EDITORIAL

El mural de Roux, una obra de todos

Desde el 6 de abril, la ciudad, la provincia y también el país -convencidos de la segura trascendencia de la obra- muestran con orgullo un imponente mural pintado por el maestro Guillermo Roux que lleva el significativo y ajustado nombre de “La Constitución guía al pueblo” y que preside la Cámara de Diputados de la provincia.

La obra, monumental, a cargo de quien es quizás el mejor muralista argentino y uno de los más importantes del mundo, jerarquiza en todos los sentidos el espacio que en su momento debió ocupar otra obra de indudable valor artístico, “Los Constituyentes de 1853”, de Antonio Alice, que, después de ser encargada, ofrecida y rechazada por la provincia, fue finalmente adquirida por el Congreso de la Nación, donde luce toda su magnificencia.

Es evidente que las actuales autoridades, al encargarle la obra a Roux, quisieron salvar ese vacío y acertaron en la convocatoria y en cumplir el ciclo completo de la creación hasta su inauguración formal, días atrás.

Hay quienes incluso se manifestaron en este tiempo por la idea de “repatriar” a Santa Fe el simbólico cuadro de Alice, pero ante la lógica negativa del Congreso nacional (que hizo suyo lo que los santafesinos rechazamos en su momento), se optó ahora por generar una nueva obra, totalmente distinta, pero no menos importante tanto técnica como simbólicamente.

No dudamos en afirmar que se trata de una obra que de aquí en más será motivo de visita, estudio y reconocimiento, tanto de los santafesinos como de quienes vienen de otros sitios. En su ejecución, Roux eligió y acertó al hacer un cuadro totalmente diferente al que tenemos en la retina como referencia habitual para celebrar la sanción de la constitución nacional de 1853.

Aquí, el tema de la Constitución está vigente, pero no para retratar un acontecimiento histórico, fijado en el tiempo y parte de la historia. Hay en cambio una actualización y una apelación permanente y actual sobre el contrato de representación: es el pueblo que marcha unido e interpela, indaga y hasta fiscaliza la tarea de sus representantes, los legisladores.

No dejó de llamar la atención que semejante legado que, insistimos, trascenderá a estas autoridades, a esta época y a la ciudad que lo alberga, tuvo un acto de inauguración con ausencias importantes. Pese a la jerarquía del acontecimiento, no sabemos si por razones políticas, de militancia expresa, de omisión, de agenda o de elección, hubo ausencia de partidos -o fracciones- y de muchas de sus principales figuras. No hubo ni un solo candidato a gobernador y muchos de los propios legisladores estuvieron ausentes.

Por suerte, tanto para los nostálgicos de la obra de Alice, como para quienes optaron por no acompañar en bloque este aporte realmente significativo de Santa Fe a la cultura, el mural de Roux se impone por su evidente peso propio y no necesita de ocasionales sostenedores ni extraña apoyos o sufre rechazos. Es una magnífica obra de arte, desde ahora patrimonio de todos.