A medida que las semanas transcurren, las medidas de aislamiento social preventivo para mitigar los efectos de la pandemia de coronavirus encuentran algunos indicios de flexibilidad por parte de los gobernantes. Nuevas actividades se suman a la lista de excepciones y se apunta retornar, de a poco, a cierta instancia de normalidad. Pero para el teatro, esa posibilidad parece todavía muy lejana: es que se trata de una disciplina donde conceptos que hoy están en veda como “encuentro”, “convivencia” y “proximidad” forman una parte esencial de su definición.
El profesor Julio Beltzer, un histórico del teatro santafesino que ostenta casi medio siglo de labor en los escenarios con puestas escénicas recordadas, aceptó la invitación de El Litoral para reflexionar brevemente sobre la actual situación. En primer lugar, recordó algunos otros momentos de las últimas décadas en los cuales las actividad teatral sufrió limitaciones, aunque de una índole completamente diferente. Puntualmente, se remontó a la década del ‘70, cuando se produjo el último Golpe de Estado y relacionó esa circunstancia con términos como “pánico” y “encierro”. “Nos reuníamos como si fuéramos sólo un grupo de amigos que se juntan, para no levantar sospechas y en 1980 hicimos ‘Final de partida’ de Samuel Beckett en la Sala Marechal del Teatro Municipal”, recordó. Todo un desafío: Beckett, al igual que otros muchos autores, estaban prohibidos.
Otra época específica con la cual trazó un cierto paralelismo con la actual fue la crisis social que estalló hacia mediados de 1989, cuando en los tramos finales del gobierno de Raúl Alfonsín y en un contexto de hiperinflación se produjeron los saqueos. “No podía haber reunión de grupos de más de una determinada cantidad de personas y no se podía reunir de noche. Así que nosotros ensayábamos los sábados a la tarde”, rememoró. En ese entonces, bajo su dirección, se estaba preparando una puesta de “Ayayay”de Enrique Butti, con la Compañía Teatro Taller De Santa Fe. “Esa también fue una época de mucha soledad”.
“El teatro es reunión. Jerzy Grotowski habla mucho de eso. Es el encuentro de las personas, de los cuerpos. Y ahora hay como una paradoja muy fuerte con eso. Cuando se vuelva a la ‘normalidad’ entre comillas, hay ejercicios que no se van a poder realizar”, estimó Beltzer, al pensar ya de lleno en la actual coyuntura. De hecho, consideró como de alguna manera su última producción teatral, “Subsuelo”, con la actuación de Octavio Bassó, en cierto modo fue premonitoria. “Es un hombre que está en un subsuelo, que puede ser todos los hombres, porque sintetiza todas las voces”.
Desde su punto de vista, se producirán cambios que pueden llegar a ser paradigmáticos, dado que hasta ahora se trabaja fundamentalmente en relación al contacto y la proximidad. En el tiempo que viene -reflexionó- tal vez haya que pensar primero en obras más cortas o que puedan ser abordadas garantizando los cuidados necesarios.
Desde el momento en que el hecho teatral se estructura alrededor del encuentro, para Beltzer es insustituible por lo virtual, que sirve solamente para mantener el contacto. Sobre todo en una instancia de incertidumbre como la que atraviesa la sociedad, en la cual no existen precisiones respecto de cuando se podrán retomar las acciones presenciales sin riesgo de contraer la enfermedad. “El cine, la televisión y los videos no son el teatro. El teatro es el aquí y ahora, el tiempo y el espacio, la presencia. Ver una filmación no es lo mismo, se pierde el ‘entre’”, manifestó.
“Había una canción de Jorge de la Vega que cantaba Nacha Guevara en la década del ‘70, que dice estemos cerca, aproximémonos, acerquémonos, estrechémonos y abracémonos, rocémonos, bordeémonos y confundámonos. Es absolutamente todo lo que no se puede hacer ahora. Por eso, habrá que buscar líneas de trabajo para encontrarle la vuelta.
Será un proceso largo, pero el teatro va a seguir, de eso no hay duda”, finalizó.
En agosto del año pasado, el Concejo Municipal de Santa Fe distinguió como Santafesino Destacado al profesor Julio Beltzer, a partir de una iniciativa de la concejala Alejandra Obeid. El reconocimiento fue por su trabajo de décadas en el teatro santafesino, como dramaturgo, director y docente medio y terciario.