Sabor Canela: diez años, de la raíz a la exploración
La banda cordobesa, que reconoce influencias de clásicos como Los Mirlos de Perú a La Delio Valdez, se presentó en festivales de verano y en La Trastienda de Caba, en el marco de su Gira Cumpleaños. En diálogo con El Litoral, el cantante Emanuel Oliva repasó sus experiencias, sus búsquedas y su apuesta por seguir creciendo.
La multitudinaria formación, en permanente trabajo artístico y humano, para maximizar las capacidades de cada uno y del conjunto. Foto: Gentileza Mica Zenni
La banda de cumbia cordobesa Sabor Canela se encuentra festejando sus diez años de vida con una Gira Cumpleaños: luego de su paso por el Cosquín Rock; el Carnaval de Los Tekis (Jujuy), el Festival Nacional De la Esquila (Río Mayo, Chubut), Estudio Teatro (Córdoba); y de una gira por la Patagonia, volvieron al porteño barrio de San Telmo para celebrar en La Trastienda, el pasado 17 de mayo.
Sobre esa presentación capitalina, decía el cantante Emanuel Oliva a El Litoral: “Para nosotros es una alegría enorme, porque sabemos del lugar, de lo que significa La Trastienda: es la primera vez que nosotros vamos a estar ahí. Y también lo que significa llegar a diez años de trayectoria con el mismo proyecto, siendo tantas personas: es una meta, un lindo objetivo que cumplimos: permanecer y sostenerlo”.
El tour los traerá a nuestra zona: el viernes 14 de junio, desde las 23 actuarán en Paraná, en Tierra Bomba (Urquiza 1214); al día siguiente, sábado 15, estarán en Rosario, presentándose desde las 21 en Distrito Sie7e (Ovidio Lagos 790).
El Litoral quiso ser parte de estos festejos, conversando largo y tendido con Oliva; representante de una numerosa formación que completan Marta “Negra” Rodríguez (guitarra eléctrica y voz), Sergio Vera Roldán (guitarra eléctrica), Trinidad Bertero (bajo y coros), Bruno Spilman (timbaletas y batería), Sergio “Checho” Flores (congas), Jonatan Vargas (acordeón y teclas), Anabella “Pinu” Torres (güira), Diego Tercel (bongó y accesorios) y Diego Gómez (guitarra eléctrica, teclas, programaciones y coros).
Escenarios
-Estuvieron en eventos disímiles como Cosquín Rock, el Carnaval de Los Tekis. ¿Cómo fue participar en esos festivales, y poder entrar en lugares tan variados?
-Fue hermoso: fue re lindo en el verano haber conocido Jujuy, estar en el Carnaval de Los Tekis; haber compartido con tantos artistas reconocidos; fue una hermosa experiencia.
También estuvimos en el Cosquín Rock, en el mismo fin de semana hicimos Cosquín y Jujuy: fue como un parque de diversiones (risas). Aparte de todas las bandas que uno ve, y todo lo que hay para hacer (aparte de lo musical), también están las pruebas de sonido, el encuentro con artistas y con colegas a escena. Y eso es tremendo: fue lo que más me gustó.
-Cosquín también es un lugar más cercano más a ustedes.
-Sí, es la segunda vez que estuvimos. De chico también he ido a ver mis bandas favoritas, cuando era más pequeño. Sí, es mucho más cercano, es verdad. Nos es más cercano por lo que significa para la juventud para toda la banda rockera del país, de Latinoamérica: es un punto de encuentro. Hoy hay proyectos de pop, cumbieros como nosotros: los géneros están un poco rotos, todos se mezcla musicalmente.
También estuvimos en la Patagonia, después de que terminamos en Jujuy: estuvo buenísimo ir a Santa Cruz, a Chubut; mucha gente súper agradecida y muy arriba, mucha euforia en el sur con banda.
Después vinimos a laburar a Córdoba, retomamos este proyecto de los diez años; y proyectamos ir a visitar cada provincia: Mendoza, San Juan; estuvimos en San Luis, en La Pampa, que estuvo buenísimo; Capital Federal y La Plata.
-Es toda una gira de cumpleaños. Hay muchos lugares a los que vuelven y hay lugares a los que van por primera vez.
-Ya fuimos a Paraná hace dos años: estuvo hermoso, y ahora volvemos; en Rosario ya estuvimos. Primera vez va a ser en San Juan y en Mendoza. Yo soy de Chubut, de Río Mayo, un pueblo. Volvemos cada tanto, porque la banda se conformó con sureños, y ya teníamos conocidos, colegas, allá; que nos podían facilitar el ingreso a las ciudades como Comodoro Rivadavia, y los contactos.
Instantáneas
-Son diez años de haber recorrido buena parte de Argentina, compartir los escenarios. ¿Qué momentos o postales te vienen a la cabeza de diez años de carrera?
-Muchísimas. Fue clave el trabajo en estudio, la producción en el estudio, el haber compuesto canciones: eso fue muy clave para permanecer, para que la gente nos conozca y llegue música de nuestra autoría a la casa de la familia, a través de YouTube, de Spotify. Alto aprendizaje también, porque cuando arrancamos teníamos idea de sonido, teníamos amigos que se especializaban en video, y recién arrancábamos; en todo lo que era distribución del producto, de la canción, estábamos flojos. Por ende fue todo fue una linda experiencia haber sacado un primer disco: tardamos dos años en grabarlo, con 12 cumbias inéditas; y lo cerramos.
