Silvina Moreno: una “Selva” de texturas y postales
La cantante y compositora vuelve para presentar su quinto material discográfico. En diálogo con El Litoral, repasó este viaje creativo, con la producción de Eduardo Cabra (ex Calle 13) y Raúl Sotomayor, e invitadas como Ximena Sariñana, Lucy Patané, Debi Nova y su mamá, la poeta Magdalena Ponssa.
Cuenta Silvina: “La estética de ‘Selva’ habla de una madurez, de entrar en mis treintas, de asumir no sólo mi luminosidad, sino también mis oscuridades (...) y también porque mi nombre viene de ‘silvo’, que quiere decir ‘hombre (o en este caso mujer) que viven en la selva’”. Foto: Gentileza producción
La cantante, instrumentista y compositora argentina Silvina Moreno visitará nuevamente Santa Fe para presentar “Selva”, su quinto álbum: será el sábado 22 a las 21, en Tribus Club de Arte (República de Siria 3572); como artista invitada estará Vanda. Las entradas están a la venta en la boletería de Tribus (de miércoles a domingo, de 18 a 0) y a través del sistema Ticketway y sus puntos de venta (online y físicos).
Antes de la visita, la cantautora conversó con El Litoral sobre la creación del disco junto a un ilustre staff de colaboradores de todo el continente.
En la distancia
-Estás presentando “Selva”, tu último álbum, producido por Eduardo Cabra (con el que ya habías trabajado en “Sofá”) y Raúl Sotomayor. ¿Cómo fue el proceso de hacerlo, desde la composición de las canciones, hasta trabajar con ellos en el estudio?
-Para mí fue un regalo enorme volver a trabajar con Eduardo: ya había trabajado con él en “Sofá”, y ya nos conocemos mucho en la dinámica de producción. Trabajar con Eduardo es como una masterclass de producción: siempre lo sentí de esa manera; y Raúl fue un agregado muy agradable, porque entre ellos tienen una relación muy aceitada, Eduardo confía mucho en el criterio de Raúl. Raúl es un gran talento mexicano, que está creciendo con su propio proyecto Tonga Conga; y además con otros artistas como productor, amoroso también.
Como yo había trabajado con Eduardo anteriormente, me animé a que este disco sea por Zoom; contrario a hacer un disco presencial. Saliendo de la pandemia me animé a que sea por Zoom, porque viene trabajándose en esa modalidad, pero eso porque ya habíamos trabajado antes, si no, no me hubiera animado a hacerlo a la distancia. Y fue muy lindo el proceso de ir buscándole a cada canción el sonido adecuado; hacer un disco más bailable: aprovechando que Eduardo es un productor centroamericano, hacer ritmos centroamericanos como la bachata y la soca, además de los mismos propios nuestros. Es un disco con mucho de querer levantar lo rítmico, y que las canciones funcionen en vivo.
Me encantó, fueron grandes aliados, fluyó mucho la comunicación, y salió el bebé. El último día lo hablamos, no nos agradecimos los tres mutuamente porque había sido un trabajo fluido, y de comunicación y respeto. Unos cracks.
-En “Herminia”, tu disco anterior, trabajaste con Nico Cotton. ¿Cómo fue este reencuentro después de pasar por otro productor?
-En “Herminia” trabajé con Nico Cotton, pero también con Juan Pablo Vega y Nico Kalwill, tres productores; y en una canción trabajé con Jota Yubro y Fede Palmolella. Hubo una gran combinación de personas, y ahí te das cuenta de que cada productor tiene su estilo, su fórmula, su manera: hay tantos métodos como productores y productoras en el mundo, de cómo hacer un disco. De cada uno, como si fuese un profesor de canto, podés sacar herramientas y podés aprender de distintas ventajas de los métodos diferentes.
Nico Cotton es un productor súper ejecutivo y súper orientado en cumplir con los deadlines; y cumplir con avanzar, con ser valiente con las decisiones, con animarte, probar cosas diferentes; y clickeamos muy bien. Nico Kalwill también tiene un proceso súper lindo, en la creatividad que tiene, en la paciencia que tiene con los procesos. Y Juan Pablo Vega es un creativo: a mí me encantó trabajar con él por su creatividad innata, mucho talento como cantautor, entiende muy bien el rubro. De cada uno se podría decir que saqué una joyita.
-En el reencuentro con Eduardo volviste enriquecida.
Sí, totalmente. Después de cinco discos eventualmente me gustaría animarme a producir yo mis discos; no sé si sola (risas), pero podría ser un desafío. Hay una que la produje yo: es la última del disco y se llama “¿Por qué?”. De a poco me voy animando, es lindo poner “Producción: Silvina Moreno”. En ciertos casos va a ser más fácil que en otros, pero voy probando.
