Teatro del Bardo presenta "El rastro de la canela" en Estudio Barnó
Este sábado llega en formato unipersonal la adaptación teatral de la novela de Liliana Bodoc, con la actuación de Walter Arosteguy y dirección de Valeria Folini. A través de una historia de amor prohibido entre una joven blanca de alta posición social, y un mulato libre comprometido con la causa revolucionaria, expone la compleja red de relaciones de poder, opresión y deseo de la sociedad virreinal.
Con una puesta en escena que combina elementos del drama, la comedia y la tragedia, el espectáculo desarma los relatos oficiales sobre la Revolución de Mayo para dar voz a sectores históricamente invisibilizados. Foto: Gentileza Leonardo Gregoret
Este sábado 8 de marzo a las 21, el escenario de Estudio Barnó (Marcial Candioti 3910, Santa Fe) recibirá la única función en la ciudad de “El rastro de la canela”, unipersonal de Teatro del Bardo basado en la novela de Liliana Bodoc. Con la actuación de Walter Arosteguy y dirección de Valeria Folini, la obra propone un viaje por los mitos y realidades de la Buenos Aires colonial y la Revolución de Mayo.
La función será única y las entradas pueden adquirirse a través de WhatsApp al +54 342 6109467, de lunes a viernes de 16 a 20.
Entre la historia y la ficción
“El rastro de la canela” es una adaptación teatral de la novela homónima de Liliana Bodoc, una de las escritoras más destacadas de la literatura argentina contemporánea. A través de una historia de amor prohibido entre Amanda, una joven blanca de alta posición social, y Tobías, un mulato libre comprometido con la causa revolucionaria, la obra expone la compleja red de relaciones de poder, opresión y deseo que marcó la sociedad virreinal.
Con una puesta en escena que combina elementos del drama, la comedia y la tragedia, el espectáculo desarma los relatos oficiales sobre la Revolución de Mayo para dar voz a aquellos sectores históricamente invisibilizados: esclavos, afrodescendientes y los sectores populares que participaron activamente en la gesta independentista.
Cuentan los creadores y adaptadores: “La invasión napoleónica a España en 1808 había generado una crisis en todas las regiones del Imperio. En el marco de este vacío de poder, en América emergieron distintas tensiones sociales y políticas. La historia que cuenta nuestro espectáculo comienza en este convulsionado año, unos días antes de la Asunción de Fernando VII, y de los festejos en la Buenos Aires colonial de este suceso monárquico.
El 25 de mayo de 1810 se instauró en Buenos Aires la Primera Junta, con Cornelio Saavedra a la cabeza. Pero los historiadores coinciden en que la Revolución no se circunscribió a una sola fecha. Ciertos estudiosos dicen que el proceso revolucionario en el Virreinato del Río de la Plata comenzó hacia 1809, con la conformación de la Junta del Alto Perú, que era parte del Virreinato del Río de la Plata.
Todos los testimonios apuntan a una indiscutible presencia popular y miliciana, tanto el 25 de mayo como los días previos, que inclinó la balanza a favor de los revolucionarios.
¿Qué mitos desandaremos en esta dramaturgia que hace conversar los hechos históricos negados, subestimados y/o distorsionados por la historia oficial con una ficción que abreva no sólo en lo histórico sino en lo sociológico?
En las pinturas icónicas con las que la historia oficial retrata el momento del mítico ‘El pueblo quiere saber de qué se trata’, vemos la concurrencia pacífica y familiar de los criollos al ágora público, a esperar por noticias. Y nos preguntamos:
¿Dónde están los afrodescendientes y las personas de los pueblos originarios?
¿Dónde están los 500 hombres armados y a caballo que reunieron French y Berutti para presionar por la designación de la Primera Junta?
Esta imagen fue iconizada tendiente a generar una visión mítica en las generaciones futuras: que la revolución se redujo a ser un fenómeno lógicamente causal producto de la caída de Fernando VII y no una construcción política resultado de la organización de diferentes sectores o clases de la sociedad: criollos, mulatos, mestizos, zambos, africanos, afrodescendientes y pueblos originarios.
En referencia a los ejes temáticos que contemplará la obra, creemos imprescindible hablar de la sociedad colonial, cuando Argentina no existía aún como tal. Esta sociedad funcionaba según un sistema de castas: la población afro-descendiente, los pueblos originarios, los criollos, los españoles y las numerosas combinaciones de estos grupos humanos que devenían en subgrupos con espacios bien diferenciados en una sociedad jerarquizada y monárquica. Consideramos que este tópico es pertinente para ser desarrollado en el contexto cultural actual donde la palabra ‘casta’ ha sufrido una fragmentación y alteración de sentido”.
El grupo paranaense ha incluido la obra dentro de su propuesta de “Educación por el Arte”, como una herramienta didáctica que permite reflexionar sobre el pasado desde una mirada contemporánea. Foto: Gentileza Leonardo Gregoret
Un teatro con mirada crítica
La puesta en escena cuenta con el apoyo del Instituto Nacional del Teatro y se inscribe dentro del trabajo de Teatro del Bardo, un colectivo teatral independiente de Paraná con más de 25 años de trayectoria. El grupo, reconocido por su compromiso con la investigación teatral y la pedagogía, ha estrenado más de 50 espectáculos y gestiona diversos espacios de formación y divulgación artística.
Dentro de su propuesta de “Educación por el Arte” (donde se proponen jornadas de reflexión y debate con docentes y estudiantes), “El rastro de la canela” se presenta como una herramienta didáctica que permite reflexionar sobre el pasado desde una mirada contemporánea, generando debates en torno a la construcción de la identidad nacional y los procesos de exclusión social.
En este caso, la función se realizará en Estudio Barnó, un espacio cultural independiente de la ciudad de Santa Fe, dedicado a la experimentación y formación teatral. Con una infraestructura que permite la realización de espectáculos de pequeño y mediano formato, Barnó se ha consolidado como un punto de referencia para artistas y público interesado en propuestas innovadoras dentro del ámbito escénico.
Ficha artística
Actuación: Walter Arosteguy.
Dirección: Valeria Folini.
Adaptación: Folini-Arosteguy.
Vestuario: Reina Heels.
Máscara: Tovio Velozo.
Iluminación: Gabriela Trevisani.
Objetos: Edgardo Lara.
Voces: Julia Bendersky y Manuel del Rey Rodríguez.
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