Siempre tenemos momentos en los que estamos muy conectados y momentos en los que desgraciadamente estamos re desconectados, o no nos bancamos, o mejor ni nos juntemos a ensayar: quedémonos cada uno en su casa. Mantener el equilibrio a través de las decisiones y el diálogo, o el quedarse callado: es muy difícil mantener un proyecto de tantas personas (ahora viajamos con choferes, 15, 14 personas en un colectivo; y cada uno tiene lo suyo).
Después bailes, un montón; compartir con artistas como La Delio Valdez, con Celso Piña, que hace dos años falleció. Los camarines, las charlas con gente de otras bandas, como Cruzando el Charco, No Te Va Gustar, Ke Personajes: lo conocimos a Ema Noir, que es un personaje, realmente, del momento; súper humilde, súper dado, sabe muy bien dónde está parado.
Esas cosas son muy fuertes, muy enriquecedoras. Y detalles como ese, un montón. Conocer Catamarca, que te crucen en la calle y te digan: “¡Eh, Sabor Canela! ¿Cómo andás?” (risas).
Procesos
-A nivel musical, ¿qué cosas sentís que evolucionaron desde aquel primer álbum hasta “After en Hong Kong”, que estuvo nominado a los Premios Gardel?
-Muchísimas. El último álbum, “After en Hong Kong”, fue como una mezcla entre el primer material que tuvimos y el segundo, y todo lo que hicimos en esa primera etapa. El primer material fue mucho más relacionado a las raíces, un poquito más rústico también; teniendo muy bien claras las influencias: como Los Mirlos, como Los Cheremeques, una banda de cumbia sureña, que tiene hermosas canciones; La Delio Valdez, y un montón de orquestas.
En el segundo disco dijimos: “Bueno, vamos a hacer algo más liviano”. Comenzaron las composiciones en Uruguay, en el mar, otro lugar; y buscamos la liviandad en la voz, en las melodías: alejarnos un poco de las raíces.
Y “After en Hong Kong” fue como: “Estas dos cosas son importantes, hay que fusionarlas”, y se dio de esa manera; la esencia de la banda con esta búsqueda. Estábamos muy adentro de la movida electrónica, de fiestas electrónicas; por eso también “After en Hong Kong”, la búsqueda de la estética trash: gafas negras, tachas, en esa época estábamos en esa.
Y musicalmente siempre vamos por la misma línea, el fuerte de las melodías: somos compositores, creemos que las melodías de guitarra y de acordeón son importantes; la base de la percusión es muy importante. Y lo que se mejoró fue el diálogo: el dejar pactado todo antes, hacer la preproducción, que no haya dudas de quién era el productor, quiénes los delegados de la banda para trabajar día a día. Y juntos cumplimos: pusimos un deadline, un plazo para decir “el disco lo vamos a hacer en ocho meses”, y lo hicimos en ocho meses.
-¿Cómo tomaron la nominación?
-Hermoso. Fue una gran noticia, un incentivo: nos reunimos, celebramos. Es algo que para la banda y para cada uno como artista, como músico, es un gran reconocimiento dentro de la carrera que estamos haciendo. Por eso nos pusimos de acuerdo, viajamos todos, el sonidista incluso, Hebe (Sosa), que era manager en ese momento. Alfombra roja, laburamos con Romi Girardi allá en Buenos Aires, seguimos con ella en la prensa.
Fue una experiencia hermosa haber conocido a artistas que uno escucha, como Nathy Peluso, Ysy A, L-Gante, David Lebón, Eruca Sativa; encontrarse y charlar. A nosotros nos encanta ir a Buenos Aires, enfrentar la ciudad, andar por ahí.
Perspectivas
-¿Qué se viene para el futuro de Sabor Canela en 2024 y en el mediano plazo?
-A corto plazo terminar esta gira. Estamos viendo la posibilidad de meternos en el estudio y grabar un material nuevo, para generar otra carta de presentación. Y en paralelo organizar primavera-verano; y hacer una reorganización interna también: es necesaria.
-Reorganización en términos de funcionamiento.
-Sí: delegar tareas, que no recaigan muchas tareas en una o dos personas, porque somos muchos. Estamos viendo la posibilidad de dar con una persona que cumpla el rol de manager. Esas cosas son importantes para nosotros; más que nada para dedicarnos un poquito más a lo musical, ya que últimamente todo lo que es gestión y producción es constante, y quizás es mucho más trabajo que lo musical.
-Te lleva tiempo y energía.
-Totalmente: es muy loco, a veces genera estrés. Uno tiene que ir aprendiendo a medida que pasa el tiempo: es mejor delegarlo.
Próxima década
-Mirando hacia atrás, ¿qué consejos le darías al Emanuel de hace diez años, cuando arrancaba la banda?
-Que me lo tome tranquilo, que mientras permanezca esta posibilidad, que la disfrute. Y siempre digo, y es importante: lo primero en la salud
-¿Cómo ves a Sabor Canela de acá a diez años, la segunda década? ¿Qué metas te gustaría o les gustaría cumplir en tal caso?
-Voy a abrirme a usar la imaginación, pero lo ideal es que en algún momento se de esto de poder trabajar en escenarios reconocidos, en festivales reconocidos; y poder sostener con más seguridad el proyecto. Te puedo decir sueños: Lollapalooza, Buena Vibra, viajar a México, Europa. Chile. Mucho de eso: investigamos bastante, estamos al tanto de lo que ocurre y tenemos nuestros ideales; pero es de a poco el camino: uno tiene que ser constante y meterle todos los días un poquito de energía para que se den ciertas cosas que uno proyecta.
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