Ganados y carnes

Señales detrás de un mejor destete

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Señal. Lo que nos dicen los 550 mil terneros adicionales que aparecieron en la última vacunación, es que la recuperación del stock está en marcha y que esta escasez excepcional de carne no se sostendrá indefinidamente. Foto:Archivo

La exportación podría absorber parte del aumento del destete, que este año está calculado en 550 mil terneros.

 

Ignacio Iriarte

El aumento en el destete 2011, calculado en unos 550 mil terneros, significaría un incremento en la capacidad de faena potencial del orden de las 120 mil toneladas anuales, o sea, unos tres kilo per cápita adicionales disponibles para consumir o para exportar.

Como es probable que en el próximo otoño la cantidad de terneros destetados siga creciendo, puede calcularse que para 2012/2013 la capacidad de producción de carne vacuna de nuestro país haya crecido en unos cinco o seis kilos por habitante, y esto podría tener algún efecto depresivo sobre los precios.

Pero no necesariamente: el volumen adicional volcado al mercado podría ser neutralizado, en unos dos a tres kilos per cápita por el simple crecimiento vegetativo de la población. Y el resto podría ser absorbido por la exportación, que pasaría de las 250 mil toneladas actuales a 350 mil toneladas. Es decir, ningún cambio dramático.

Los altos precios actuales de la hacienda están amenazados a mediano plazo si el volumen adicional en la producción, que comenzaría a aparecer en el mercado en dos años, encuentra a las exportaciones semicerradas, como ahora.

Pero, ¿por cuánto tiempo el gobierno prescindirá de las divisas que puede aportar la carne? En estos días, el panorama de la balanza de pagos tiende a complicarse y comienza a parecerse al de fines de 2008 y principios de 2009, cuando la Nación dio marcha atrás con las restricciones a las exportaciones de carne vacuna, embarcándose ese año 660 mil toneladas.

Contexto

La caída del precio de la soja (y de la mayoría de las commodities agrícolas), la devaluación del real, la caída de la actividad económica en Brasil (y en el resto de los países desarrollados), la continua fuga de capitales y la rigidez de las importaciones a la baja podrían volver más racional al Gobierno y menos hostil la política oficial hacia el sector exportador de carne.

Si mañana se dejara de retacear los permisos de exportación como ya sucedió en el 2009 y se liberara a la industria de la pesada carga de la barata y de los 13 cortes, no podría esperarse sin embargo un aumento sustancial en los embarques. Después de la caída del precio del ganado en Brasil, Uruguay y Paraguay, el valor de la hacienda en la Argentina está muy por arriba de lo que está dispuesto a reconocer el mercado internacional. Además, con la actual escasez de novillos y con 15 por ciento de retenciones, la carne argentina está lejos de ser competitiva a nivel internacional.

Un combo que paraliza

Esta combinación de liquidación ganadera (hay 35 por ciento menos de stock de novillos que hace cuatro años), atraso cambiario y retenciones que quitan competitividad a nuestras carnes, se dan en el marco de un mercado internacional que se muestra semi paralizado en el corto plazo, al menos con respecto a los países del Mercosur. “Si se sigue sosteniendo este tipo de cambio y la oferta de novillos pesados y vacas continúa tan escasa como hasta ahora, es muy difícil que, aun liberando las exportaciones, las ventas al exterior reaccionen significativamente. El precio del novillo lo pone el mercado interno, fuertemente incentivado por la política de ingresos del Gobierno”, se advierte desde la cadena productiva del sector cárnico. En realidad, la señal que nos están dando los 550 mil terneros adicionales que aparecieron en la última vacunación, es que la recuperación del stock está en marcha y que esta escasez excepcional de carne no se sostendrá indefinidamente.