DECLARACIONES DEL DIRECTOR DEL NOSOCOMIO

Piden más seguridad en el hospital Cullen

Autoridades provinciales le bajaron el tono a los hechos de violencia sucedidos el viernes. Pero los testigos insisten en la gravedad del caso.

 

Ignacio Andreychuk

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Pese a los intentos por restarle dramatismo a los hechos de violencia ocurridos el viernes en el hospital Dr. José María Cullen, la situación que vivieron los médicos fue grave y dejó instalado el miedo entre todos los trabajadores. El ataque a los profesionales incluyó insultos, amenazas y trompadas que no llegaron a destino. La pelea se dio entre personas allegadas a un joven, que había ingresado con heridas de bala en miembros inferiores, y el personal policial que se encontraba en el lugar y advirtió la situación.

Esta mañana, uno de los médicos que estuvo en ese momento en la sala de Guardia ratificó su versión de que “todo era un caos” y que los incidentes llegaron hasta la puerta del Quirófano y la Terapia Intensiva. Una fuente policial indicó que la secuencia del caso ocurrió tal cual se describió en la nota periodística que publicó ayer El Litoral. Por su parte, desde la Dirección del hospital se aseguró que “no hubo agresión física” hacia ninguno de los profesionales, pero que “dentro de la sala de guardia sí hubo agresión verbal”.

“No lo digo minimizando. Es una agresión y se debe evitar porque condiciona el trabajo que realizan los médicos con un paciente herido”, señaló hoy el Dr. Francisco Sánchez Guerra, director del hospital Cullen. “Hechos de violencia dentro de la Guardia ocurren a diario”, agregó. También detalló que hay un servicio de vigilancia propio, un policía permanente durante el día que depende de la Seccional 4ta. y otro que trabaja de noche, más un patrullero que si bien no es fijo está la mayor parte del tiempo en la puerta de acceso.

—¿No le parece poco?

—Mi sensación es que sí. Lo que sí es insuficiente es el accionar preventivo ante un hecho delictivo. Así como se ponen 20 policías para la venta de entradas de un partido de fútbol (hoy comenzaba el expendio de tickets para la Copa América) se podrían mandar más patrulleros y presencia policial al hospital. El Ministerio de Salud y Seguridad se tienen que poner de acuerdo para darnos los lineamientos sobre cómo seguimos trabajando.

—Sucede que los médicos esperan una respuesta urgente.

—Es que cualquiera de nosotros si se encuentra expuesto pide eso. La función de la Dirección es buscar la seguridad para toda la comunidad hospitalaria. Lo que tenemos actualmente tiene mil falencias.

—¿A qué se refiere con “lo que tenemos”?

—A que la situación actual no depende únicamente de la seguridad del hospital.

Desde Seguridad

Álvaro Gaviola, ministro de Seguridad de la provincia, señaló esta mañana que lo que pasó en la Guardia del hospital Cullen fue “un hecho lamentable y grave que ya ocurrió en otras circunstancias”. Ante la insistencia de los medios para conseguir precisiones sobre lo que ocurrió el viernes, el funcionario respondió que “una persona ingresó a cometer disturbios pero es algo que no ocurre habitualmente” y remarcó que “no son hechos repetidos, sino casos aislados, pero no dejan de ser graves”.

Respecto de la persona que había sido detenida por la policía y que logró escapar, Gaviola precisó que “no fue detenida sino demorada, se manifestó por sus medios y se fue”. Ante la respuesta, un periodista de Cable y Diario insistió: “¿Se le escapó a la policía?”, a lo que el ministro de Seguridad contestó: “No puedo decir que se haya escapado”.

Finalmente, se lo consultó al funcionario sobre las diferencias entre su versión de los hechos y la de la Dirección del nosocomio que afirma que esos episodios son frecuentes y cada vez más violentos. “Son aislados en cuanto a la gravedad, situaciones de conflicto y violencia ocurren siempre y desde hace muchos años, por eso se puso la reja en el ingreso de la guardia, entre otras cosas. La violencia instalada es un problema social”, concluyó Gaviola.

El día después

Las caras de los empleados del Cullen reflejaban tensión. “No me saques en la foto”, dijo una mujer mientras se movía raudamente detrás de un escritorio cuando El Litoral arribó al hospital.

Momentos después, la Dirección se convirtió en una sala de conferencias con la presencia de tantos medios de comunicación. Afuera, los encargados de seguridad del hospital miraban detenidamente mientras el fotógrafo apuntaba con el lente de la cámara.

En el día después no hay una respuesta sobre cómo sigue la historia, que en definitiva es lo que más le importa al personal del Cullen. “En un momento, me encontraba en el pasillo con una tijera en la mano porque terminaba de sacar una venda y al mismo tiempo pasaban los policías corriendo. Era una situación ilógica, increíble. Este viernes sufrimos maltratos y puteadas”, relató un médico que estaba trabajando el viernes y, por protección, no quiso brindar su nombre.

/// análisis

Mirada corta

Rómulo Crespo

Asombra el énfasis que están poniendo las autoridades provinciales y sus acólitos para restarle importancia a un episodio gravísimo que tuvo por escenario el área crítica del hospital José María Cullen, nada más y nada menos.

Es posible, aunque difícil, que la crónica que ayer publicó este diario haya contenido algunas imprecisiones. Quien tenga algunos años en este oficio sabe que es casi imposible encontrar a dos personas que hayan visto el mismo hecho de igual manera.

Pero aferrarse a los detalles para minimizar lo que, según uno de los testigos presenciales y víctima potencial, fue un escándalo sin precedentes en un hospital público de nuestra ciudad, es como intentar tapar el cielo con un harnero.

Pasó en muchas ocasiones; también pasó el viernes último y volverá a pasar si quienes tienen la responsabilidad de impedirlo siguen mirando para otro lado y ocultando la verdad debajo de los afiches de la campaña electoral.