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La experiencia de fundación Renacer
Cómo revertir los trastornos de la conducta alimentaria
Esta ONG de nuestra ciudad brinda tratamiento para los trastornos de la conducta alimentaria. Sus responsables aseguran que es fundamental el compromiso del paciente de querer recuperarse y el acompañamiento familiar para lograrlo.

Mariana Rivera

"Salir se puede pero el tema es que uno le tiene que poner mucha voluntad y comprometerse con el tratamiento, además de que necesitás tener el apoyo de tu familia", contó Alejandra Beloso, una ama de casa de 36 años, que vive al norte de nuestra ciudad, quien desde hace más de dos años concurre a fundación Renacer para recibir un tratamiento por su anorexia.

Llegó a esta institución después de recorrer varias que no le dieron una respuesta al trastorno de la conducta alimentaria que padece -según reconoce- desde que tenía 8 años. "Era la última puerta que podía golpear. Quería curarme y no podía porque no sabía adónde más concurrir, y en una guardia médica a la que tuve que ir por problemas de salud me dieron la dirección de fundación Renacer", reconoció.

Alejandra asegura que tomó conciencia de su enfermedad hace 8 años y que desde hace dos "está en tratamiento y casi recuperada". Según recordó, "tenía 27 años cuando asumí mi enfermedad a raíz de una depresión y otros problemas psicológicos. Pedí ayuda a mi familia y fue entonces cuando se dieron cuenta de lo que tenía. Estuve internada porque estaba muy alterada, tenía poco peso y muchas jaquecas, y un psiquiatra me dio el diagnóstico".

Su familia está compuesta por su esposo y tres hijos, de 14, 12 y 11 años. "Creo que durante los embarazos tuve un Dios aparte porque no había tomado conciencia de mi enfermedad y nacieron bien, aunque con bajo peso. Todo lo tenía distorsionado e, incluso, mi hija estuvo desnutrida cuando tenía 4 años y yo no me daba cuenta", advirtió.

Sin embargo, el tratamiento que está realizando le enseñó a mejorar su salud y la de su familia. En este sentido, explicó que "arrastraba a toda mi familia con mi enfermedad y no era vida para ellos. Pensaba que un plato de comida era mucho para mis tres chicos. Ahora tomé conciencia que tenía que alimentarme: hago mi propia comida y la de mi familia, me siento a la mesa (cosa que antes no hacía) y me alimento sano".

Por último, aseguró que "mi familia está muy contenta y me dicen que notan el cambio que hice en mi mirada y en la forma de actuar, porque antes yo era muy agresiva y violenta. Yo me doy cuenta que tengo otras actitudes con la gente. Por eso estoy muy agradecida a mi familia y a todos los profesionales de fundación Renacer".

Cubren las obras sociales

"fundación Renacer se dedica específicamente a dos temáticas: adicciones (alcohol y drogas) y trastornos de la conducta alimentaria (incluyendo bulimia, anorexia, sobrepeso y obesidad)", recordó Rosa María de Lupotti, presidenta de la institución, al tiempo que aclaró que "desde 1992 nos dedicamos a las adicciones y desde hace 5 años incluimos el tratamiento de los trastornos de la conducta alimentaria porque también se los considera una adicción. Para eso, organizamos una capacitación para nuestros profesionales en este tema, que estuvo a cargo de los asesores de la fundación, como el Dr. Guillermo Fernández y profesionales de la Universidad del Salvador".

Asimismo, mencionó que "nuestro trabajo es bastante intenso y ya tenemos personas recuperadas. Queremos que la comunidad sepa sobre este tratamiento para trastornos de la conducta alimentaria, que afectan a tantas niñas y jóvenes y los perjudica en su salud, el estudio, y su vida social o laboral. Consideramos que, durante su tratamiento, no deben abandonar la escuela ni sus actividades sociales y culturales porque si esto ocurre es muy difícil su reinserción. Además, recientemente han salido las leyes para la cobertura de estas patologías por parte de las obras sociales".

Un grupo interdisciplinario de profesionales de la salud tiene a su cargo la admisión de los pacientes con trastornos de la conducta alimentaria y la indicación de un tratamiento, que semana a semana es analizado por sus integrantes para indicar cómo seguirlo.

Atender cada caso

"A pesar de que se piensa que esta patología es propia de las adolescentes tenemos pacientes de todas las edades, tanto adolescentes como adultos y jóvenes, quienes padecen estos trastornos desde la adolescencia", aseguraron Mariana López, Lic. en Psicología; Merarí Hanke, Lic. en Nutrición; y Patricia Velásquez, psicopedagoga, en nombre del equipo, que también integran Cristina Cura, asistente social, y Gisele Vales, médica.

También aclararon que "los pacientes llegan generalmente con un familiar, nunca vienen solos, o algún familiar llega pidiendo información y asesoramiento sobre esta patología. Es fundamental que pasen por un proceso de admisión para que todo el equipo elabore un diagnóstico y el perfil del paciente, además de tener en cuenta el grupo familiar. Siempre trabajamos con un referente (amigo o familiar) porque necesitamos una contención desde afuera para continuar con el tratamiento y porque también se organizan grupos de familiares y de pacientes".

Por último, agregaron que "también se organizan reuniones especiales entre el paciente y su grupo familiar, en el ámbito de la institución, que se denominan consejerías. Consisten en juntarlos para abordar alguna conflictiva particular que pueda estar obstaculizando el desarrollo del tratamiento. Generalmente puede surgir de la demanda del mismo paciente o de su grupo familiar, incluso del propio equipo de profesionales. Como los familiares tienen cierta resistencia para reconocer a estos trastornos como un problema, es fundamental incorporar a algún familiar dentro del tratamiento del paciente, para que haya más compromiso".

Reconocer el problema

Las profesionales de fundación Renacer aseguraron que "generalmente hay una negación de la enfermedad y apuntamos a que la reconozcan pero sin pensar que son enfermos sino que están enfermos, diferenciando la enfermedad de la persona".

También advirtieron que "muchas veces, durante el tratamiento algunas pacientes tienen complicaciones médicas y éstas mismas hacen que tomen conciencia de la gravedad de su enfermedad. Ahí es cuando crean un cambio y reconocen su enfermedad, un gran paso para su recuperación".

También explicaron que "es muy difícil poder combatir el trastorno que estas pacientes tienen de su imagen, para empezar el tratamiento. A la nutricionista se le hace muy difícil tratar de incorporar alimentos a la dieta, incluso una ciruela. Es fundamental cambiar esas ideas para conseguir un cambio de hábitos alimentarios. Las pacientes tienen la autoestima muy baja y está distorsionado el desarrollo del autoconcepto. Hay que hacer una reconstrucción de la identidad, dependiendo de cada familia y la edad de la paciente".

Por último, plantearon que "los trastornos de la conducta alimentaria están asociados a otros trastornos secundarios como la ansiedad y la depresión o el cambio de estados de ánimo (irritabilidad e inestabilidad), motivo por el cual esto también es tenido en cuenta en el tratamiento. En la institución no atendemos casos severos sino que se ofrece tratamiento ambulatorio, motivo por el cual los pacientes pueden seguir haciendo sus actividades y sumarlas a las que deben realizar en la institución. Es fundamental que no se aislen durante el tratamiento".

Más información Fundación Renacer: Maipú 1949, teléfono 456-1900, de 16 a 20; e-mail: [email protected]; en Internet: www.fundacionrenacer.org.ar