Nosotros: NOS-21
Toco y me voy
Lo que se dice, a la moda
Todo pasa, todo llega y todo vuelve. Lo único que yo sé sobre las tendencias en la ropa es que una o dos veces al año, cuando se presentan las colecciones para toda la temporada, me sugieren que escriba sobre el último grito de la moda. ííííAaaaahhhhhhhhh!!!! Por Néstor Fenoglio

Puesto a comentar sobre moda, vengo a ser una especie de "Bambino" opinando de cine: un desafortunado choque de imposible conciliación (no es muy compatible un chanfle de zurda con Godard) cuyos resultados deberían ser en principio desopilantes. Hay como una tendencia en Buenos Aires a hacer a hablar a la gente de lo que no sabe. Eso es la televisión y si me apuran la Argentina misma, empezando por sus autoridades.

Pero colocado en el bretel, déjenme decirles mis chiquitos que decididamente, la moda ha puesto una mirada retrospectiva y se inspira, me dicen, en los setenta: colores estridentes y definidos, flores, reminiscencias psicodélicas... Todo eso que ya vimos en alguna parte pero puesto en estos cuerpos de hoy que tienen, otra cabeza, desde luego. O sea que el choque y la desacralización están asegurados.

Hay todo un flower power, que nunca sabré exactamente qué corno es pero suena impresionante: el poder de la flor o la flor al poder, con la primavera a la vista. Pero todo esto, con su toque retro y de nostalgia, a este mundo de bandas urbanas, emos, floguers, meimportatodouncarajo y demás. Es como ir al picnic pero todo envuelto en celofán.

Así que quienes se apresuraron a dejarse el pelo largo, la barba, y cierta onda desprolija y semi exenta de agua, les aclaro que la mano no viene por ahí: vuelve la onda hippie pero en cuerpos súper limpitos y producidos hasta la exasperación. Nada de casualidad, lo siento.

Y si a muchos se les cae un lagrimón pensando en amor y paz y en esos picnics gloriosos y bailes de la primavera en que uno podía salir con una o varias niñas, les digo que lo único que se imita es la ropa, así que tendrán que anotarse en un grupo de amor virtual por internet o estar impecables para nadie.

Hecho el exabrupto ácido (los colores ácidos -toda una sinestesia- están de que te recontramoda, mis chiquitas), les paso a informar que no van más los pasteles (para mí no es novedad: hace rato que yo tengo prohibido los pasteles) sino que se utilizarán los colores fuertes y definidos.

Hay una búsqueda expresionista de vida (con la inflación soterrada que tenemos, vamos al expresionismo seguro; yo siento una ganas locas de expresarme a los gritos, aunque el Indec susurre) que contrasta contra cualquier apagado toque urbano, o cualquier ascetismo minimalista: trazos de colores, mis chiquitos, vida emotiva y plena, aunque sea por una temporada.

A todas las que se compraron algo lila o violeta, les aclaro que ahora es imprescindible el naranja o el rosa chillón. Lo lamento. Igual no tiren la ropa recién adquirida, porque dentro de tres décadas vuelve. Es cuestión de mantenerse más o menos así. Saquen cuentas, si quieren, cómo estarán en el 2.040 e imáginense con esa coqueta casaca violeta... Y si no, vean la vigencia de la tía Clara, soltera todavía pero con varios picnics encima: nunca tiró la ropa de entonces y ahora está de recontramoda y recibe las visitas de todas sus sobrinas que escarban contentas en su placard.

La otra cosa "in" (y bueno, hermano, esto es un comentario de modas), que no viene de in-cómoda ni de in-útil, sino del inglés y en oposición al out (así que basta de outlet, carajo; hay que comprar ropa en inlet) es la generalización de los motivos florales. Uno allí puede dudar de la originalidad de los diseñadores porque flores en primavera no sólo no parece novedoso sino bastante obvio, ¿no? Pero es así: floripones enormes y coloridos, mujeres calas, mujeres magnolias, mujeres gladiolos, un jardín en movimiento en plena calle.

Y para nosotros, los hombres, con esta tendencia metro a súper producirse, con esta onda emo, con estos pelos peinados al viento norte (horas, los vagos en el espejo; y no se hagan los cancheros que el varonil engominado llevaba también su tiempo), viene también una onda de pantalones ajustados onda ciclista (no me cuenten) que se llaman pitillos y no diré más, pero es similar al estilo chupin de las chicas. Yo tuve dos chupines esta temporada: uno de pescado y uno con grapa: el pedo me duró dos semanas. Por último, siempre en materia de pantalones y estando en plena discusión quién los lleva realmente bien puestos, se usan unos bien abombados. Acá también tenemos unos cuantos de esos. Vayan pasando mis chiquitos. A la pasarela. Y saluden, que nos vamos hasta la temporada que viene...