Nuevas tendencias, viejos problemas

Para no perder la pisada

Para no perder la pisada

La actual tendencia al encierro de animales en el tambo implica estar alerta sobre los problemas podales que esto puede originar. Algunas claves de manejo ayudan a prevenir un problema que nos puede dejar “rengos”.

 

Federico Aguer

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La tendencia es clara. A nivel mundial, para poder pelearle a la agricultura, todo apunta al encierre de animales en el tambo. Las ventajas son muchas, tanto como los desafíos, sobre todo para una lechería netamente pastoril como la nuestra.

En Estados Unidos, la transformación tambera ocurrió a pesar de que el stock lechero cayó de 10 a 8 millones de vacas lecheras en los últimos 20 años. La tendencia fue aumentar la escala para diluir costos fijos, en una carrera contra el tiempo. Lo remarcable es el salto de crecimiento productivo por vaca promedio: un 28% respecto de 1990 y un 60% con relación a 1980.

Pero a partir que los animales comienzan a transitar corrales y caminos asfaltados y no los tradicionales lotes de alfalfa, sus pezuñas empiezan a sufrir. Estas lesiones podales afectan severamente el bienestar de las vacas lecheras y producen mucho dolor. Los animales ya no pueden caminar, disminuye el consumo voluntario y la producción de leche. A partir de allí se transforma en una de las más importantes causas de rechazo en tambos, eliminando a veces animales de alto valor genético y productivo. “La etiología de las lesiones podales es múltiple, y podemos agruparlas en causas infecciosas, nutricionales y ambientales. En general las tres causas, en forma separada o en conjunto provocan estas enfermedades del pie”, consigna José Rodolfo Lagger, docente de la UBA.

Se viene

Este tema será uno de los tópicos abordados en el “Primer Congreso Veterinario Zoo Vet. Claves para una producción lechera eficiente”, a desarrollarse en Santa Fe el próximo viernes 15 de abril. El veterinario Pablo Acosta expondrá la ponencia desarrollada por Oscar Garnero, un verdadero referente en el tema.

En diálogo con Campolitoral, el especialista abordó la temática desde el punto de vista de las tendencias mundiales, de las cuales nuestro país parece no escapar. “La problemática podal se complica en los sistemas intensivos en función de cierto nivel de estrés al que se somete a las vacas, fundamentalmente en épocas como las más lluviosas del otoño o en los calores exagerados de enero y febrero”, comenzó Garnero, en referencia a que el animal debe soportar muchas horas del día buscando sombra, algo que no es posible de brindar en sistemas tan intensivos, “porque si uno colocara sombras disponibles, estaría lleno de barro y se haría imposible de manejar”, agrega. En un semi estabulado, la única sombra disponible es la de la pista de alimentación con piso de cemento. En función de eso, las vacas están una gran parte del día (hasta 12 horas) paradas, consumiendo o no, pero en un ambiente en que la humedad de la orina, el agua del lavado y la bosta provocan un ambiente húmedo que reblandece de manera permanente la pezuña.

A partir de allí, en el desplazamiento hacia la sala de ordeño sobre pisos duros, cualquier elemento que produzca cierto impacto sobre esa pezuña reblandecida provoca el denominado golpe de suela o hematoma de suela, “y ni hablar si eso se agrava por alguna acidosis subclínica que puede aparecer en circunstancias como éstas, porque no es fácil mantener un nivel de alimentación muy estable con la suficiente fibra efectiva, con la que evitaría en gran medida esta acidosis”, agrega Garnero. Por lo tanto, ese hematoma, como problema frecuente, también se puede infectar. “En ese caso, la podo dermatitis séptica (que no es más que un hematoma absedado) exige el despalme total de la suela y conlleva obviamente una cicatrización muy lenta, porque es un tejido muy duro”, expresa.

¿Qué pasa en nuestra región?

En general, cuando uno trabaja en sistemas pastoriles, en la medida en que no haya grandes barriales -que provocarían los problemas de los que estamos hablando- las circunstancias son mucho más favorables para la salud podal. Pero para poder monitorearlas mejor, Garnero aconseja estar atentos a tres claves fundamentales o factores definitivos: la situación de la pezuña en cuanto a su solidez (reblandecimiento o no); las circunstancias predisponentes (como las laminitis, infosuras, o acidosis crónicas); y el manejo.

Todos esos factores influyen sobre la salud podal y pueden llegar a provocar un transtorno determinado. “Si bien existen algunas patologías contagiosas como la dermatitis digital o la la interdigital, se trata de las únicas transmisibles entre sí a través de la contaminación del barro o del medio ambiente, pero son bastante corregibles hoy en día solamente con prevención”, explica el especialista. Garnero aconseja el uso de tetraciclinas, lincomicinas o antibióticos similares, tanto en forma de aspersión o de pediluvios. “En forma preventiva es muy fácil de corregir, no así el entorno del manejo y la predisposición que fomenta el reblandecimiento de la pezuña”, agrega.

