El viernes, desde las 21, el Centro Cultural ATE Casa España (Rivadavia 2871) se convertirá en el escenario de “Todavía Cantamos: 40 años de vida en Democracia”. Las protagonistas de esta celebración serán las talentosas cantantes santafesinas Andrea Eletti, Natalia Pérez y Brenda Böck. Acompañadas por Pancho Torres (dirección musical y guitarras), las artistas guiarán al público a través de un viaje por el vasto repertorio popular argentino y latinoamericano, que fue fundamental durante la primavera democrática de 1983. Así traerán al escenario a autores como Víctor Heredia, León Gieco, Charly García, Silvio Rodríguez y Milton Nascimento. A través de la música y las letras de estas canciones emblemáticas, buscan conectar con la historia y revivir las emociones y los ideales que marcaron aquellos años de transición y esperanza.
Además, participarán del concierto como músicos invitados Hernán Carnero (percusión), Mariano Ferrando (bajo) y Luciano Stizzoli (piano). Las entradas tienen un valor de $1.000 y pueden adquirirse en las boleterías de la Sala.
Antes de la presentación, El Litoral conversó con Pérez para conocer el proceso artístico y vivencial de esta invitación a rencontrarse con el devenir de la Argentina.
Entre amigas
-¿Cómo surgió este proyecto? Más allá Es de que las motivó el aniversario redondo; y también pensarlo.
-En realidad con las chicas (Andrea y Brenda) veníamos queriendo hacer un recital juntas; el año pasado lo empezamos a pensar, y no nos dieron los tiempos para concretarlo. Siempre con esa idea de compartir un repertorio comprometido socialmente y todas esas cuestiones, que que cada en el género que interpreta lo viene haciendo.
En diciembre del año pasado nos juntamos y dijimos: “Bueno, hay que concretar esto”; y salió este espectáculo, estamos sumamente contentas, muy felices de poder llevarlo adelante.
-¿Qué significan 40 años de democracia hoy, más allá de que es el aniversario de un comicio?
-Es muy fuerte: porque es una celebración, más allá de todo lo que ha pasado en estos 40 años, que hay cosas que están medio heavies (risas). Son 40 años de la vida de un país en democracia; entonces, decíamos que es un hecho sumamente importante para celebrarlo a través del arte, y específicamente de la música.
Empezar a buscar material es sumamente enriquecedor, fue muy hermoso.
-Ya se habían hecho cosas sobre el tema: los que buscaban las canciones prohibidas, las canciones que fueron emblemáticas. ¿Cómo se llega a una síntesis?
-Es difícil, porque te ponés a buscar y hay un material interesantísimo. Y además las tres tenemos distintas edades: yo soy la más grande, siempre lo aclaro para que no se ofendan (risas). Escuchamos distintas cosas en esta época; y cuando lo convocamos a Pancho Torres para que haga de director musical, también él tenía otra escucha. Entonces nos empezamos a pasar material; y llegamos a la conclusión de que lo que queríamos era armar un espectáculo donde estuviesen canciones que, quien vaya a escucharlas, las conozca: las haya escuchado en en alguna peña, en algún momento de su vida, en estos 40 años. Vamos a estar tres personas cantando, pero quien nos vaya a acompañar va a conocer las canciones.
Articulaciones
-Cuál el vínculo de esas canciones?
-Lo social latinoamericano, lo popular, que nosotros le decimos. Cuando hablamos de popular va más allá de hablar de la masa, sino de lo que dice la letra. Hay un hombre, una mujer, que forman parte de un contexto; y quienes escriben (los autores, autoras) entienden que esas personas se sienten atravesadas por lo que pasa socialmente en ese contexto.
-Son canciones sociales pero al mismo tiempo tenían que ser conocidas.
-Exactamente: que sea un ida y vuelta con el público. Porque por ahí había grupos que no fueron tan difundidos, o no tan conocidos como por ejemplo Víctor Heredia, León Gieco, Silvio Rodríguez o Pablo Milanés; que sí están en el repertorio.
Es es una búsqueda hermosísima, la de empezar a indagar e ir pasándote material y decir: “Escuchá esto, escuchá aquello”; y pasás como los chicos con YouTube, siete horas escuchando música (risas).
-“Lo convocamos a Pancho” es una forma de decir, porque vos con él sos coequiper hace un montón; con los cual hay un código compartido, y una generación (como las chicas comparten otra). Ustedes son los que tienen quizás más vínculo con el 83, mientras que las chicas tienen otra conexión.
-Puede ser. Y también tiene mucho que ver lo que uno ha ido escuchando en su casa. No costó, porque fue una apertura desde todos los lugares: “A ver, vamos a escuchar, ¿Qué canción te gustaría hacer, Brenda? Ponele tres. ¿Y vos Andrea?”. Y en el último ensayo dijimos: “Saquemos este y pongamos este otro”. Me encantó ese laburo.
