"Que sí, que sí... que no, que no". O, si no, otro más conocido: "Ta ta ta ta ta.... ínooo!". Los relatores santafesinos intensificaban su narración cada vez que Colón llegaba a la puerta del gol, pero anoche, todas las gargantas se fueron sin el más mínimo rasguño. El conjunto de Mohamed careció de precisión y creatividad para encontrarse con la victoria.
Es cierto que hubo situaciones que desataron los insultos al aire por parte del hincha. Porque Colón pegó un tiro en el palo, otro en el travesaño junto con una serie de rebotes que bien pudieron terminar en el fondo del arco de Kletnicki. De todas maneras, la escasez de resolución y confianza para encarar, por ejemplo, un contraataque, se hizo notoria.
Los momentos en los cuales Colón debió presionar a fondo, desaceleró; y viceversa, porque cuando la jugada demandaba una mayor atención, una frialdad absoluta, el jugador de turno equivocaba su decisión. Tampoco se puede apuntar a nadie en particular, ya que la falla es colectiva. El tipo elegido por Mohamed para que sea el hilo conductor de cada ataque es Rodrigo Díaz, quien no anduvo. Pero este equipo no puede descansar tanta urgencia en un solo futbolista. Nadie lo hace. Como ejemplo, y salvando tan marcadísima distancia, Boca lo pasó por encima al Colo Colo en la Copa Libertadores y lo hizo sin Riquelme, con un hombre menos durante 70 minutos.
El primer tiempo no dejó casi nada. Sólo un remate de Capurro, tras una importante combinación por derecha, que rebotó en el palo izquierdo del arquero de Gimnasia y Esgrima de La Plata.
Para el complemento, las charlas en los pasillos de la zona de palcos sugerían algún ingreso salvador. Primero, Mohamed metió al venezolano González en lugar de un silbado Iriarte. El entrenador sabalero buscó una respuesta del "Maestrico" en cuanto a comenzar su recorrido por izquierda, cerrarse hacia el centro y aprovechar el remate. Lo hizo en una oportunidad y la situación fue la más desopilante de todas: Kletnicki dio rebote y Gandín impactó la pelota en el travesaño; el balón picó afuera y lo tomó Carignano, que dominó y remató de zurda, pero lo tapó un defensor.
Esa increíble situación fue el fiel reflejo de dos cosas: la insistencia de Colón en ir hacia adelante, tal como obliga el actual promedio, y la desorganización generalizada de muchos ataques del conjunto sabalero.
Ignacio Andreychuk[email protected]