La semana que pasó fue el debut de “Aquí y ahora”, nueva propuesta para la segunda mañana en la radiofonía santafesina: el envío, conducido por Silvina Camino, se emite de lunes a viernes, en el horario de 10 a 13, por la frecuencia de FM Galeno 100.7. El Litoral aprovechó un parate en el aire para hacer junto a la experimentada locutora un balance de estos primeros días y conocer más sobre la propuesta.
—¿Cómo surgió la propuesta de este programa, y el querer hacerlo?
—La propuesta de trabajar en Galeno estaba desde que la radio nació, o antes inclusive: en el proceso de gestación. Yo recién volvía a Santa Fe, y Marcelo (Medina) estaba craneando la idea, me invitó a participar. Estuvimos un tiempo viendo cuál iba a ser el estilo de la radio; pasó que en ese momento tenía una premura bastante importante por empezar a trabajar y generar dividendos, entonces tuve que abandonar el proyecto antes de que Galeno estuviera en el aire. Después estuve yendo y viniendo por distintos medios, y él me decía “¿cuándo vamos a hacer algo?”. Y bueno, llegó ese momento a principios de este año.
—¿Cuál fue la consigna para la mañana?
—Marcelo me dio mucha libertad. Primero me consultó en qué horario podía; yo trabajo de tarde en Prensa de Gobierno, y tendría que estar empezando en esta época del año la tele en Cablevisión, como vengo haciendo desde hace dos temporadas con (Pepe) Prestigiovanni. Entonces me quedaba la mañana principal. Cuando le consulté el horario, me dijo “el que vos quieras”.
Lo mismo con la idea de programa; me permite pasar música que por ahí en Galeno era como un poco desacostumbrado: más en español, alguito de latino. Voy en puntas de pie, recién es mi primera semana, voy probando.
A él le interesaba sumarme a mí y a mí gustaba la onda de Galeno, su estilo. Me parece que se tiene que ir ganando su lugar cada vez más (que ya lo tiene, pero hacerlo crecer).
—Venís con un perfil de AM...
—Tengo muchos años de trayectoria. Este es mi mundo: trabajé en AM porque entré a los 21 años en LT9. Lo primero que hice fue AM cuando todavía se utilizaba la tanda en vivo, que todos los locutores más viejitos extrañamos, porque era una época hermosa de la radio. Ahora hago PNT, pero no es lo mismo: el ritmo de la tanda es una cosa que no tiene comparación; y gracias a Dios enganché esa parte.
Después inmediatamente me pasaron a la FM por una cuestión de necesidad de locutores: empecé a laburar ahí y me encantó, porque ahí gané mi nombre: la gente te empieza a identificar. Después volví a la AM en LT10. Estuve yendo y viniendo, hice todo, me gusta.
—A lo que íbamos es que tenés un perfil más informativo, Galeno tiene un perfil más basado en la música.
—Creo que este es más mi estilo. Lo converso mucho con colegas, que a lo mejor las radio que conservan ese estilo de la FM más vieja es el que a mí más me va. Que me da una libertad para manejarme, sobre todo desde este lugar de poder hacer la operación técnica; sin invadir el terreno que es propio de los profesionales de la consola pero bueno, la vida nos ha llevado a tener que hacer un poquito de todo. Nunca seré operadora, pero en la medida en que lo necesite... Te da la posibilidad de intimar con el oyente: siento que estoy hablando directamente con él, y me manejo como yo quiero: metiendo la pata a mares (risas), pero poniendo la música, con el clima que quiero crear; que muy pocas veces se logra con un operador esa conexión.
—Se da una cosa de acompañar: entrás en la casa, o en el auto de la gente.
—Es muy difícil encontrar el ritmo de la mañana. Soy una persona que naturalmente escucha música lenta. No pongo música para levantarme el ánimo; hay gente que la usa como un mecanismo para salvarse de ciertas situaciones.
