Intercambio negociado con Brasil

Fiat levantó la suspensión de un turno de su fábrica en Córdoba

La planta recibirá insumos que deben ingresar desde Brasil y el vecino país levantó la barrera para 7 mil de las 12 mil unidades terminadas que aún esperan en la frontera. El conflicto se destrabó parcialmente.

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El ministro Boudou visitó la fábrica el mes pasado. Cristiano Ratazzi, titular de Fiat Argentina, admitió que “si se cae Brasil, nos caemos a pedazos”. Foto Ministerio de Economía de la Nación

 

De la redacción de El Litoral

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DyN

“Atento a la paulatina superación de la falta de materiales y el otorgamiento de 7.000 licencias por parte del gobierno de Brasil, Fiat Auto Argentina dispuso levantar las suspensiones anunciadas”.

Con ese escueto comunicado oficial, la terminal italiana dejó sin efecto la suspensión de 400 operarios en su planta de Ferreyra, en Córdoba. La medida había sido adoptada por “problemas temporarios de abastecimiento de materiales”, pero un vocero de Smata Córdoba, Leonardo Almada, explicó que se debía a “la acumulación de stock en Brasil”.

En una nota corporativa que apunta a las tensiones en el intercambio comercial bilateral, Fiat había reconocido que “las suspensiones anunciadas” para uno de los turnos de trabajo, se debían a la “falta de materiales para mantener el mismo ritmo de producción, combinada con la necesidad de adecuación de las líneas para la fabricación de un nuevo modelo y, en menor medida, a la necesidad de ajuste general de stocks”.

Ese primer comunicado dejó entrever los problemas que generan las medidas proteccionistas de ambos países, y su impacto en modelos “integrados” de fabricación. Fiat exporta el 85 % de su producción argentina al vecino país; a su vez la mayor parte de los componentes de sus modelos fabricados en Córdoba proviene de allí.

Frontera negociada

Hasta este mediodía, había unas 12 mil unidades Fiat hechas en la planta cordobesa, que no podían ingresar a Brasil. La terminal italiana exporta cerca de 15 mil unidades por mes con ese destino, por lo que las 7 mil licencias liberadas por el gobierno de Dilma Rousseff apenas solucionan parte del problema.

De enero a septiembre, Brasil vendió en su mercado interno 2,527 millones de autos y utilitarios livianos, lo que constituye un récord para ese período. Pero el mes pasado cerró con ventas que están 4,61 % por debajo del mismo mes del año pasado, y las plantas de varias firmas han tenido “paradas técnicas” por acumulación de unidades en sus playones, a la espera de ser ubicadas en el mercado.

De hecho, la misma Fiat licenció a 2 mil operarios en una de sus plantas brasileñas, y no es la única terminal que ha tomado medidas en ese sentido. Los gobiernos de la Argentina y Brasil vienen tomando medidas de protección en defensa de sus producciones internas, pero a su vez pierden mutuos mercados de exportación en una relación bilateral en la que nuestro país mantiene una clara desventaja (ver página 8).


En Rosario miran de reojo sin alterar la producción

En el sur santafesino, desde Smata siguen con atención lo que sucede en Córdoba y la posibilidad de que se repita en la planta de Alvear. GM produce y exporta a Brasil el Ágile, que según las fuentes gremiales tiene un 80 % o más de componentes importados.

Para el sindicato, el “rigor” podría convencer a los autopartistas de instalarse en el país, pero reconocen que por ahora los esfuerzos de Débora Giorgi -la ministra de Industria- por alcanzar inversiones en el sector, no han dado sus frutos.

Desde la empresa, aseguraron que las operaciones son normales y se trabaja en dos turnos, aunque todavía no definen reponer las horas extras. Y aclaran además que la integración de componentes nacionales se acerca al 40 % en el caso del modelo más reciente de la terminal.

Desde el resto de las terminales, la cautela es el común denominador. En algunos casos -por ejemplo VW-, tienen más diversificados sus mercados pero están más expuestos a la crisis global y esperan su evolución. Aunque por ahora nadie comunica que reducirá sus planes de producción.

Duda real

El Banco Central de Brasil intervino ayer para frenar una nueva devaluación del real frente al dólar (cerró ayer a 1,892). El ministro de Economía, Guido Mantega, señaló que en su país “el cambio seguirá fluctuando” y “tendremos un real menos supervalorizado. No sé en qué nivel, porque no hay un nivel ideal de cambio”. Lejos de prometer una frontera precisa -tal como aseguraron funcionarios argentinos- el ministro brasileño dejó ver que su política monetaria podría afectar más el sensible intercambio comercial con nuestro país.

 

Desaceleración

Un informe de Econométrica sobre la entrada de capitales en Brasil asegura que mientras duró la apreciación cambiaria, Brasil asfixió su industria manufacturera, que quedó por debajo de la de 2008. “La economía (de Brasil) pasó de crecer del 7,5 por ciento en 2010 a 2,9 a mitad de año. El menor crecimiento llevó a Brasil a ceder en su política de metas de inflación, para devaluar y bajar las tasas de interés, a riesgo de no cumplir con las metas de inflación (4,5), actualmente excedidas (7,3)”, indica la consultora en su último reporte.