En La 3068 (San Martín 3068) tendrá lugar uno de los primeros estrenos del año en la escena teatral santafesina. Se trata de “Bodas de sangre”, donde el director y dramaturgo Edgardo Dib hace un abordaje libre de la clásica obra de Federico García Lorca, un autor al cual revisó en distintas circunstancias de su carrera y cuya prosa retorna.
La presentación está prevista para el viernes 6 de marzo a las 21 y las funciones seguirán todos los viernes hasta finalizar abril. Para trazar esta propuesta escénica, Dib se rodeó de un elenco de notables actores, que ya trabajaron junto a él en diversas oportunidades: Luchi Gaido, Sergio Abbate, Rubén Von Der Thüsen, Raúl Kreig y Daniela Romano.
Esta versión de “Bodas de sangre” mantiene el nudo narrativo y el devenir de los sucesos que García Lorca plantea en su texto original, donde drama y poesía comulgan para contar una historia de amor signada por el fatalismo. Pero Dib realiza una modificación y ahora los personajes están en la edad adulta. Así, como dice el propio director, “el tiempo es una navaja que pendula sobre las cabezas de estos seres marcados por un sino implacable”.
Intertextualizando la obra con otro clásico de Federico (“Doña Rosita, la soltera”), esta adaptación presenta a una mujer entrada en años, solterona (La Novia) que se permitirá, quebrando todas las leyes del mandato social, finalmente casarse. Así, La Novia apuesta a una nueva esperanza casándose con El Novio, un hombre también solterón atado a su Madre, quien sólo masculla rencor contra quienes mataron a su marido y a su otro hijo: Los Félix. Pero La Novia no puede olvidar al amor de su juventud, Leonardo Félix. Ambos vieron truncada su relación amorosa por orden del padre de la entonces joven mujer.
Ahora, Leonardo (un cincuentón sin los bríos necesarios para conseguir un nuevo trabajo) está casado con la prima de La Novia y vive precariamente, bajo la sombra del alcohol.
Leonardo desespera al enterarse de la inminente boda y el antiguo amor vuelve para caer como una escarcha inestable sobre La Novia y Leonardo. Ya no los persigue la pasión inconclusa sino el amor.
Edgardo conoce el mundo de Lorca desde joven. “Cuando comencé a hacer teatro, en el año 1987, estudiaba en el Taller de la Universidad. Teresita Istillarte hizo un taller sobre “Bodas de sangre”, obra que no conocía. Y trabajamos sobre la atmósfera de Lorca, cada uno con su personaje. A mí me tocó el de la Luna y quedé muy enganchado”, confió.
En esta nueva versión, Dib propone una vuelta de tuerca. “Hice un corrimiento de las edades de los personajes, para contar esta historia en la edad adulta, donde la pasión es otra cosa. En la obra original, hay una pasión ciega por el deseo. Aquí, lo que lleva al fatalismo es la necesidad imperiosa de resolver o concretar algo que no se puedo hacer en su momento. Por eso hablo más del amor que de la pasión”, aseguró Dib.
Pero el mensaje de esta mirada crepuscular del clásico lorquiano habla también de que la pasión, con sus particularidades, es posible en cualquier edad, no es privativa de la juventud. “Estos personajes no están yermos, secos o áridos. Tienen sus cuerpos vivos. Pero la pasión después de los 50 es distinta a la de los 20”, manifestó el director.
Una escritura que sobrevive
Dib realizó una versión libre, pero en la cual intentó todo el tiempo mantenerse aferrado al estilo lorquiano, a su sintaxis, hipérboles y metáforas. Algo que fue posible por la condición de clásico de “Bodas de Sangre”, algo que abre camino a reelaboraciones de todo tipo. “Eso es lo que hace que sea un clásico. Que la palabra escrita, el cómo está escrita y lo que se cuenta, trascienden el contexto inmediato y puede ser traspolado a distintas épocas”, recordó Dib.
Finalmente, Edgardo afirmó que llevar a cabo un trabajo con el equipo que se formó para esta puesta representa un motivo de alegría. “Aparte de ser mis amigos personales, son mi familia teatral. Cuando uno trabaja con actores que no conoce tiene a favor el desafío de descubrirlos y sacar de ellos lo mejor. Cuando nos conocemos tanto, hay un camino allanado en el sentido en que conocen mi modalidad. Pero al mismo tiempo hace que yo esté muy atento a lo que proponen actoralmente, para despegarlos de trabajos anteriores”, concluyó.
El elenco está conformado por Luchi Gaido (La Novia), Sergio Abbate (Leonardo), Rubén Von Der Thüsen (El Novio), Raúl Kreig (La Luna) y Daniela Romano (La Muerte). Diseño de vestuario, escenografía, iluminación y banda sonora pertenecen a Dib. La realización y plástica de elementos escenográficos a Lucas Ruscitti y Federico Toobe. La fotografía lleva la firma de Leonardo Gregoret y José Casco es el responsable del diseño gráfico. La asistencia de dirección es de Daniel Acosta y la dirección general de Edgardo Dib.
En su rol de director, Edgardo Dib abordó en varias oportunidades a autores clásicos del teatro universal. Una de las puestas más recordadas que generó de este modo es “El jardín de los cerezos. Suite para cuatro personajes”, inspirada en la obra de Antón Chéjov. Visitó el universo de García Lorca en “La casa de Bernarda Alba”: en 1993, con dirección de Sergio Abbate, interpretó al personaje de “Martirio”, en 2004 dirigió una versión en Buenos Aires, “La casa Alba o la otra orilla del mar”, y en 2016 puso en escena en Resistencia “Las Hijas de Bernarda”.