Miguel del Sel sorprendió a todos

El candidato “pro” logró absorber los votos “anti”

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El estilo discursivo de Miguel del Sel lo convirtió en un candidato “amigable”.

Foto: Mauricio Garín

José Curiotto

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Sorpresa -para todos- y advertencia -para la dirigencia tradicional-. Ésas parecen ser las palabras que retumbarán con más fuerza en los análisis políticos que se generarán a partir de ahora y durante los próximos días con relación a las elecciones provinciales.

La sorpresa fue Miguel Torres del Sel, quien obtuvo 612.200 votos, apenas 62.000 votos menos que Antonio Bonfatti, y 225.200 más que Agustín Rossi.

¿Qué ocurrió como para que el candidato de Unión Pro Federal pasara de los 241.600 votos del 22 de mayo a reventar las urnas el 24 de julio? La respuesta, como siempre, es compleja.

Para que se produzcan los batacazos electorales deben conjugarse indefectiblemente factores que tienen que ver con las características del candidato, y otras circunstancias que ni siquiera el candidato maneja.

Aunque suene a contradicción, el candidato “pro” logró semejante cantidad de votos por su enorme capacidad de absorber de manera casi absoluta el espectro de votos “anti” en la provincia de Santa Fe.

Del Sel absorbió, en primer lugar, el voto del peronismo antikirchnerista en la provincia. El peronismo había obtenido en las internas de mayo 692.424 votos. Anoche, a Rossi lo votaron apenas 387.000 personas. Como contrapartida, Del Sel obtuvo anoche 370.000 votos más que en mayo. Hacia él fueron los peronistas no kirchneristas.

Como ocurriera con Daniel Filmus en Capital Federal (logró alrededor del 25% de los votos), a Rossi lo votó el núcleo duro del kirchnerismo, que no supera en Santa Fe dicho porcentaje. Ésa es la base electoral del gobierno nacional. Ésos son los que se declaran kirchneristas por convicción. Los que están absolutamente seguros de que se trata de un modelo superador. Para este 25 por ciento del electorado no hay matices. Al kirchnerismo hay que quererlo tal como es, pues del otro lado están los que representan todo lo malo que le ha ocurrido a la Argentina a lo largo de su historia.

Del Sel absorbió, en segundo lugar, el voto antipolítica en la provincia, porque reúne todas las condiciones para lograrlo: se trata de una figura popular y conocida por los éxitos en otros ámbitos, su discurso simple se asemeja al del ciudadano común, sus sentimientos y deseos están por sobre las ideas.

Como explica Beatriz Sarlo en su libro “La audacia y el cálculo, Kirchner 2003-2010”, estos candidatos se caracterizan por “la sencillez de la expresión, la simpleza del relato, la ‘franqueza’ (...) Sus protagonistas se ofrecen como prueba de que personas tan sencillas como las que están del otro lado de la pantalla pueden tener éxito. No llegan con un programa ni con ideas. Llegan para hacer lo que ‘la gente’ les dice. (...) Es la fantasmagoría de una política imaginada como momento despolitizador”.

Del Sel absorbió, en tercer lugar, el voto antigobierno en la provincia. Es que, más allá de lo que sucede en Rosario y otras ciudades importantes, en el interior el socialismo no ha logrado, al menos todavía, ganarse la confianza generalizada de los votantes. En numerosos municipios y comunas, el FPCyS sigue dependiendo de los votos radicales. Pero la lista única evita que el candidato local arrastre al candidato provincial.

Tanto el voto antigobierno, como el voto antipolítica, terminaron volcándose hacia el candidato más “amigable”, a pesar de los esfuerzos de Rossi por atraerlos.

De cara a las elecciones de octubre, el kirchnerismo debería repensar seriamente su discurso que, lejos de atraer a los indecisos, tiende a rechazar todo aquello que no incluye.