Llamativos golpes delictivos en la zona de la Costa

Nadie está exento de sufrir un hecho de inseguridad. No importa el barrio, la hora o las circunstancias. Ocurre en Santa Fe, como en otras tantas ciudades importantes de la Argentina.

En Familia

La violencia familiar: ¿causa o consecuencia?

Nuestra sociedad ha perdido la capacidad de escucharse. Todo lo que se dice es recibido como una ofensa, o al menos bajo sospecha de hipocresía o provocación. Así, inevitablemente, surgen reacciones a partir de una beligerancia generalizada, que luego lamentablemente repercuten en los vínculos afectivos de la familia. Los niños, adolescentes y jóvenes se están desarrollando en esta nueva cultura de relacionamiento rígido y demandante, donde afloran, casi espontáneamente, expresiones de maltrato.

Al margen de la crónica

Con la firma rápida

Bajo el genérico nombre de “superpoderes” durante muchas semanas el Parlamento discutió el tema y dio esas facultades especiales al Jefe de Estado en un debate que para gran parte de la sociedad pasó lejos de ella,

Crónica política

¿El velorio continúa?

Siempre he dicho que Menem me despertaba mucho más rechazo que Kirchner. Uno de los argumentos que han gravitado en mi opinión fue saber que por un motivo u otro los Kirchner lograron movilizar ideales y esperanzas que muchos consideraban enterrados para siempre. Nos guste o no, Kirchner le dio a ciertos intelectuales y políticos una causa por la cual luchar, a diferencia de Menen que sólo les dio una oportunidad para robar. Conozco a kirchneristas que se han sumado a esa causa desde la buena fe, el coraje civil y los ideales. Respeto una decisión que no comparto, pero me esfuerzo por tratar de entenderla y hasta me pregunto por qué aquello que en ellos moviliza tantas pasiones a mí me deja indiferente. La muerte de Kirchner me sorprendió y me provocó un conjunto de sensaciones contradictorias. Creo que a la mayoría de la gente le pasó algo parecido. Me interesan la política y la historia como campos de reflexión y de reconocimiento del mundo. Sería desleal a mis intereses intelectuales que la muerte de un hombre que ejerce el poder me resulte indiferente. En estos casos, carece de importancia si esa muerte me alegra o me entristece, porque en principio lo que me domina -cuando vivo una noticia de esa dimensión- es la gran puesta en escena que la historia despliega delante de mis ojos, un escenario donde la tragedia se confunde con la comedia y el cálculo político con la reflexión sobre la condición humana.