Redacción El Litoral
Las familias llegaban con el mate y la curiosidad de ver de qué se trataba ese evento astronómico que tuvo en vilo al país. Había dos telescopios, filtros especiales y máscaras de soldar para ver el eclipse total de sol sin riesgos oculares.
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El sol parecía una manzana que iba siendo mordida de a poco. Un mordizco, otro y otro. “¡O la víctima de un pac-man!”, bromeó un joven de arriba de 40 que conoció ese juego famoso de los ‘90. O sea que el sol se iba tapando lentamente, y así se veía en los filtros y en uno de los dos telescopios que aplicaba la técnica de proyección: el sol se reflejaba en una pantalla blanca, la luna se lo iba “comiendo”. Todo transcurría en un área descampada del Parque Federal: el calorcito parecía beatificar las manos frías de los pibes que andaban de acá para allá. El mate no dejaba de circular, en ruta fraterna: es que en la ciudad, el eclipse total de sol construyó un acontecimiento social. La gente que se acercó a ver qué era todo eso no se conocía entre sí; pero el cielo los unía y los igualaba.
El Parque Federal fue el punto de reunión para ver el eclipse
Liz y Lisandro cuidaban de sus niños, con la merienda dentro de un bolso de mimbre; un abuelo con sombrero campechano buscaba su nieto para que mirara el cielo con un filtro especial, un perrito pequinés más allá, un grupo de adolescentes que se conocieron ahí, compartiendo el filtro especial y tratando de grabar con sus celulares. Una niña con una máscara para soldar, deproporcionada para su cabecita. Alguien miraba con una radiografía el sol: “No flaco, ¡te va a hacer mal la vista!”, recibió el reto.
“Se nos amontonó de gente, es hermoso”, se entusiasmó Antonela Trevisan, profesora del Code. “Son fenómenos naturales astronómicos que siempre llaman la atención. En enero pasado, con el eclipse total de luna, tuvimos un montón de gente que lo fue a ver al Centro Astronómico”. El lugar elegido, ese descampado, era perfecto para Trevisan, porque le escapaba a edificios en altura.
El eclipse, en Paraná
Los fanáticos eclipseros “bancaron los trapos” del evento hasta pasadas las 17.42, cuando ambos astros, sol y luna, terminaban de cruzarse. Ahí se quedaron hasta que se terminó todo. Empezó a refrescar, de a poco todos fueron juntando sus cosas y a la casa. La tediosa rutina, otra vez, comenzaba a la mañana siguiente. El próximo eclipse total de sol se verá en el país el 14 de diciembre de 2020.