Generalmente en mis programas pongo la música que me gusta a mí y lo aclaro: si te gusta bien y si no voy a seguir poniendo la que me gusta (risas). Por ahí me dicen: “Levantá que son las 12 y mirá lo que estás poniendo”. Y si a mí me pinta escuchar un “Crazy” de Aerosmith, o un “Debió haber sido amor” de Roxette (hablo de temas viejos); si me pinta el romanticismo a las 11 o las 12 no me van a decir que no.
Tiene que ver mucho conmigo. Creo que cuando adquirimos una serie de años en el aire al principio tenés que acostumbrar a la gente a vos, y después la que te sigue es la que ya está adaptada a tu estilo. En ese sentido no lucho mucho para juntar gente nueva, sino que me conformo con la que viene conmigo desde antes (risas).
—¿Cómo fue la experiencia de esta primera semana?
—Dura. El primer día me puse nerviosa, me desperté a las tres y media de la mañana, no podía dormir, vine amanecida. Y me encontré con un pequeño problema técnico que nos sacó del aire una hora. Entonces no sabía si me venía bien para quedarme tranquila o me pongo más loca de lo que vine. Decíamos con Marcelo en broma: la gente me dijo tanto “dale, rompela toda” que la rompí directamente. Pero no toqué, por suerte tenía operador.
Fue de mucho tratar de hacer pie. Todavía estoy tratando de buscar el estilo de la radio, que la gente me vaya diciendo “por ahí va”.
—Cuando está bien no te dicen pero aparecen para quejarse.
—En buena hora: si todavía no apareció vamos bien. O mientras me adapto que me tengan paciencia, después dirán “esta mujer va a seguir así, vamos a decirle algo” (risas). Estoy abierta a la crítica.
—Quedarme, que me aguante, aguantar. Sobre todo porque mi ritmo es de mucho trabajo. Para mí esto no es trabajo; lo que me genera es todo el alrededor: desde buscar la música (eso lo hago antes, armo mi playlist para traer); el tema de la producción no porque tengo algunos columnistas con temas puntuales, que es lo que busco con este programa: bajar el ritmo no sólo con la música sino con la forma de ver la vida. Hoy el coronavirus nos lleva la atención: no podés hablar de otra cosa que de barbijos y restricciones. Uno lo hace porque necesitamos que se tome conciencia en serio: por ahí somos de tomarnos a chiste muchas cosas que tienen que pasar a ser protagonistas.
Por otro lado el programa se llama “Aquí y ahora” porque busco tratar de disfrutar el momento: para mí, en la radio, es de pleno disfrute. Y la información no la tengo que producir tanto, porque es lo que se va generando, es como un Twitter al aire.
—¿Quiénes son los columnistas?
—Los columnistas fijos de la radio, para empezar. El señor Osvaldo Medina, tremendo periodista de LT9, compañero de hace mil años, va a hacer un resumen los viernes y editorializar un poco sobre lo que pasó en la semana. Sebastián Castillo para el deporte, para que me hable particularmente cuando hay fecha, pero también sacarlo al aire cuando se me ocurra.
Después traigo gente como María Laura Storani, una chica que trata el tema de salud mental comunitaria. Tengo una profesora de yoga y reiki que va a empezar la semana que viene, Noemí González. Tengo dos compañeras de oficina: Inés Almeida, que va a hacer la parte recreativa del programa, y Anabella Méndez, una chica que está muy loca y sería una especie de Tana Ferro (el personaje de Valeria Bertuccelli en “Un novio para mi mujer”) al aire.
Tengo que sumar a Andrea Pallero, una profesora de arte y artista de Santa Fe, que va a esperar un poco para sumarse. Y a un amigo, Max Tonelli, que habla de moda; en su primera entrada habló de la moda sustentable: a él le interesa esto de empezar a reducir el guardarropas de manera consciente; bajar el consumo e ir más a la modista.
Más los que se vayan sumando: esta radio tiene que ver con los médicos, estoy convenciendo a uno que es anunciante para que charlemos de rehabilitación y kinesiología.