La idea de realizar en Casafé una instalación haciendo referencia a la historia del lugar donde se iba a desarrollar la muestra, surgió desde el primer momento que entré a la planta alta de la Estación Belgrano y focalicé mi vista hacia los andenes.

En el espacio de la Memoria, un tótem a través de un juego de palabras, nos eleva a los recuerdos de los viajes, a los encuentros, a las despedidas, a los paseos al atardecer por la estación, a las idas a los pueblos cercanos, a las idas a la gran ciudad... Nos remonta al movimiento de la gente con sus valijas, con sus sombreros y pañuelos... Nos remonta también a la llegada de nuevos inmigrantes a nuestra ciudad.

UN HOMENAJE

Este espacio conceptual es un homenaje a nuestra estación, a nuestros bisabuelos, a nuestros abuelos, a nuestros padres, y a quienes trabajaron para que ella sea cómplice del progreso y desarrollo en nuestra región. Y es querer demostrar que todo lo que pasó a su alrededor sigue estando en el plano del recuerdo permanente.

Asímismo, es nuestra vocación honrar a todos aquellos que han tenido, o bien tienen algo que ver con aquel ferrocarril del trabajo y del progreso. Para ellos, nuestra esperanza de que el recuerdo se transforme en realidad.

RECREAR UNA ESTACIÓN VIVA

Piso y paredes actúan como una caja blanca, contenedora de un espacio que fluye a través de los rieles, tratando de resurgir la esencia de la estación: la puerta significando la antigua boletería; se busca lograr una atmósfera con las luces de color azul que armonizan con el color blanco, elegido para sintetizar el espacio; los rieles y los durmientes, las imágenes y el sonido del tren, conmemoran las vivencias de aquellos que la vieron viva. Y despiertan la memoria de quienes, aún hoy, cada vez que vuelven a ingresar a la estación, perciben su aroma.

Ya estamos recuperando el patrimonio arquitectónico del edificio de la Estación Belgrano, esperemos recuperar el patrimonio cultural que esto implica.