Economía: ECON-01
Bush dijo que el paquete es grande "porque el problema es grande"
El Congreso apoyaría el rescate pero quiere ayuda para los trabajadores
Los demócratas están dispuestos a votar a favor el salvataje financiero, pero exigen que el gobierno tome medidas para proteger a los "trabajadores". La filial argentina de Lehman se incluyó en la transferencia a Barclays.

De la Redacción de El Litoral

Líderes congresistas estadounidenses evaluaban hoy una rápida votación favorable a la propuesta de la Casa Blanca de rescate al sector financiero, que prevé un gasto de 700 mil millones de dólares los primeros dos años, pero pidieron que además de ayudar a los bancos de Wall Street se apoye a los trabajadores.

Este mediodía, el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, declaró que el plan de su gobierno para poner fin a la crisis financiera, que envió anoche al Congreso, era "grande porque el problema es grande".

"Les diré a nuestros ciudadanos y seguiré recordándoles que el riesgo de no hacer nada es mucho mayor que el riesgo del paquete", agregó.

Las noticias del masivo plan de rescate, que tiene por objetivo "la compra por parte del gobierno federal de activos no líquidos como las hipotecas en dificultades de bancos y otras instituciones financieras", provocó un fuerte rebote de los mercados, que tuvieron subas históricas en todas las bolsas del mundo.

La líder demócrata en la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, dijo que le aseguró al presidente George W. Bush que ella se comprometía a una "rápida acción bipartidaria". Pero aclaró que se debía proteger a los estadounidenses de a pie - "Main Street"- de la debacle del sector financiero en Wall Street, y reducir las ejecuciones hipotecarias.

"Para evitar un agravamiento de la crisis y dar vuelta esta economía, la propuesta no sólo debe ocuparse de los temas estructurales de fondo en los mercados financieros, sino también proteger a los contribuyentes y fortalecer la clase media", afirmó el líder de la mayoría en el Senado, Harry Reid.

Lehman

Un tribunal de bancarrotas de Nueva York aprobó de manera expeditiva la venta al británico Barclays de los activos banco de inversión Lehman Brothers, que se declaró en quiebra hace seis días, por 1.750 millones de dólares.

El juez tuvo que rechazar las objeciones que pusieron muchos de los acreedores de Lehman, que se quejaban de que el proceso de estaba moviendo muy rápido, y aceptar la propuesta de Barclays consciente de que era la única que había sobre la mesa y que sería una operación que ayudaría a estabilizar a los mercados.

Esta transacción permitirá salvar unos 10.000 empleos, y proteger las cuentas de clientes de Lehman Brothers, que ascienden a unos 138.000 millones de dólares.

El acuerdo implica la venta a Barclays de la unidad de renta fija y variable de Lehman, así como las unidades de trading y de investigación. También incluyen las filiales en Canadá, Uruguay y Argentina.

Con la operación, el banco británico asume también compromisos con los empleados de Lehman por importe de 2.500 millones de dólares, y costes de modificaciones de contratos por importe de 1.500 millones de dólares.

En el momento de declararse en quiebra, Lehman justificó ante el juez que tenía deudas acumuladas por importe de 613.000 millones de dólares, y activos por importe de 639.000 millones.

Ahora, al banco de inversión le queda pendiente vender sus activos en Japón, si bien existen negociaciones con el Barclays y también con el Mitsubishi UFJ Financial Group, según medios financieros.

También esta pendiente la venta de algunos activos en Europa, como la unidad de finanzas corporativas y de gestión de activos. Entre los potenciales compradores están también Barclays y el banco japonés Nomura Holdings Inc.

Por su parte, los administradores de los negocios europeos de Lehman Brothers han reclamado la devolución de 8.000 millones de dólares que ese banco transfirió a la compañía holding en Estados Unidos antes de que el grupo se declarara en quiebra.

"Pregúntenle a Bush"

El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, insistió hoy en que la actual crisis financiera internacional es un problema del gobernante de Estados Unidos, George W. Bush, y que su papel es cuidar de que no contagie a Brasil.

"La prensa me pregunta: "¿Y la crisis estadounidense?' Y yo les respondo: Pregúntenle a Bush. La crisis es de él y no mía", afirmó el mandatario al participar en la ceremonia de inauguración de una universidad y de una termoeléctrica en el Estado de Río Grande do Norte (nordeste de Brasil).

"Yo lo que tengo que hacer es cuidar de mi país para no permitir que se contagie de la crisis", agregó al insistir en la fortaleza de los fundamentos económicos brasileños.

Lula aseguró que si esa crisis hubiese ocurrido hace diez años, "el estornudo de Estados Unidos habría provocado una pulmonía en Brasil".

Pero, agregó, con reservas internacionales suficientes y una balanza comercial diversificada, Brasil está hoy en condiciones de hacerle frente.

"Por eso diversificamos la balanza. Antes dependíamos de Estados Unidos y de Europa y hoy ya exportamos en igual volumen a otras regiones como Latinoamérica. Ya no dependemos de uno o de dos países", declaró.

"Además, el FMI ya no está aquí para dar su opinión en lo que hacemos y nosotros tenemos 207.000 millones de dólares en reservas, suficientes para no permitir que este país sea víctima de la especulación inmobiliaria o de especulación financiera", indicó.

Alemania

La canciller alemana Angela Merkel consideró que los gobiernos de Estados Unidos y el Reino Unido tienen parte de responsabilidad en la crisis financiera internacional por haber respaldado a los mercados en su resistencia a someterse a regulaciones voluntarias. Merkel dijo que debía haberse aprovechado la crítica para sacar las conclusiones correctas y buscar una mayor transparencia en los mercados financieros internacionales. Insistió en que se necesita además de regulaciones nacionales, más acuerdos internacionales en contra de especulaciones irresponsables. La canciller volvió a recordar que en 2007, durante la presidencia alemana del G8, ella y su ministro de Finanzas, Peer Steinbrück, habían insistido en la necesidad de introducir una mayor transparencia en los negocios financieros internacionales y en los los fondos de alto riesgo. Eso trajo, según Merkel, algunos impulsos pero el Reino Unido y Estados Unidos no colaboraron en su momento con la iniciativa, aunque esto ha cambiado, según la canciller.