Los exámenes diagnósticos de los aprendizajes en los alumnos argentinos se realizan sin un lineamiento uniforme desde hace más de 25 años. A través de distintos gobiernos, se mantuvo firme la periodicidad, pero se ablandaron sus parámetros. Así lo refleja un informe del Observatorio Argentinos por la Educación, donde señalan la pérdida de comparabilidad de las pruebas debido a los sucesivos cambios metodológicos. Esta semana, una vez más, fueron puestas en discusión por las máximas autoridades nacionales, generando debates intensos en el ámbito educativo.
Adriana Puiggrós, viceministra de Educación de la Nación, de reconocida trayectoria en el sector educativo, dijo en una entrevista publicada en El cohete a la luna: “Evaluar no es un elemento de la enseñanza, es un instrumento de control y de selección, que está pensado desde una lógica empresarial. Lo que busca es reducir la cantidad de alumnos, de docentes, desde una idea meritocrática”. Luego, en diálogo con Clarín, aclaró que se refería al modelo “estandarizado”, como las pruebas Aprender impulsadas por Cambiemos o los distintos exámenes internacionales.
Asimismo, entre objetivos urgentes, Puigróss desplegó su pensamiento sobre la temática en cuestión: “La idea es que la evaluación sea un elemento posterior del proceso enseñanza-aprendizaje. Lo que tenemos que hacer ahora es enseñar, dialogar con los actores, con las provincias, con los docentes”. Según sus palabras, esa es la directiva encargada por el ministro, por lo que están trabajando con la Comisión de Educación para reformular acuerdos pedagógicos e incorporar “nuevos saberes” en materia de “educación sexual, derechos humanos, lectura, ambiente”.
Al sucitar las dudas sobre la continuidad, generando un gran revuelo por su definición, el propio titular de la cartera, Nicolás Trotta, salió a aclarar que no se abandonarán estos formatos. Tomando distancia de su vice, el ministro destacó la necesidad de estos exámenes: “Seguiremos tanto con las pruebas de la Ocde (Pisa) como con las de la Unesco (Terce y Serce)”, sostuvo en un comunicado de prensa. Mientras, adelantó que “en las próximas semanas” presentarán la “estrategia para los próximos cuatro años”, que fuera “fruto del debate en el Consejo Federal”.
El documento “La frecuencia de evaluaciones nacionales”, con autoría de Silvia Montoya, directora del Instituto de Estadísticas de la Unesco, revela que no ha habido constancia en cuanto a cómo se evalúa, cada cuánto tiempo, en qué áreas y niveles, de qué manera, y cómo se difunden los resultados. “En los Objetivos de Desarrollo Sostenible 2030, a los cuales Argentina adhiere, uno de los desafíos que se tiene es el de definir una política de evaluación que permita una dirección clara para lograr que todos los niños y jóvenes tengan una educación de calidad”, afirma Montoya.
En el informe se señalan cambios en la frecuencia de las evaluaciones: han sido anuales, bienales y trienales. Entre 1993 y 2000 se realizaron pruebas muestrales anuales en el nivel primario en matemática y lengua. Entre los años 2002 y 2016 se realizaron evaluaciones muestrales en el nivel primario, con frecuencia anual al inicio (2002-2003), luego con frecuencia bienal (2004-2007) y más tarde trienal (2008-2013). A partir de 2005, las pruebas perdieron comparabilidad por cambios metodológicos.
Además, se observan las variaciones entre evaluaciones censales (sobre el total de la población objetivo) y muestrales (sobre un conjunto de alumnos representativo del total). Desde 1993, la mayoría de los años se implementaron pruebas muestrales en el nivel primario, con excepción del año 2000. Recién en 2016 se retomaron las evaluaciones censales en primaria (2016, 2017 y 2018). En secundaria, en cambio, ha habido evaluaciones censales anuales en el período 1997-2000; diez años después se retomaron con frecuencia trienal (2010-2015), luego anual (2016-2017) y, más recientemente, bienal (2018-2019).
De acuerdo a las conclusiones del documento, en más de 25 años, la falta de claridad en la evaluación del sistema educativo dificultan los diagnósticos a lo largo del tiempo. Se desprende que en búsqueda de consolidar una política de estado, resulta fundamental el fortalicimiento de equipos técnicos y objetivos estables, que sean superadores a los cambios de gobierno, favoreciendo la compilación de resultados que den lugar a un caudal de información confiable.
El exministro de Educación nacional, Alejandro Finocchiaro, salió al cruce luego de las declaraciones de la viceministra: “La evaluación no es de aprendizaje, es una herramienta de diagnóstico que permite tener información fiable para proyectar políticas públicas y ver cómo funcionan, para profundizar y trabajar”, sostuvo en declaraciones a Cadena3.
“Me tranquiliza mucho que el ministro Trotta haya puesto las cosas en su lugar y haya dicho lo que piensa el Ministerio. Entiendo la opinión de la doctora Puigróss como pedagoga, pero creo que atrasa mucho y en muchos aspectos”, apuntó Finocchiaro.
Además, defendió lo hecho por su gestión: “Gracias a la primera evaluación pudimos armar un programa en el que tomamos a las 3500 escuelas con mayor índice de vulnerabilidad educativo. Tres meses después, Macri anunció que estaban por encima de la media nacional”.
Con respecto a lo hallado en el ministerio, Puigróss sostuvo que no encontraron “ninguna dirección, ni coordinación, ni personal destinado a las modalidades ni a los niveles”. Debido a ello, reseñó que las principales tareas en estos primeros meses serán dos: “la primera es organizar nuevamente el ministerio porque no se cumplía con la Ley de Educación Nacional; la segunda es la de organizar todo el sistema educativo nacional”.
Marcó que para ello serán fundamentales la Paritaria Nacional y el Consejo Federal de Educación, a los que calificó de “columnas del sistema educativo”. Además, resaltó que serán importantes las presencias de representantes sindicales y de autoridades universidatarias en las reuniones periódicas del Consejo Federal de Educación.
“La decisión del Ministro —siguiendo las directivas del Presidente—, es que nuestra gestión es federal pero estamos tratando de construir un nuevo tipo de federalismo”, resumió Puigróss en la entrevista con El cohete a la luna.
Pese a la implementación de los exámenes estandarizados, la tasa de respondientes sigue siendo un desafío pendiente. Por ejemplo, en 2018 fue de 78,7% en promedio, con provincias donde el porcentaje superó por poco el mínimo establecido como requisito por la Secretaría de Evaluación Educativa.
En la provincia de Santa Fe fue más del 80%. Asimismo, en sexto grado del nivel primario, los alumnos aprobaron los exámenes de la evaluación con el 92,8% en Lengua, contra el 80,7% en Matemáticas. Mientras, quienes quedaron por debajo de los conocimientos básicos pasaron de 13,7% a 7,2%, en la primera disciplina; en cambio, pasó de 15,9% a 19,3%, en la segunda.