Al margen de la crónica

La vida clandestina de Dilma Rousseff

La presidenta electa de Brasil, Dilma Rousseff, “asesoró” a grupos guerrilleros en la preparación de asaltos a bancos durante la dictadura que gobernó el país entre 1964 y 1985, según documentos publicados hoy por el diario O Globo.

No obstante, los grupos de inteligencia de las Fuerzas Armadas no constataron su participación directa en ninguna acción armada, según consta en archivos del Ministerio Público Militar, que se divulgaron públicamente tras ser considerados “secretos” durante más de cuatro décadas.

La apertura de esos archivos fue solicitada a la justicia militar por el diario Folha de Sao Paulo, pero fue O Globo el que publicó hoy los primeros datos de los documentos.

La ahora presidenta electa fue detenida en 1970, cuando tenía 23 años, acusada de pertenecer a “grupos subversivos” y permaneció en prisión durante casi tres años, en los que ha dicho que fue sometida a “bárbaras torturas”.

Según los documentos que publica O Globo, fue calificada por la dictadura como “la Juana de Arco de la subversión” e “ingresó en las filas subversivas en 1967”.

Como integrante de los grupos guerrilleros Colina y VAR-Palmares “dirigió huelgas”, “asesoró en asaltos a bancos” y fue “organizadora y distribuidora de funciones”. En los documentos constan algunos pasajes de su declaración ante la justicia militar después de su captura. Admitió allí que el grupo Colina participó en tres asaltos a bancos y fue responsable de dos atentados con bombas, en los que no hubo víctimas.

“Es una figura femenina de expresión tristemente notable”, pero con una “capacidad intelectual apreciable”, dicen los archivos a los que O Globo tuvo acceso.

Los documentos apuntan, según el diario, que en la declaración que prestó el 26 de febrero de 1970 bajo “una intensa tortura”, la ahora presidenta electa reveló “los nombres de algunos compañeros e indicó algunos lugares” donde se realizaban reuniones clandestinas.

La última vez que Rousseff habló públicamente sobre esa época de su vida fue en 2008, durante una comparecencia al Congreso, en la que afirmó que “mintió” en sus declaraciones a la justicia militar.

“Me enorgullezco de haber mentido, porque mentir bajo tortura no es fácil”, y “decir la verdad podía comprometer la vida de muchas personas”, que “habrían sido asesinadas por la dictadura”, aseguró Rousseff, quien el próximo 1º de enero sucederá en la presidencia de Brasil a Luiz Inácio Lula da Silva.