Un equipo con una figura inolvidable...
Cuando el “Negro” Arrúa rompió
con el mito de Gimnasia y Esgrima
La consagración de Kimberley, bastión basquetbolístico del sur de la ciudad.
Tomás Rodríguez
(Especial para El Litoral)
Un modesto equipo de básquetbol del barrio sur que conformaban las familias tradicionales del lugar, con un grupo de apasionados dirigentes, asociados y colaboradores se dieron a la tarea de construir a pulmón, con ladrillo picado y cemento armado, su cancha de baloncesto al aire libre sobre calle 9 de Julio, entre República Oriental del Uruguay y Jujuy con mucho sacrificio y esfuerzo pensando en el desarrollo, crecimiento y progreso de su propia entidad deportiva.
En esas primeras épocas, dentro de la cancha, Kimberley tenía un verdadero conductor, un líder, una figura excepcional que llevó al club de sus amores desde la categoría Novicios a lograr el ascenso a primera división y a principios de la década del ‘40 del siglo pasado, obtuvo tres subcampeonatos y un título de campeón de la Asociación Santafesina de Básquetbol.
Se trataba del incomparable “Negro Mota”, Cándido Raúl Arrúa, secundado por Julio C. Candioti, Juan Benaglio, con su experiencia; el temperamental Ricardo Paoli y Miguel A. Cello (padre del colega Miguel Cello).
Sin embargo, la mayor alegría y satisfacción para la entidad presidida por la arquetípica figura de don Pedro Antonio Candioti tuvo lugar entre el 15 y 16 de enero de 1941. En esa ocasión, Kimberley se adjudicó en forma brillante el Torneo Extraordinario de Clubes Campeones de Básquetbol de la Provincia, celebrado en la ciudad de Santa Fe.
Previamente, en campaña de sumo mérito obtuvo en 1940 el subcampeonato, escoltando al famoso equipo de Gimnasia y Esgrima conducido dentro de la cancha por Raúl Claudio Calvo. Lo propio ocurrió en las temporadas de 1941 y 1942 y al año siguiente se clasificó campeón de primera división del torneo oficial de la Asociación Santafesina de Básquetbol.
Los participantes
Participaron en el torneo de campeones de 1941, en doble jornada los equipos que poseían el título y vice de Rosario, Uria (Alcibíades Almirón y Roque Pérez) y Horizonte (Oscar Serena) y de Santa Fe, Gimnasia y Esgrima y Kimberley, en dos acontecimientos que congregaron a una numerosa cantidad de aficionados que colmaron los escenarios locales.
El conjunto de la “V” azulada conmovió los cimientos del básquetbol provincial y argentino al derrotar a los campeones de las Asociaciones de Rosario y Santa Fe, en forma especial, cuando batió en el “Fortín” inexpugnable de 4 de Enero y Juan de Garay a ese quinteto mitológico mens-sana que lo constituían el mendocino Arturo González, Tomás Vío, Julio Fortunato Carrasco, Raúl Claudio Calvo y Raúl “La Vieja” Reyes.
Equipo majestuoso
El equipo de la franja en las décadas del ‘30 y ‘40 del siglo XX fue algo majestuoso, ganó durante ocho competencias consecutivas el torneo oficial de primera división de la Asociación Santafesina y fue vencedor del certamen de clubes campeones de la República Argentina en 1938 y 1939.
El Kimberley del “Negro Motta” Arrúa fue subcampeón tres veces en 1940,1941 y 1942 y lo despojó del título local en 1943 al poderoso Gimnasia y Esgrima, base del seleccionado nacional, clasificado campeón de los sudamericanos celebrados en Santiago de Chile y Lima (Perú).
Fiesta inolvidable
Dos años antes, en el propio “Fortín” de 4 de Enero 2005, inexpugnable para notables formaciones del país, Kimberley le arrebató al quinteto gimnasista el cetro de campeón provincial, en una fiesta incomparable para la formación del barrio El Quilla, con cánticos, vítores y la tradicional murga que transmitió una alegría indescriptible que se trasladó hasta las instalaciones del club, en 9 de Julio 1135.
Raúl Calvo y el defensor Arturo González, dos históricas figuras de la divisa de la franja y del seleccionado argentino, reconocieron que “el poderoso Gimnasia y Esgrima sucumbió ante el fabuloso Arrúa que llevó a la victoria a Kimberley. Es un jugador muy ágil, un verdadero conductor que nos ganó con el corazón, el temple y el amor que siente por la malla que defiende”, declararon a los medios gráficos de esa época.
El “Chefa” Lledo
En la concentración de Argentina, en Buenos Aires, con vista a la décima edición del torneo su-damericano de básquetbol celebrado en Chile, Rafael Lledó, ídolo y un verdadero prócer del básquetbol de Santiago del Estero le preguntó asombrado a Raúl Calvo y a Armando Pedro Lombardi, ¡qué le pasó al fabuloso equipo de Gimnasia y Esgrima en el Torneo de Campeones de la Provincia de Santa Fe!
Raúl Calvo y Armando Lombardi
“Mirá Chefa, en Santa Fe existe un jugador maravilloso, con una destreza y rapidez notable; también es atleta con buenas marcas en saltos en largo y triple, juega en el equipo de su barrio, llamado Kimberley; vino con nosotros e integra el combinado argentino, lo vas a conocer, es defensor, centro y delantero, juega en todas las posiciones y no se achica en ninguna cancha; es guapo; se llama Cándido Arrúa y se lo conoce cariñosamente como el Negro Motta”, reveló Calvo.
A su turno, Lombardi no quiso ser menos generoso en la apreciación de su compañero de equipo, asegurando que “primero el Negro Arrúa lo borró a Alcibíades Almirón y su equipo venció a Uria, el número uno de la Asociación Rosarina y después con su magia nos ganó a nosotros, en la cancha de Gimnasia y Esgrima, en 4 de Enero y Juan de Garay, en un partido memorable, increíble y de alto voltaje, quedándose Kimberley con el título de campeón provincial, mientras todo el público mens-sana reconoció su actuación y lo aplaudió con entusiasmo”. Así era el público del básquetbol de Santa Fe, trataba con respeto y admiración a los grandes deportistas, cualquiera sea la camiseta que defendía.