Elvira Ramallo

El asesino le despellejó el rostro

José Luis Pagés

jpages@ellitoral

Elvira Ramallo, la mujer asesinada el lunes en las afueras de Ceres, junto a la Ruta 34, fue cruelmente torturada y mutilada.

Elvira Ramallo murió degollada o acaso golpeada con singular saña, pero el matador no se conformó con ello, también le infligió heridas innecesarias y espantosas.

El asesino asestó golpes demoledores en el cráneo de la víctima al punto de hacerle saltar muelas y dientes, y enseguida le practicó un corte profundo en la garganta.

Antes o después de esas heridas mortales con el mismo cuchillo el matador abrió el cuerpo de la mujer -entre el tórax y el pubis-, y además despellejó su rostro desde la nariz hacia abajo.

La descripción de las heridas, con sus aterradoras características, no es ociosa ya que permiten delinear el perfil del asesino, una silueta trazada a vuelo de pluma que coincide llamativamente con el estilo del único sospechoso hasta el momento.

Hugo Robledo, un presidiario que el próximo octubre habría cumplido con los años de condena que en 2002 le fueran impuestos en un caso de “abuso sexual gravemente ultrajante”, fue visto durante el atardecer del domingo en inmediaciones del sitio donde desapareció la víctima, según relato de una de sus amigas.

Hugo Robledo, sospechoso y único detenido hasta el momento a disposición del juez Aldo Precerutti, fue apresado en 2002 después de dejar al borde de la muerte a su compañera de entonces.

El hombre pretendía colocar a su propia compañera en el circuito prostibulario pero ante la negativa de aquella, reaccionó violentamente, la vejó una y otra vez y en reiteradas oportunidades la sometió a inimaginables tormentos, quemándola e infligiéndole graves lesiones en sus partes íntimas.

El sujeto, de unos cuarenta años de edad, sigue detenido y no se descarta que en las próximas horas el magistrado disponga que sea sometido a exámenes médicos siquiátricos. Mientras tanto el cuerpo de la infortunada mujer fue sometido a autopsia en la Morgue de la ciudad de Rafaela.

Tras su horrible muerte, Elvira Ramallo es llorada por sus numerosos hijos, también por su compañero y amigas que la vieron con vida por “ultima vez la noche del domingo 13, cuando como todos los días hacía su trabajo, quizás el único que podía hacer, a la vera de la Ruta 34”.