La pandemia de coronavirus es absolutamente dinámica y obliga a las autoridades a tomar medidas casi minuto a minuto. Para evitar el pánico lógico que genera en la población una enfermedad absolutamente nueva, que se disemina velozmente de país en país en este mundo globalizado, hay una regla de oro: comunicar. Es clave -y urgente- bajar información clara, honesta, concisa y coherente. Además, es un derecho, más aún en una situación de crisis como la que expone el coronavirus. Y en esto, los medios masivos cumplen un rol fundamental.
Esto no está sucediendo en Santa Fe. Los ciudadanos están desorientados. Los medios de comunicación no estamos recibiendo los datos que necesitamos; no hay un interlocutor operativo que brinde las respuestas que solicitamos, y que muchas veces son las que nos hace la audiencia.
En Buenos Aires, desde principios de semana se sabe que quien tenga fiebre o tos seca y haya llegado del exterior debe recurrir al 107 (Same). En Santa Fe, ¿qué se debe hacer? ¿hay que ir a una guardia, con el riesgo de contagiar al remisero que lo lleva (si es el caso), al personal de salud y a los pacientes que esperan ser atendidos por otras afecciones?
Hace dos días se informó que se iba a poner operativo un 0800 provincial. Hay un hombre aislado desde el martes en un sanatorio privado, y 9 casos más en análisis en el territorio provincial, y todavía no se dispuso cómo y dónde debe recibir atención quien sospeche que puede tener el virus. Se dice que quizás este viernes anuncien un número de teléfono al que recurrir, sin trasladarse... Y que tiene que aislarse por 14 días mínimo. Más de 48 horas después, las autoridades sanitarias no comunicaron oficialmente que el primer análisis realizado por el Laboratorio Central de Santa Fe descartó el jueves al mediodía que ese paciente tenga Gripe A y que la muestra fue enviada al Instituto Malbrán para corroborar si es coronavirus. Es un dato que consiguió El Litoral de tanto insistir con las autoridades del sanatorio.
Las directivas tampoco fueron claras desde un comienzo para los geriátricos, que justamente atienden a los grupos de mayor riesgo. Pami prohibió las visitas a sus instituciones, pero los de administración privada no recibieron una indicación expresa del Ministerio de Salud, y están tomando decisiones en soledad, en base a “recomendaciones generales”.
La pésima comunicación en una situación de riesgo, generó pánico: los santafesinos arrasaron con el alcohol en gel en las farmacias, que es el producto más recomendado después del agua y jabón para evitar contagios. El gobierno provincial ¿puede garantizar su provisión? ¿está en condiciones de fabricarlo?
En situaciones de riesgo es muy importante elegir cuidadosamente qué palabras se utilizan. El comunicado que emitió el jueves al mediodía el Ministerio de Salud provincial indicó “restringir reuniones y eventos multitudinarios en espacios tanto cerrados como abiertos”. Siguió al pie de la letra las indicaciones de Nación, y eso estuvo bien, para unificar un mensaje claro. Pero restringir es reducir; no es prohibir, no es impedir, no es decir con claridad “no se pueden hacer”. Sugería distintas interpretaciones. Entonces ¿qué harán los boliches este fin de semana?; el casino y el shopping ¿pueden continuar abiertos?; los casamientos, cumpleaños o fiestas de 15 ¿se van a realizar? Son incógnitas que no quedaron resueltas, y quedaron a la libre decisión de los organizadores. Recién cerca de las 10 de la noche, la provincia dispuso adherir a la emergencia sanitaria nacional y suspender los espectáculos públicos con concurrencia masiva de público, cuya organización estuviera a cargo del Estado provincial, o cuya realización dependa de su autorización. E instruye a los Municipios y Comunas a proceder en consecuencia.
La “Guía para comunicar sobre coronavirus” que difundió la Organización Mundial de la Salud indica que el anuncio temprano y preciso es muestra de liderazgo, genera confianza, reduce los rumores y, en consecuencia, puede salvar vidas. Por el contrario, los anuncios tardíos dan lugar a especulaciones, lo que hace que la gente se pregunte hasta qué punto es realmente mala la situación, aunque internamente se esté haciendo hasta lo imposible para evitar que el virus se propague.
Hay muchas incógnitas que nadie resuelve, y esto provoca temor, principalmente acerca de lo que podría suceder. Nadie parece comprender que la comunicación de riesgos, con los medios como una pieza clave, es un recurso estratégico que contribuye a ser más efectivos en la respuesta de salud pública, para evitar que más gente se enferme.