“Necesito que el equipo esté siempre tenso, atento, dispuesto al máximo esfuerzo”, ha sido una de las frases —palabras más o menos— preferidas de Madelón. Así jugó los partidos con Mineiro y con River, más allá de que los resultados no fueron los mismos. Aquella imagen saludable, convincente, plena y hasta sorpresiva de esos partidos, mutó en esta de hibridez, imprecisión y dudas que trajo a Paraná. No pareció el Unión que se había acercado muchísimo a las mejores expresiones logradas en otros tiempos con Madelón. Fue un equipo apático, que para colmo de males se encontró con un jugador menos y esto permitió que el rival se agrande y lo supere plenamente en el segundo tiempo.
La acción tan peligrosa como irresponsable de Walter Bou, en el cierre del primer tiempo en una jugada de gran riesgo para la humanidad del arquero Ibañez, dejó a Unión con un jugador menos durante todo un tiempo e hizo que un partido que los santafesinos tenían controlado, se convierta en algo complicado y negativo para todo el desarrollo de la parte final.
De no haber sido por la enorme actuación de Moyano, la gran figura de Unión, más la ayuda del travesaño en dos oportunidades, la victoria de Patronato se habría materializado antes y no en los minutos finales del partido, cuando el paso del tiempo se convertía en el peor de los rivales para el equipo de Alvarez.
Hubo un primer tiempo tedioso, insoportable, lleno de imprecisiones por parte de los dos equipos. Unión fue algo más, pero muy poco más. Sin llegadas, la superioridad se manifestaba tibiamente en un par de jugadas de Cabrera por derecha, algo de empuje por el lado de Jalil Elías y algún encuentro esporádico entre Carabajal y Corvalán por izquierda. Muy poco, frente a un rival que tampoco se insinuaba porque no tenía manejo del juego en el medio y apostaba a alguna jugada individual de Avalos, la movilidad sin profundidad de Tarragona o algún desborde de Lautaro Comas por el sector derecho.
Tenés que leerAgónica derrota de Unión ante PatronatoTampoco ayudaba el pésimo estado del campo de juego, que conspiraba contra el juego asociado y la pretensión, no muy buscada por cierto, de poner la pelota contra el piso y jugar por abajo. Se jugaba lejos de los arcos, se erraba mucho en los pases, no había claridad y el 0 a 0 calificaba el juego y la pobreza de los dos equipos, hasta que Bou hizo lo que hizo, factor clave para el cambio de timón que tuvo el partido.
De arranque, Alvarez lo puso a Compagnucci para abrir la cancha por el costado derecho. Y después lo sumó a Silveira. Los dos resultaron clave. Patronato empezó a mandar, generó varios centros por el sector derecho, inclinó la cancha y Unión quedó huérfano de todo. ¿Qué hacía?, retroceso constante, amontonamiento de jugadores en la puerta del área y las atajadas de Moyano. De arranque nomás, el “1” de Unión le sacó un mano a mano a Luna. Ese fue el presagio de lo que pasaría después. No solo por la continuidad de buenas atajadas de Moyano, convertido en gran figura no solo de Unión sino del partido, también por la cantidad de situaciones que le empezaron a dar fundamentos inequívocos a Patronato de merecimientos acumulados que se materializaron con el gol de Silveira en el final, luego de una jugada en la que “durmieron” los defensores de Unión en una salida rápida de un tiro de esquina que sorprendió a todos.
Tenés que leerAtlético Mineiro - Unión: el colombiano Nicolás Gallo será el árbitro de la vueltaLas atajadas de Moyano y dos remates en el travesaño fueron sosteniendo un 0 a 0 mentiroso, que Unión sólo aguantaba con estos atributos y la falta de contundencia del rival, pero no por otros méritos propios. No se aguantaba la pelota en el campo rival, no había precisión ni tampoco ideas para frenar ese ritmo que le imprimía el rival. Unión retrocedía, a veces demasiado, achicaba los espacios de tres cuartos de cancha hasta el área de Moyano y por eso la idea de Alvarez fue la de abrir bien la cancha, utilizar los 70 metros de ancho de la cancha y sacar centros.
Hay detalles puntuales que se deben mencionar y no se pueden soslayar. Uno de ellos es el pésimo estado del campo de juego; otro, la expulsión de Bou. Fueron condicionantes, pero no se pueden usar como excusa. Unión jugó mal. Su imagen no fue ni la sombra de aquella cara que mostró en los dos partidos anteriores. Con otra actitud, superó con claridad a Mineiro y puso de rodillas en varios pasajes a River. Patronato, un equipo que hoy está descendiendo, le desnudó su rostro más despreciable.
Jalil Elías se retiró lesionado sobre el cierre del primer tiempo. Fue luego de dar señales evidentes de dolor en su región lumbar. Según pudo averiguar El Litoral, será sometido este sábado a un estudio para determinar el grado de su lesión y ver cómo evoluciona y si está en condiciones de viajar a Belo Horizonte el miércoles.