En cuanto al manejo, se sugiere el tránsito lento y al ritmo de los animales, tanto como el rabasteo permanente de los animales, evitar la formación de cascotes, y el manejo racional en general del movimiento del animal. “Todo lo que signifique superficie dura sobre la cual tenga que desplazarse la vaca es problemático y genera mayor predisposición a los problemas de suela”, remarca.

Con respecto a nuestra zona, Garnero hace hincapié en que -en general- se complica la prevención de problemas podales en nuestros tambos, sobre todo en épocas de lluvia, cuando no se puede rabastear, y donde la alta concentración de vacas genera residuos, formando “una mezcla explosiva”, lo que trae aparejado todo tipo de problemas, con incremento de casos de mastitis y una mayor complejidad en la detección de celo. Sin embargo, “estos son desafíos que los técnicos tenemos que asumir, ya que se trata de una tendencia mundial, que no es un invento nuestro, porque el encierro de vacas parece ser muy rentable en este lechería con un futuro brillante”, finalizó.

Consejos

Para terminar, Garnero disparó algunos consejos útiles. “En épocas muy lluviosas, se aconseja el pasaje por pediluvios con formol o sulfato de cobre, los que provocan cierto endurecimiento de la pezuña y una mayor resistencia al impacto, razón por la cual la predispone a menos problemas traumáticos”. Por otro lado, la suplementación con sales clásicas “que son imprescindibles para una buena salud del tejido córneo como puede ser el cinc, el cobre y el azufre para darle mayor solidez y resistencia. Esos factores son clave, y el manejo cada vez más afinado, el cual depende del personal y de la capacitación de la gente, “algo muy difícil de lograr”.

Para Garnero, el tema de los recursos humanos es el déficit más serio. “El país no tiene una estructura educativa apuntando a lo que nosotros necesitaríamos en nuestra lechería, a diferencia de lo que pasa en Australia o Nueva Zelanda, donde la gente se prepara para ser buenos tamberos”, analizó.

En una lechería donde los empresarios requieren mayor rentabilidad para seguir invirtiendo, no es fácil que los jóvenes se sientan atraídos a este tipo de trabajos u oficios, algo que pasa en todos los lugares del mundo. “En Italia ordeñan los hindúes y marroquíes, en EEUU los mejicanos, y acá ya hay muchos peruanos trabajando. Eso significa que no hay preparación en el recurso humano. Hoy en el tambo hay muy buenas posibilidades de crecer en lo técnico, en lo humano y en lo económico, siempre y cuando haya voluntad de trabajar dignamente. Los productores hoy están en condiciones de mejorar el trabajo del tambero para que los chicos se vuelquen a la actividad”, finalizó.

Los principios del bienestar

1. Proveer una adecuada alimentación, balanceando las dietas.

2. Diagnóstico y tratamiento inmediato a los animales lesionados y planes sanitarios preventivos.

3. Disponer de amplios piquetes y/o pasturas, con suficiente espacio y confortable para descansar, con buenos accesos de ingreso y egreso a las instalaciones.

4. Libres de estrés y maltrato, sin apurarlos jamás, sin pegar y sin perros ladrando.

5. Generar la posibilidad de expresar su comportamiento normal, en su ambiente natural, en compañía de su propia especie. Aplicar los principios básicos del bienestar animal en vacas lecheras, es una estrategia excelente para prevenir lesiones podales y lograr rodeos sanos y productivos.

José Rodolfo Lagger. 2007. Veterinaria Argentina, Facultad de Ciencias Veterinarias, UBA.

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Experiencia. Oscar Garnero brinda algunas claves de manejo.

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“Hacerse las manos”. El Med. Vet. Pablo Alonso al momento del desvasado correctivo de un animal con problemas podales. El sistema permite inmovilizar al animal para trabajar con comodidad.

fotos: federico aguer

Lesiones más comunes

Flemón Interdigital, Dermatitis Interdigital, Dermatitis Digital, Erosión de Talón, Hematomas, Úlcera solar, Laminitis aséptica, Laminitis crónica o zapato chino, Enfermedad de la línea blanca, Doble suela, Fisuras, Pododermatitis Séptica Profunda, Hiperplasia interdigital, Lesiones por cuerpo extraño.

/// el dato

Garnero aconseja estar atentos a tres claves fundamentales o factores definitivos: la situación de la pezuña en cuanto a su solidez (reblandecimiento o no); las circunstancias predisponentes (como las laminitis, infosuras, o acidosis crónicas); y el manejo.

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Hasta las patas. El control podal debe realizarse periódicamente para evitar estos problemas.

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Nuevos manejos, nuevos desafios. La permanencia del animal en el corral favorece el reblandecimiento de las pezuñas por el contacto con la humedad.

+ información

Para ver

Linkee en nuestra página videos de tratamientos podales clásicos: www.campolitoral.com.ar