///

PUBLICACIONES

“La ciencia de Mayo”

¿Cuál fue la influencia y los cambios que propició la Revolución de Mayo en la actividad científica del Río de la Plata? ¿En qué consistía propiamente esa actividad en la época? ¿Cómo se articulaban los distintos fenómenos que intervienen en el hacer científico en el Virreinato y en los primeros años de nuestra independencia? A responder estas preguntas se dedica Miguel de Asúa en “La ciencia de Mayo. La cultura científica en el Río de la Plata. 1800-1820”.

En la región, durante el Virreinato, “lo que hoy podemos llamar ciencia y técnica consistía en una configuración de muchos elementos: los saberes profesionales de médicos, ingenieros y farmacéuticos, el discurso sobre filosofía de la naturaleza transmitido en los establecimientos de enseñanza, la disponibilidad y el uso de aparatos de medición, los declamados proyectos de aplicación de principios científicos a actividades productivas como la agricultura, la navegación y las artes e industrias, el interés por el conocimiento de la historia natural, las colecciones de libros especializados, en fin, el cultivo de las ciencias por aficionados y su difusión entre el público letrado”.

En la primera década del siglo XIX -nos recuerda De Asúa-, este saber formaba parte de un movimiento reformista social, económico y militar, legitimador siempre de una monarquía centralista, que ha dado en llamarse Ilustración iberoamericana, o Ilustración católica.

“Si tenemos en cuenta que la mayor parte de la elite científico-profesional del Río de la Plata había estudiado en España, concluimos en que el estado de cosas en Buenos Aires era, al menos indirectamente, resultado de los planes de la reforma educativa borbónica. Como señaló Lafuente, esta reforma puso el acento en las academias militares, navales y las escuelas de medicina...”.

De los personajes criollos, el más relevante por su visión y acción fue sin dudas Manuel Belgrano. “Una importante vía de promoción del conocimiento de las ciencias exactas estuvo ligada al pensamiento económico de Manuel Belgrano, que el prócer absorbió en España de varias fuentes, entre ellas, de los economistas políticos españoles Gaspar Melchor de Jovellanos y Pedro Rodríguez, conde de Campomanes”. De Asúa señala también que si hay un grupo dentro de las ciencias naturales que participó efectivamente de los sucesos de Mayo es el que llama “círculo de los clérigos naturalistas”.

Las distintas academias, el rol de las bibliotecas, los gabinetes e instrumentos científicos, la difusión y discusión pública, los naturalistas, la enseñanza de la ciencia, además de una precisa contextualización histórica conforman este estudio publicado por el Fondo de Cultura Económica.

2.jpg