Y además cantar canciones con las que cada una se sienta cómoda en lo que dice, en la tonalidad.
-¿Cómo fue el laburo de Pancho para armar algo que las pongan en un mismo plano a las tres, y a canciones que originalmente tienen diferentes instrumentaciones, diferentes estilos?
-Pancho es muy de sugerir, pero también preguntar a quien está armando algo con él; para que ese alguien esté cómodo. Nos decía, por ejemplo: “Puede ser esta canción solista, y esta en grupo”. Lo fuimos armando con ese criterio, fue todo muy compartido. Y y esta cuestión de estar de acuerdo con lo que uno va a interpretar.
-Y también tener un grupo, una base estable, que pueda hacer sonar todas las canciones.
-Tiene mucho que a ver que que estoy tocando con Pancho ya del 2014, pero fue también hablado con las chicas; y el primer nombre que surgió fue Pancho como director musical; porque a la vez las chicas también han hecho cosas musicales con él. Entonces quedaron Mariano Ferrando en bajo, Hernán Carnero en percusión, Luciano Stizzoli en piano y Pancho en la dirección musical y guitarra.
Autores y momentos
-Ponen en diálogo a distintos autores que también escribieron en distintos contextos. Cuando Pablo y Silvio llegan a la Argentina en los 80 es un hecho que tiene que ver con la democracia, pero al mismo tiempo esas canciones se escribieron en otro contexto totalmente diferente. Charly escribía crípticamente...
-Charly también está (risas). Hablábamos con algunos amigos y amigas y les decíamos: “Queremos hacer esta canción”. Y nos contaban: “Esa la cantábamos en la peña de tal lado”. Y está buenísimo eso: es como un volver a pasar por el corazón (diría Eduardo Galeano) algunas canciones que han sido fundamentales en el cancionero popular latinoamericano, pero también en estos 40 años de vida en democracia, que nos han costado un montón, y hay que seguir peleándola y manteniéndola.
-También el trabajo del artista es poder ir mostrando en estos 40 años el clima de cada época.
-Totalmente de acuerdo. Es muy gratificante, me encantó hacer este proceso. Y siempre te quedás con ganas de hacer otra.
-Eso no se dice (risas). Porque había que ir achicando, si no íbamos a estar diez horas cantando. Porque hay mucho mucho material, y muy rico. Hay un abanico muy grande, de “Quien quiera oír que oiga” hasta “La maza”.
-“La maza” nos lleva a la vuelta de Mercedes Sosa.
-Ese trabajo fue fundamental para nosotras: juntarnos, escuchar y y emocionarnos.
-Se había abierto la puerta, ella vuelve en el 82. Todavía estaban “los muchachos”.
-Hablamos con gente que estuvo en ese recital. Es una es una caricia muy profunda esto que que estamos armando.
Modo de vida
-Esto tiene que ver con un trabajo que cada una desde su lugar lo manifiesta a su manera. En tu carrera, siempre has intentado hacerlo carne desde un repertorio, y desde decisiones desde “a dónde vamos a tocar”, porque también pasa por ahí. ¿Cómo es ser una artista comprometida? Porque eso abre puertas, pero cierra otras puertas.
-Sí, totalmente. Creo que también a las tres nos une la militancia: de coincidir ideológicamente en algunas cuestiones, de cantar lo que cantamos; de militar la música. Después uno elige estar de un lado en donde en algunos lugares se abren las puertas y en otros no; pero bueno, es lo que uno eligió: yo no me arrepiento de haber elegido lo que elegí.
Porque para mí también eso es algo sumamente importante: cantar lo que escuché toda mi vida. No es que no me gusten otros géneros: no sé cantar otra cosa. Si mi invitan a cantar tango o cumbia tendría que estudiarlos, porque no los sé cantar. Canto hoy lo que escuché toda mi vida y me encanta poder decir eso. Que tiene que ver con dónde me crié, lo que se escuchó, y nunca fue una imposición.
-Si bien hubo cambios de repertorio, que en algún momento fue más argentino, después más latinoamericano, pero siempre con una identidad,
-Sí. De esto que decía del concepto que manejo de lo popular. Concepto al que llegué no porque me las sepa todas, sino porque me apasiona esto; y cuando desde la docencia he tenido que hacer tesis y todo lo derivo siempre para ese lado. Entonces he leído bastante, y llego a ese concepto después de todos los autores que he leído.
-Hablabas del aprendizaje de los géneros. Fuiste aprendiendo, pero de manera orgánica.
-Fui aprendiendo lo que quise (risas). No me puedo quejar: trabajo donde quiero, canto lo que quiero. Pero sí, ha tenido estas cuestiones, pero se las banca. Y no soy la única acá en Santa Fe, hablando de nuestro lugarcito: somos varias personas que estamos. Pero bueno, me parece que es una manera de militar el arte; o (si es muy amplio el concepto de arte) de militar lo que uno decide interpretar. Que para mí llega a ser un modo de vida.
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