Creciente preocupación

Molinos reduce su actividad en Romang y peligran 60 empleos

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Postal futurista. Este domingo la planta arrocera de Molinos en Romang lucía desierta, tal como podría ser su realidad en un futuro cercano. El lugar es uno de los emblemas productivos de esta localidad. Foto: Gustavo Capeletti.

La decisión se conoció el jueves. La firma que produce las marcas Susarelli y Gallo anunció que trasladará sus procesos de molienda y envasado de arroz a Entre Ríos. Hoy los empleados -la mayoría será relocalizada- se reunieron en asamblea para definir pasos a seguir.

 

Gustavo Capeletti

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Romang (Enviado especial).-

La noticia tomó por sorpresa a los trabajadores y a las autoridades comunales al igual que a toda la comunidad de Romang. El jueves, voceros de Molinos Río de la Plata comunicaron en forma verbal a los actores citados la voluntad tomada, y por ahora, irreversible, de mudar sus procesos de molienda y envasado de arroz a Concepción del Uruguay, Entre Ríos, donde la multinacional concentra su mayor capacidad operativa.

Producto de la decisión empresaria que pone en riesgo la continuidad de 60 puestos de trabajo (de un total de casi 70), empleados del molino arrocero más importante del norte se autoconvocaron en una asamblea que se desarrolló en la sede del club Yaponagá, cercano a la costanera romanense.

En ese ámbito debatieron acciones a seguir en los próximos días. Al término de la reunión, delegados del grupo explicaron a El Litoral “el jueves se presentaron en la planta cuatro representantes de la empresa con la propuesta verbal de que la planta, en el término de un año sería derivada, en su secciones de molienda y envase, a otra locación quedando como consecuencia 60 personas sin trabajo o con la posibilidad de ser relocalizados”.

En tanto, consignaron que por mayoría adoptaron como norma “no tomar ninguna medida hasta que no vengan con una propuesta firme y por escrito, no queremos nada más en forma verbal”.

Pocas explicaciones

Consultados sobre los motivos que llevaron a Molinos a recalar en esta medida, los trabajadores confiaron que es “una decisión corporativa” por la cual “la planta de molienda y envase se cierra y es trasladada a Entre Ríos y queda solamente el acopio, es la única versión que circula”, acotaron.

Asimismo, dejaron en claro que su deseo es que “esto no se cierre y que nos aseguren una fuente laboral acá en Romang, no es un problema laboral de los empleados solamente, sino que es un problema social porque la mayor parte de la economía del pueblo se mueve en base a esta planta”.

Paralelamente, reclamaron que “en primera instancia queremos una notificación concreta, después de eso veremos qué medida tomamos”. E insistieron con que “lo que sabemos es que se trata de una cuestión operativa de centralizar las operaciones en Concepción del Uruguay por una cuestión de costos; queremos hacer hincapié en que “la empresa desde el inicio procedió mal, primero debían seguir los pasos administrativos por nota”, advirtieron.

Por su parte, Sergio Ramseyer, presidente comunal de esta localidad, indicó que su presencia en la asamblea respondía a una invitación del personal del molino que lo citó para que informe “qué se está haciendo, cómo vamos a seguir avanzando. A nosotros nos toca lo más sensible de la localidad porque es una industria no sólo afianzada como polo productivo sino también que el molino es un referencia histórica de Romang”.

El funcionario que mantuvo un encuentro con directivos de Molinos reveló que “desde la firma se alega que es una política global y no mucho más que eso, no nos dieron mucha más información particularizada”.

Reunión con Bertero

Casi al final del cónclave arribó el senador José Baucero. Mostró su preocupación porque “en el término de 11 a 13 meses quedarían aquí en Romang sólo 10 empleados para la recepción de materia prima, el resto se estaría yendo a Entre Ríos”.

El legislador manifestó que estamos activando todos los resortes a nuestro alcance para tratar de que finalmente el molino pueda continuar con su capacidad operativa como hasta hoy, aseguró Baucero. Al mismo tiempo, adelantó que “vamos a citar al Ministro de la Producción (Juan José Bertero) para que pueda reunirse con las partes, los trabajadores y los dueños del molino. Me parece que es bueno que se reúnan de manera inmediata para que no los sorprenda cuando estén llevándose las cosas y no sepan de qué se trata”, concluyó.


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Delegados. Luego de la asamblea, los trabajadores decidieron unificar su discurso a través de voceros. Esperan que la empresa les comunique por escrito la decisión de reubicarlos, algo podría ocurrir el lunes. Foto: Gustavo Capeletti

 

/// EL DATO

Llamativo proceso

Una fuente inobjetable confió esta mañana a El Litoral que desde que la planta fue adquirida por Molinos hace casi dos años al Grupo Estrella, se puso en marcha un llamativo proceso de retiro de personal calificado que alcanzó también a la flota de 24 camiones, vendida a una industria frigorífica nacional. Esta misma fuente evaluó que con esa realidad el molino comenzó a ser inviable por lo que no sería aventurado pensar en que la noticia conocida el jueves que suma tensión entre los trabajadores, no sea un capítulo más de la “crónica de una muerte anunciada”. Un proceso que podría culminar con la venta de esta industria arrocera.

/// OPINIÓN

El arroz crece en la Costa

Néstor Fenoglio

El retiro progresivo, vaciamiento, reducción o como quieran llamarlo del más emblemático molino arrocero de la costa va a contrapelo de lo que sucede con el cultivo en nuestra provincia, donde ha tenido un crecimiento exponencial en la última década. En 2001 había poco más de 6.000 hectáreas “testimoniales” de arroz sembradas y este año más de 30.000; esto es, cinco veces más, en un desarrollo que crea condiciones estables. Y en materia de rendimiento, el crecimiento es todavía mayor desde las 25.000 toneladas iniciales hasta las casi 200 mil de la campaña pasada. Hay, para decirlo de una vez, un resurgir del arroz y están dadas las condiciones como para que el cultivo “se quede”.

Esta realidad, marcada estrictamente por cuestiones económicas -en el esquema de la costa, flexible, hoy el arroz “conviene”-, viene acompañada de tecnología, crecimiento estructural -mucho más privado que público-, condiciones naturales inmejorables -campos bajos y la posibilidad de tomar fácilmente agua del San Javier en un corredor de más de 200 kilómetros, desde Santa Rosa hasta Romang-, y cierta tradición arrocera ahora consolidada.

Cuando el arroz se retiró por años dejando paso a otras producciones, también se fueron parte del paquete tecnológico y la “inteligencia” que acompaña a un cultivo. La estructura. Los que siguieron haciendo arroz dependían y lo hacen todavía en gran parte de Entre Ríos o Corrientes. Pero hoy, con el crecimiento exponencial de la superficie cultivada, vuelven a formarse un grupo de emprendedores, ingenieros agrónomos que disponen además de otra tecnología, básicamente en materia de semillas, fertilizantes y herbicidas. Colabora también el hecho de que el arroz no cotiza en bolsa ni tiene las retenciones de otros productos; no hay problemas de abastecimiento interno, ni conflictos entre exportación y mercado propio, entre otras cuestiones.

Resta mucho por hacer y por crecer. Todavía hay tierras disponibles para sumar al creciente polo costero del arroz. Por eso la situación que vive el molino de Romang aparece más como una decisión empresaria que una disminución o merma de la producción o un mal momento coyuntural en el aspecto comercial.

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