Con ráfagas de viento de 78 km por hora

La tormenta arrasó un sector de Barranquitas

El temporal derrumbó viviendas, voló techos y partió postes eléctricos. Hay 8 heridos y el municipio atiende a varias familias en el refugio que se instaló en el salón parroquial San Francisco Solano.

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Angustia. Como un montón de nada, así quedaron las viviendas de algunos vecinos que no lograban salir del asombro. A media mañana, el cielo del oeste se volvía a poner oscuro lo que empeoraba aún más la situación.

 

Salomé Crespo

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La tormenta de la madrugada esta vez se empecinó con el oeste de la ciudad. En el sector delimitado por calle Iturraspe, Pedro Zenteno, avenida Presidente Perón y calle Estrada, hasta el terraplén Irigoyen, las ráfagas de viento de más de 70 km por hora derribaron viviendas de material, ranchos, columnas del alumbrado y volaron techos completos.

Esta mañana, el panorama era caótico, parecía sacado de una película sobre fenómenos climáticos que ocurren sin explicación y que, además, se empeñan en descargar su furia en un sector de extrema precariedad. Tal es así que mientras la policía e inspectores de tránsito intentaban acomodar la circulación de vehículos en Perón e Iturraspe, para evitar que se topen con los cables del alumbrado que quedaron en el suelo, un grupo de vecinos que viven en la zona del terraplén Irigoyen llegó a cortar con cubiertas esta intersección.

“Perdimos todo, todo, todo, no tenemos nada y nadie viene a ayudarnos. Se va a largar a llover de nuevo y tengo cuatro nenes”, contó Mario Pérez muy exaltado mientras acomodaba a patadas las cubiertas que minutos después prendió fuego.

Fueron momentos de extrema tensión ya que los conductores de los coches que se encontraron con el corte no tenían espacio para desviar ya que a la vez había patrulleros sobre la cinta asfáltica, móviles y camiones de la Empresa Provincial de la Energía que intentaban llegar hasta los puntos más complicados del lugar para reparar las instalaciones.

Un desastre

Hacia el oeste, sobre el terraplén, el nivel de destrucción era muy importante y a las 10 todo empeoró con otro chaparrón. Si bien en toda la extensión había desparramadas chapas, ramas, carteles de locales comerciales y ladrillos picados, hubo ranchos que directamente desaparecieron y varias viviendas construidas por el Movimiento Los Sin Techo perdieron techos completos.

Los vecinos que habían podido salir del asombro buscaban sus chapas hasta en la zona de bañado, otros contemplaban pasmados lo que les quedó. A Ana Cáceres sólo le quedó una columna con la puerta de ingreso de lo que era su rancho, en el que vivía con sus hijas de 2, 9 y 13 años.

“Ahora están en la casa de mi mamá acá cerca”, dijo la mujer, con un hilo de voz y la mirada perdida. Ana recordó que a la madrugada no podía dormir por el calor y que se sentó afuera del rancho donde vio llegar la tormenta. “Cuando empezó el viento entré, sentí una estampida y todo se voló. No encontraba a mis hijas que quedaron a 20 metros de mi casa, se las llevó el viento”, relató. “¡Qué desastre que hizo el Señor!”, iba diciendo Mirta Machado mientras se abría paso por barro para llegar hasta la casa donde dejó a salvo a sus tres hijos. “No me quedó nada, lo único que pude hacer fue envolver a una de mis nenas con un colchón y protegerla, el techo se arrancó completo”, describió la mujer que quería volver rápido a su casa de la zona del terraplén para evitar que le roben lo que le quedó.

Las hermanas Sandra, Silvia y Beti Rodríguez lloraban desconsoladas del susto y por el estado en que quedaron sus viviendas sobre calle Iturraspe. “La galería se desprendió completa, en ese momento me tiré arriba de mi nieta que estaba durmiendo y en un segundo quedó todo como lo ves, no se puede creer, esto fue un tornado”, decía Beti hasta que el llanto le impidió seguir hablando.

Lo mismo creía Hugo Ascona, un vecino del área afectada, que le agradecía a la Virgen de Guadalupe que haya protegido su casa que quedó en pie. En un santuario que el hombre cuidaba con devoción, compartían escena el Gauchito Gil y la virgen; milagrosamente las imágenes del gaucho fueron borradas por el viento, en cambio las de la santa patrona de la ciudad permanecieron inmutables. “Esto no fue una tormenta más, acá pasamos muchas y nunca quedó el barrio así”, remarcó Hugo, y salió a darle una mano a otro vecino.

Seguiría el mal tiempo

Tras el nuevo temporal

que se desató en la madrugada —un fenómeno convectivo— el Servicio Meteorológico Nacional (SMN) mantenía esta mañana vigente el alerta meteorológico para el centro-norte de la provincia. La previsión del organismo es que durante las próximas horas seguirá la probabilidad de tormentas, aún cuando se pueden producir en medio algunos mejoramientos temporarios. Las condiciones inestables se mantendrían hasta la noche del domingo o la mañana del lunes.

Durante la tarde, las cuadrillas municipales van a reparar los techos de varias viviendas en Barranquitas. La Municipalidad, además, instaló un refugio en la parroquia San Francisco Solano para que las familias afectadas puedan pasar la noche con alimentos y bajo techo. Al cierre de esta edición, se habían acercado al refugio 17 personas, pero el número es mayor porque hay familias que no quieren abandonar lo que queda de sus casas por el miedo a los robos.

Desde la Empresa Provincial de la Energía (EPE) estiman que llevará dos o tres días reparar los inconvenientes ocasionados en el suministro eléctrico que ocasionó la tormenta. “El impacto de esta tormenta es similar, en cuanto a las consecuencias, a la que se registró a principio de semana”, indicaron desde la EPE a El Litoral.

La misma fuente precisó que los mayores inconvenientes se produjeron en el oeste de la ciudad, aunque también hubo reclamos del norte y en sectores de la Ruta 1.

54

reclamos

recibió la Línea de Atención Ciudadana de la Municipalidad; 13 por voladura de techos y derrumbes, 10 por postes y columnas caídas, 8 por cables cortados, 22 por árboles y ramas caídas y uno por escombros en la vía pública.

59

milímetros

fue el promedio de la lluvia caída en la ciudad desde las 2.30 de la madrugada, según los datos del municipio.

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Destrozos. Cuadrillas de la EPE trabajaron en la zona desde muy temprano. Los cables del alumbrado y de las viviendas quedaron en pésimas condiciones y representaban un serio peligro.

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Desesperada. Ana Cáceres no lograba recuperarse del golpe que le causó ver que su rancho fue completamente borrado por el viento. Sólo quedó en pie la puerta.


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Feroz. La fuerza del viento fue tal que quebró columnas. En las calles del barrio, había chapas, escombros, ramas y carteles que llegaron desde otros sectores.

Fotos: Guillermo Di Salvatore