Alquimias
-Hay beats en canciones como “Cielo negro”, y algunos teclados como en “Pedestal”, que remiten a un lenguaje más electrónico. Recién hablabas de “Por qué”, que es básicamente guitarras; está la percusión orgánica en “Ley de la atracción”. Canciones como “Mensajera” unen los beats con ronroco o charango.
-Es un charango, tiene un poquito del mundo del ronroco: vengo usándolo mucho, me copa esa cosa más tribal, de raíces, del mundo andino. Combinado con los sintetizadores: Eduardo y Raúl son fanáticos de los sintetizadores, tienen una cantidad de teclados, tiene un kiosco cada uno; teclados todo tipo de década y estilo. Me encanta, porque le da un tinte al disco, como vos decís electrónico y también de texturas muy diferentes, muy originales.
-¿Cómo se iba decidiendo? “Acá que sea más analógico, esto más electro”. ¿Cómo se buscaba esa fórmula?
-Caso por caso se fue charlando qué necesitaba cada canción, También Eduardo y Raúl, como estábamos a distancia por ahí un día caían con “para esta canción se me ocurrió esto, ¿qué les parece? Avanzábamos o lo cambiábamos: era un ida y vuelta constante. En el trabajo de producción es re importante la comunicación diaria: estar probando cosas, y animarnos a probar, aunque no convenza, o aunque de repente no sea el camino. Sobre la marcha fuimos viendo, canción por canción, qué vestuario le quedaba mejor a cada una.
Paleta de ideas
-Está “Tierra”, que por un lado es una pieza instrumental, pero tiene un poema que lo recita tu mamá (Magdalena Ponssa). ¿Cómo fue saliendo eso?
-Es mi pieza favorita del disco, porque nunca había puesto una voz recitando en una canción, es la primera vez que lo hago. En principio la iba a recitar yo, después dije: “¿Por qué no la graba mi mamá?”. Ella escribe poesía, y “Tierra” lo escribimos juntas: yo había escrito una idea, de astronautas y salir de nuestro planeta; fui a lo de mi mamá y le dije: “¿Y si lo escribimos más poético?”. M mamá tiene claramente el lápiz desarrollado, y un lenguaje mucho más amplio que el mío.
Me encanta haber podido dejar su voz inmortalizada en el disco. Lo gracioso es que la grabé en el placard de su casa: nos metimos en su vestidor, porque Eduardo me dijo: “Llevala a un ambiente donde se puede absorber el sonido”; entonces ella estaba grabando al lado de sus tapados, sus camperas y sus suéteres (risas). Ahí había buena acústica, llevé un micrófono y la grabé. Fue recitando, dije, “hagamos otra toma, otra”, y elegí las mejores tomas de mi mamá. Tengo un manejo del Pro Tools bastante decente para lo que es edición; lo edité y se lo mandé a Eduardo y quedó: fue un trabajo re artesanal.
Después hicimos lo mismo en la canción “Selva”: ella recita una poesía de uno de sus libros en la parte C de la canción, que compartimos con Lucy Patané, Metimos la poesía suya; también me divirtió mucho hacerlo, porque para mí fue diferente: meter la voz de mi mamá lo hizo todo mucho más personal.
-¿Cómo fue tu proceso de composición en estas canciones?
-Escribí para “Selva” más de cien ideas; no quiere decir que sean cien canciones brillantes. Me ha funcionado mucho eso de hacer un gran volumen de ideas y de ahí sacar las mejores: entonces de 107 salieron diez, que fueron las elegidas para este disco.
En las ideas me permití probar de todo: cosas más movidas, cosas más introspectivas de todo; en cien ideas te das el lujo de probar. Pero te diría que un 70% no se las mostré a nadie, porque al final es un proceso de experimentación: no eran cien genialidades, eran intentos de prueba y error, una búsqueda muy artesanal, muy personal también: qué me va mejor, qué prefiero.
Buscando un gran volumen de canciones y reduciéndolo a las diez mejores me parece que fue la mejor manera; siempre para un disco es una manera muy eficiente de trabajar, antes que buscar solamente 20 canciones y de esas elegir diez. Para mí cuantas más ideas busque terminó puliendo mejor en lo que es el tamiz: es más fuerte en cien que en 20.
Cada artista trabaja distinto: hay algunos que componen las diez canciones, se toman su tiempo para lograr diez que convenzan y no componen más que eso. En mi caso hago un tamiz.
-No necesariamente las cien eran una canción terminada.
-No, por eso te digo que 70% no se las mostré a nadie (risas).
Mates y videollamadas
-Además de Lucy, el continente está representado por Ximena Sariñana, que es de México, y Debi Nova, que es de Costa Rica. ¿Cómo fueron saliendo esas colaboraciones?
-Con Lucy nos juntamos en su casa, me fui a tomar unos mates con ella, compartir una tarde, y la pasamos súper. Otro día ella vino a mi casa, seguimos charlando, nos fuimos conociendo: Lucy es súper amorosa, es una persona y una artista súper completa. Y salió esta idea loca: nos pudimos encerrar, empezamos a probar cosas en su guitarra, cosas que yo traía. Y apareció “Selva” en una tarde y a mí me quedó enganchada para que vaya al disco.
