En medio de fuertes presiones al presidente para que renuncie el kirchnerista Alejandro Vanoli por la mala organización de los pagos, Jubilados y pensionados y beneficiarios de planes volvieron a realizar largas filas en las entidades financieras -en especial en el Gran Buenos Aires- para cobrar, aunque en un clima de mayor organización y menor concurrencia tras el caos generado el viernes en diferentes puntos del país.
El presidente ha descartado renuncias y se concentró en “reorganizar” junto al secretario de Asuntos Estratégicos, el cronograma de pagos. Miguel Pesce, titular del Banco Central, también quedó en medio de las fuertes críticas internas dentro del gobierno, así como el titular de la Asociación Bancaria, Sergio Palazzo.
Fernández se ocupó también de “atemperar” sus propias acusaciones a los “miserables” empresarios. Después de haber puesto a Hugo Moyano como un gremialista “ejemplar”, el presidente finalmente se reunió durante la semana con la mesa de la CGT (no lo había hecho hasta aquí) y luego con los empresarios de la Cámara Argentina de Comercio y de la UIA.
En el marco para retomar “por etapas” el retorno a la actividad, el jefe de Estado tuvo una reunión aparte incluso con los directivos de Techint. La constructora de Paolo Rocca no es la única que dejó sin efecto los “contratos interrumpibles” propios de la construcción; pero fue el centro del enojo que el propio mandatario suavizó con el correr de las horas.
En Olivos se discutió intensamente sobre las prioridades a preservar: los jubilados como sector vulnerables antes que los empleados bancarios. El jefe de Estado dejó de lado a los kirchneristas y se apoyó en los intendentes del conurbano; según relató Gabriel Sued a La Nación, la coordinación fue de Juan Zabaleta (Hurlingham) y del ministro de Obras Públicas, Gabriel Katopodis (exintendente de San Martín); los jefes comunales se pusieron a disposición para ordenar las colas de jubilados en sus municipios, sin que aparezcan en el radar el gobernador Axel Kicillof y ni los cuestionados titulares de la Anses y el BCRA.
Siempre con la mirada concentrada en el conurbano -donde el presidente termina definiendo más que el propio gobernador- en lugares con mayor cantidad de gente, se cerraron las zonas cercanas a los bancos y las Fuerzas de Seguridad sólo autorizaron el paso de jubilados y pensionados con DNI terminados en 0 y 1, en línea con lo estipulado con el cronograma oficial.
El presidente perdió por algunas horas decisivas la gran tarea sanitaria que venía desarrollando su gobierno. Se apoyó en Moyano, acusó a los empresarios y finalmente se reunió con la CGT y la UIA para reencausar el retorno “por etapas” a la actividad.
Luego de la multitud que se presentó el día anterior en pleno distanciamiento social obligatorio, por disposición del Banco Central las sucursales operarán hasta el miércoles inclusive en un horario extendido, de 10:00 a 17:00 en Capital y Gran Buenos Aires.
Según el gremio bancario, “el 70, 80 por ciento” de las sucursales “no tenían ni diez personas en las filas” en la segunda jornada de cobros. La confesión terminó por revelar el fallido del dispositivo de comunicación durante la semana, cuando el universo asistencial acudió masivamente a las ventanillas de los bancos sin tener por cierto si existía algo para cobrar en cada caso.
“Los informes que están mandando indican que prácticamente no hay nadie en los bancos, salvo en lugares que pagaban jubilaciones provinciales, además de toda la carga de ANSES”, reconoció el titular del sindicato, Sergio Palazzo.
Además, subrayó que “era sabido que no iba a haber tanta actividad estos dos días porque la gente se agolpa cuando tiene un vencimiento”.
En el extenso territorio nacional, desde Salta y Formosa hasta Santa Fe o La Rioja, también la jornada de cobro se desarrolló de manera más ordenada, a diferencia de las caóticas imágenes registradas en la víspera: es más, en varias localidades instalaron sillas plásticas en las veredas para que los jubilados y pensionados pudieran aguardar sentados hasta ser atendidos.
El propio Alberto Fernández consideró que lo ocurrido se trató de “un episodio”, aunque reconoció: “Tengo la impresión de que, evidentemente, alguien hizo mal las cosas. No cabe ninguna duda y por eso mi malestar”. El jefe de Estado reveló que en la reunión mantenida con autoridades del Banco Central y ANSES tras el desborde le advirtió a los funcionarios que “no puede volver a pasar” lo del viernes y admitió que lo ocurrido puso “en peligro” el “esfuerzo” durante la cuarentena. Las entidades financieras continuaron este domingo con la atención, mientras integrantes de la oposición ya le solicitaron al Banco Central que la actividad se extienda también durante Semana Santa.
Mientras las grandes economías apuntalan a las empresas que se quedaron sin poder producir y sin demanda en medio del aislamiento, el gobierno nacional usó su remanido “músculo asistencialista” que, mal gestionado, terminó por generar evitables aglomeraciones de sectores vulnerables (que incluso salieron a la calle inútilmente). Ahora el presidente del BCRA tiene el desafío de lograr volcar créditos para que las empresas puedan pagar salarios. Matías Kulfas insiste en que los bancos tienen el respaldo para prestar la plata que los ahorristas han depositado; las entidades financieras no reconocen fiabilidad en las garantías que les otorga Miguel Pesce, ni en el incierto horizonte fiscal y macroeconómico.