El desafío de Domínguez: encontrar la mejor dupla de ataque...
Un equipo con goleadores que en Colón no lo demuestran
Hay cantidad y uno cree que también hay calidad, pero la realidad muestra que este equipo se convirtió en uno de los que menos convirtió de la Superliga. Para analizar y trabajar... Cuando se pueda...
En el momento de las evaluaciones y el análisis final de la muy floja Superliga de Colón, uno de los primeros aspectos que salta a la vista es la ineficacia de los delanteros. Wilson Morelo, que muchas veces fue suplente en la consideración de Lavallén, terminó siendo el goleador del equipo, marcando más de la tercera parte de los goles. Le siguió el Pulga Rodríguez, que sólo marcó en dos de los partidos que jugó (generalmente de titular con Lavallén y relegado al banco por Osella, posteriormente): ante Estudiantes (última victoria antes de vencer a Rosario Central pero ya por la Copa de la Superliga y frente a San Lorenzo. Morelo repartió más sus goles, fueron en varios partidos. De todos modos, la inoperancia a la hora de convertir se manifestó claramente en los magros 17 goles que el equipo marcó, en 23 partidos. Lo que contrasta con los 39 goles recibidos. Conclusión: Colón fue uno de los equipos más goleados del torneo y uno de los que menos goles convirtió. Todo esto redondeó una campaña con un 26 por ciento de productividad, cosechando menos de la mitad de los puntos que jugó en Santa Fe (el 47 por ciento) y apenas el 3 por ciento de los que jugó afuera (sólo un empate y todas derrotas en 11 partidos.
Todo esto, en un plantel que tenía en la Superliga al Pulga Rodríguez, Wilson Morelo, la llegada de Viatri y Brian Fernández para reforzarlo en el comienzo del año, Tomás Chancalay (en muchas ocasiones “paseado” como volante en el equipo), Da Luz, Esparza (otro de los que jugó de volante), Nicolás Leguizamón, el “Sicario” Ortega, Sandoval, Brian Galván y Zurbriggen.
Lavallén había insistido en su momento con la llegada de un “9” que sea diferente a lo que ya tenía. Todo esto se daba en un momento de “acciones altas” del ex entrenador, cuando había dejado en el camino a Argentinos Juniors en la Copa Sudamericana y comenzaba a perfilarse para llegar adónde finalmente llegó: la final continental. El pedido del entrenador no logró satisfacerse hasta que se produjo el ingreso al plantel del “Sicario” Ortega, que vino con algunos buenos antecedentes que jamás demostró en Santa Fe y su paso fue tan improductivo como inútil, más allá de que el técnico confió en él ni más ni menos que para ponerlo en el segundo tiempo del partido en La Nueva Olla con los ecuatorianos de Independiente del Valle.
Aquella “novelita” de los delanteros tuvo un par de ribetes: uno de ellos fue que se apuntaron jugadores que eran inalcanzables, como el caso de Leonardo Ulloa o en su momento el propio Jaime Ayoví, o bien el “famoso” twitter de Lavallén, diciendo que “a Silva yo no lo pedí”, cuando el nombre del uruguayo, hoy en Argentinos Juniors, había aparecido como una de las probabilidades más concretas.
Pocos “mellizos”
Colón tiene una variada gama de delanteros, con características y gustos diferentes. A saber:
* El Pulga Rodríguez: es un jugador inteligente, vivo, tiene “potrero”. A muchos podría seducirlos el hecho de ponerlo de enganche con dos referencias arriba. Los entrenadores la pensaron pero no la ejecutaron. Su nivel fue decayendo adentro de la cancha y en “popularidad” con la gente. Pasó de ser muy querido, casi al límite de convertirse en ídolo, a ser un jugador que hoy necesita recuperar esa sintonía con el hincha. De todos los delanteros, podría decirse que es el que tiene mejor “panorama de cancha”.
* Lucas Viatri: no hizo la pretemporada, fue el último en llegar. Osella lo pensó de titular y lo puso en un par de partidos, pero notó que debía mejorar su condición física. Es, de los delanteros, el más apto para el juego aéreo o para jugar de pivote, trabajando entre los centrales para aguantar la pelota.
* Wilson Morelo: Osella le devolvió una titularidad que tenía prácticamente perdida con Lavallén. Hoy por hoy es el jugador que asegura lo que es la escencia de un delantero. Hizo un muy buen partido contra Central y se entendió bien con Chancalay. No es un delantero que impacte por su rigor y estatura física, pero tiene olfato para el gol. Es el goleador de Colón.
* Tomás Sandoval: sigue siendo una verdadera incógnita. Hace ya al menos un par de temporadas que está en el plantel y todo lo que se habla y lo que se dice es potencial o a futuro. El presente indica que también han pasado los entrenadores y nadie ha logrado sacarle jugo, moldearlo, mejorarlo en lo que haya que mejorar. Apuntaba para muchísimo más y cada vez participa menos. Al igual que lo que ocurrió con Leguizamón, ni siquiera le ofrecen la posibilidad de ir a jugar a otro club. Es un jugador con futuro, también astuto para llegar al gol pero que no juega. Y así, es muy difícil que el futbolista pueda superarse. Es un “9” de área, sin la experiencia y quizás sin esa aptitud física y técnica de Viatri, pero en ese mismo rol de habitante en los últimos 18 metros de la cancha.