Es re distinta, no se me hubiese ocurrido sin ella, que tiene una cabeza más loca, más alternativa, de búsqueda de otros colores que los míos. Me pareció re interesante la combinación porque hacemos músicas muy diferentes, y aun así pudimos encontrar un punto en común, con los mates y las galletitas (risas).
Con Debi fue a distancia. La conozco hace unos años: es divina, es una gran amiga de Costa Rica, nos acompañamos en este camino. Y me ayudó a completar una canción que se me había ocurrido en la ducha, que se llama “Celebro”: se me había ocurrido el estribillo y me sonó que Debi me podía ayudar a encontrar el resto de la canción.
La contacté (esto fue en cuarentena), nos sentamos y ya me dijo y empezó a sacar un verso súper lindo de su teclado Rhodes: ahí empezamos a enganchar el resto de la canción con ella.
Y bueno, lo de Ximena fue un lujo: es una gran artista de México, que admiro hace muchos años; escuchar su voz en “Pedestal” fue un regalo porque yo la admiro mucho y ella siempre ha sido muy generosa conmigo. Hemos compartido shows, hemos compartido escenarios en festivales en México, en Colombia, acá en Buenos Aires. Entonces ya hay una relación previa bastante aceitada. Accedió al instante: le gustó mucho la canción, me dijo: “Estoy haciendo sólo colaboraciones que sienta genuinas y que me gusten; para mí es un sí, avancemos”. Tenemos el video, yo feliz de la vida por tenerla. Amorosa, me encantó poder trabajar con ella.
Puesta visual
-Hablando de videos, cada canción tiene uno; que puede ser un clip elaborado o uno más visualizer pero que igual tienen una gran calidad. ¿Cómo fue ponerle más atención a esa parte visual? Además, como varios están filmados en Río de Janeiro, aparecen las mismas chicas, hay una continuidad estética.
-Exacto. La estética de “Selva” habla de una madurez, de entrar en mis treintas, de asumir no sólo mi luminosidad, sino también mis oscuridades, y jugar con ese contraste: con la mujer ya un poco más madura que se amiga con sus oscuridades. Porque la selva tiene su lado romántico y su lado oscuro totalmente amalgamados: siento que los seres humanos somos muy similares en ese sentido. Es volver a un lugar primitivo de baile, de ritmos: pasa por ahí el nombre “Selva”.
Y también porque mi nombre es Silvina, que etimológicamente viene de “silvo”, que quiere decir “hombre (o en este caso mujer) que viven en la selva”. Me encanta que mi nombre venga de la selva, es como un llamado. Aunque si me dejás en el Amazonas una semana no sé si sobrevivo (risas), porque también soy súper citadina.
-Bueno, los videos van de la selva al morro, a los barrios.
-Río de Janeiro la pensamos como una ciudad que representaba ese concepto, porque es una ciudad que está mezclada entre la selva urbana y la real; es súper tropical, mucho más que Buenos Aires.
Hubo una idea soñadora de hacer los visualizers en Río y lo terminamos concretando; lo cual para mí fue espectacular: tomar un avión, ir a Brasil con un equipo de video, y armar los visualizers en una semana. La pasamos súper bien, nos divertimos mucho y quedó todo material en Río que a mí me deja muy orgullosa y muy feliz de haberlo hecho. Lo hicimos con Belén Asad y Edu Beber, hicimos un trabajo re artesanal en Río y la pasé súper bien. Me enfermé en el medio: en todos esos videos tenía una tremenda gripe, recontra resfriada y con fiebre; aun así, hay que dejarlo todo: me puse la camiseta y sobreviví a esos días. Había que hacerlo, era la única opción.
-Es feo estar engripado con calor.
-Igual justo me tocó la semana más fría del año: los brasileños me miraban como “te juro que ese clima no es de Río”: nos tocó lluvia con frío. Cuando salió el sol aquel viernes, que era el último día empezó el calor de nuevo. Dijimos: “Menos mal que nos tocó frío, antes que filmar videos afuera todo el día con 35 grados”.
Salir a mostrar
-El material ya lleva unos meses dando vueltas, lo estás presentando. ¿Cómo sigue tu año? Seguramente tocando mucho.
-Estamos armando una gira muy linda a partir de abril: Rosario y Santa Fe son los primeros destinos, después Córdoba, Mendoza; vamos a ir al norte, a ciertos lugares de la provincia de Buenos Aires. Lo voy a ir anunciando en la medida en que se vayan cerrando las fechas. Y alguna fecha importante en septiembre.
Llevo discos físicos todavía; llevo remeras, bolsos, de todo, para que la gente se lleve de los shows.
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