un proyecto en ciernes, en despegue?
-En perspectiva, lo he hablado con Dani, pensando en nuestras trayectorias individuales. Voy a caer casi siempre en lo mismo, porque digo: Los Piojos fue (por lo menos para mí, calculo que para él también) una parte importantísima de nuestras vidas. Porque nos agarró creciendo: si bien éramos adolescentes, siempre un adolescente es un joven; y nos agarró creciendo con todas las cuestiones que tenían que ver con la relación con el arte o con la música. Éramos bien principiantes; la idea de tener un grupo y poder hacer canciones nace a partir del fanatismo de lo que las canciones significaban en otros grupos para nosotros. Principalmente había cierto grado de ignorancia en la ejecución, porque no sabíamos tocar. Yo tocaba la guitarra de antes, tocaba folclore, y Dani tocaba también la batería; pero la idea de empezar a construir un futuro que tenía que ver con la música empezó así, de la nada; con esa idea de acompañarnos, de estar juntos.
Ese es un poco el recuerdo que tengo: a partir de la ignorancia musical, pero también de las ganas de expresarnos, y todas esas cuestiones; que terminaron siendo lo que fue.
-Eso nos lleva a otra imagen muy distinta, que es la del 30 de mayo de 2009: última presentación en vivo de Los Piojos, 65.000 personas en River Plate. ¿Cómo viviste esa doble emoción de que estaban despidiéndose, pero estaban cerrando una etapa bien arriba?
-También había un grado de inconsciencia: no sé si éramos conscientes de que se terminaba la historia ahí. En realidad, también ligándolo con esto de Ritual 87, lo que tiene la música es que siempre está viva. Ese fue un momento en el que no estábamos conscientes, por lo menos para mí: yo había decidido venirme a vivir a Córdoba, a poder (como siempre digo) “contemplar el bosque y no solamente el árbol”. Que para mí fue una bendición, porque puede tomar verdadera dimensión de lo que la historia me había ofrecido, me había dado.
Para mí fue bueno, porque más allá de bajar un poco y le elegir un lugar tranquilo, pude contemplar en dimensión esa historia. Entonces había una decisión tomada, y (repito) capaz que había cierto grado inconsciencia, que no nos permitía ver. Pienso que estuvo buenísimo, porque si lo hubiéramos dimensionado claramente todos, hubiéramos pasado todo el show llorando, me imagino: con angustia o con tristeza de lo que estábamos haciendo.
Pero me parece que lo más groso de todo eso fue que había conciencia de esa marca (sin caer en una cuestión soberbia) que había quedado en la historia a partir de esas canciones.
Reencuentro
-Volviendo a este presente, agotaron dos funciones en el Teatro Flores. ¿Cómo fue ese reencuentro con la gente que estaba esperando volver a escuchar en vivo esos temas?
-Fue increíble: siempre uno en esas situaciones se sorprende, porque el acompañamiento estaba tan vigente como aquella vez, y había canciones que yo pensaba: “¿Cómo van a funcionar? ¿Cómo van a ser sentidas?”. Porque si bien no eran las canciones más populares de Los Piojos, tenían que ver con ese desarrollo de los comienzos de la banda. Y fue muy emotivo: fue muy bueno ver cómo todo el mundo cantaba las canciones y apoyaba los estribillos. Podría decir que fue una grata sorpresa, pero también sabíamos de ese capital que estaba ahí, en los corazones de todos esos pibes que escucharon, y que nos fueron a ver.
-Además de los viejos seguidores, es de imaginar que hubo gente nueva, que los escuchó, pero no vio a Los Piojos en vivo, y que se suma en esta etapa.
-Eso me sorprendió, me llenó de alegría. Porque había por supuesto grandes piojosos, pibes que nos habían visto; pero también estaban muchos pibes chicos, muchos hijos de aquellos pibes, que tenían una referencia a partir de escuchas, pero que nunca nos habían visto en vivo. Así que eso fue también una grata sorpresa, y me parece que deja claro (o por lo menos insinúa aún) esa fuerza y esa energía que Los Piojos destilaban y que había en los conciertos.
-Ahora vuelven a la ruta: viene la gira por Rosario, Córdoba y Santa Fe. ¿Cuál es la expectativa?
-Está bueno porque empezamos a mostrarnos un poco en el interior. Que era parte también de la ruta que hacíamos, y de lo que nos gustaba hacer, que era salir en un micro a tocar al interior. Así que la expectativa está buenísima, es alta: por una cuestión de amor y de deseo. El plan es poder llegar a un montón de lugares y hacer más federal la historia, así que contentos. Son lugares que tienen un tinte piojoso importante: Rosario, Córdoba y Santa Fe son puntos donde con Los Piojos nos iba muy bien, y había mucho capital piojos. Así que contentos, esperando ansiosos que llegue el momento de salir a la ruta.
Dejanos tu comentario
Los comentarios realizados son de exclusiva responsabilidad de sus autores y las consecuencias derivadas de ellos pueden ser pasibles de las sanciones legales que correspondan. Evitar comentarios ofensivos o que no respondan al tema abordado en la información.
Dejanos tu comentario
Los comentarios realizados son de exclusiva responsabilidad de sus autores y las consecuencias derivadas de ellos pueden ser pasibles de las sanciones legales que correspondan. Evitar comentarios ofensivos o que no respondan al tema abordado en la información.