* Nicolás Leguizamón: ya no está (se fue a préstamo a Defensa y Justicia), era otro jugador de área y con potencia. A diferencia de Viatri, sin esa técnica depurada, pero explosivo y discontínuo en la consideración de los entrenadores.
* Brian Fernández: es la gran esperanza que tiene Colón. Goleador, explosivo, capaz de adecuarse a cualquier compañía, buen definidor. Jugó apenas media hora ante Banfield. Su llegada a Santa Fe estuvo rodeada de un ambiente hostil y negativo para sus posibilidades. Sometido a un tratamiento multidisciplinario, Domínguez lo llevó a Rosario pero quedó afuera del banco de suplentes. Daría la impresión de que es un jugador que se puede adaptar a jugar con otro “9” de área o con alguien que no lo sea.
* Mauro Da Luz: Colón lo trajo después de verlo jugar bien los partidos de la Sudamericana, cuando militaba en River de Montevideo. También se llevó por algunas recomendaciones. Es muy rápido y ofrece una alternativa distinta. Quizás, en River estaba más acostumbrado a que el equipo juegue de contragolpe, sistema para el que se adapta mejor. Necesita espacios para hacer prevalecer su velocidad. Osella le había dado la chance de jugar como un extremo ante los santiagueños. No la pudo o no la supo aprovechar.
* Tomás Chancalay: en primera instancia, debe definirse. A él le gusta jugar de enganche o media punta, suelto y detrás del “9”. Es una alternativa. La realidad, es que cuanto más cerca esté del arco de enfrente, mejor. Los técnicos lo usaron bastante como volante lateral. Allí, obligado al ida y vuelta y con necesidad de retroceso, no rinde.
* Brian Galván:se lo incluye por más que su vida deportiva en Colón es prácticamente efímera, mucho más si el torneo no se reanuda o no hay fútbol hasta mitad de año, fecha en la que vencerá su contrato con el club. Es más delantero que volante, algo parecido a lo que ocurre con Chancalay. Se podrían agregar algunos juveniles, como el caso de Zurbriggen, pero no vale la pena teniendo en cuenta que en el supuesto caso de que Domínguez insista en un esquema 4-4-2, ya cuenta con muchas opciones y con jugadores de experiencia, prestigio y recorrido que seguramente irán teniendo sus chances antes de aquellos que están dando sus primeros pasos en el plantel profesional.
Sobre gustos...
No hay nada escrito dice el dicho y mucho más en algo tan opinable como el fútbol. La primera dupla que eligió Domínguez fue Chancalay-Morelo y no le fue nada mal. El equipo convirtió tres goles en 12 minutos y en dos de ellos hubo conversión de parte de los delanteros. El torneo se cortó y es impredecible saber qué ocurrirá cuando regrese, pero es una alternativa que funcionó.
Desde ya que, teniendo a Brian Fernández, Viatri y el Pulga Rodríguez afuera, no deja de ser una tentación que se los meta en el análisis para ver cuál sería la dupla más productiva. Y después, saber hasta qué punto entrarían Sandoval y Da Luz en la consideración del entrenador.
Viatri es el que ofrece posibilidades diferentes al resto, por altura y condición física, al margen de que técnicamente es un jugador que puede adaptarse a jugar por abajo sin problemas. Brian y Morelo podrían ser los que más se acercan a esa búsqueda de “mellizos” por características (parecidos en el juego) y el Pulga con una mayor tendencia a tirarse atrás y con la sabiduría que le han dado los años para entender también esa posibilidad de ser un “lanzador”.
El desafío para Domínguez, que en parte lo logró en esos 12 minutos vibrantes e inauditos para este plantel, en Rosario, es encontrar la dupla que mejor se complemente. Esa sociedad de la que tanto hablaba el Flaco Menotti, tan necesarias en el fútbol, tanto para defender como sobre todo para crear y atacar.
Colón necesita goles y tiene jugadores que en muchos momentos de sus carreras se emparentaron y crecieron al influjo de inflar redes rivales. Hay que ponerse manos a la obra, pensar, analizar, trabajar —cuando se pueda— y mejorar uno de los aspectos más deficitarios que tuvo el equipo en el último año.
Cifras: 17 goles en 23 partidos marcó Colón en la última Superliga. En un solo partido, ante Central, por la Copa de la Superliga, convirtió 3.
Cifras: 6 goles para Wilson Morelo, el goleador de Colón en el último torneo.
Rechazada
La nota que presentó el síndico de Colón, Ricardo Luciani, a la comisión directiva fue rechazada. En la misma se solicitaba un informe sobre la situación de la masa societaria y algunos otros puntos que se consideró de interés pero que no fueron contestadas por la comisión directiva rojinegra.