Durante el fin de semana pasado y en los últimos días fueron muchos los curiosos que se acercaron a la Costanera a observar la histórica bajante del río que dejó casi “seca” a la laguna Setúbal. Algunos de ellos ingresaron caminando al fondo lagunar que emergió desde la playa Los Alisos, de barrio El Pozo. Y hay quienes lo hicieron a bordo de camionetas, autos y motos.
Ante lo sucedido, las autoridades municipales advirtieron que se debe respetar el aislamiento social preventivo y obligatorio por la pandemia de Covid-19, ya que hasta el momento no están permitidas las salidas recreativas en la ciudad de Santa Fe.
Por su parte, en las últimas horas un geólogo lanzó otra advertencia “Pudimos comprobar que ya están pre configuradas las grietas semi circulares que preludian los deslizamientos rotacionales hacia al pozo dragado”, dijo Carlos Ramonell, docente e investigador de la Facultad de Ingeniería y Ciencias Hídricas (FICH) de la Universidad Nacional del Litoral (UNL).
Dicho en otros términos, los bordes del lecho de la laguna emergido pueden desbarrancar en cualquier momento hacia los pozos que se formaron cuando se dragó el fondo para rellenar el suelo donde se construyó luego el barrio El Pozo, el predio del Parque Tecnológico, la Ciudad Universitaria y la Costanera Este.
“Es la primera vez que veo el lecho de la Setúbal”, dijo luego el geólogo, “pero ya sabía que había en el fondo”, agregó. “Esta superficie ahora expuesta suele estar cubierta por dos o tres metros de agua, siendo la década del 60 el último momento de la historia en que se observó una imagen similar a la actual”.
Luego, Ramonell explicó que como hace varias semanas que emergió, “se ha ido deshidratando y secando en un gran espesor y el suelo tiene cierta consistencia. Pero hay otros sectores que uno cree que tienen consistencia, pero lo que está seco es apenas una lámina de 10 o 15 centímetros de espesor, por lo que al caminarla de pronto uno puede hundirse”, advirtió.
“De ocurrir ello puede llegar a ser una mala anécdota”, continuó Ramonell. “El riesgo es circular con vehículos y ya sabemos que se han quedado encajados, eso también puede ser anecdótico. Pero a medida que la bajante avance, las barrancas van a correr riesgos de desmoronamientos”, explicó, “entonces, aproximarse con vehículos genera un grave riesgo”.
Con el correr del tiempo y la permanencia de la bajante del río, ese fondo lagunar emergido formado principalmente por materiales limosos y arcillas “se empieza a comportar como una barranca”, dijo el geólogo, “y puede colapsar —advirtió luego, porque desciende el nivel del agua, cambia la relación de fuerzas, se empiezan a formar grietas en el terreno y lentamente empieza a colapsar”.
“Hay distintos factores que pueden generar un repentino colapso de toda la margen por ello el peligro de acercarse a esos bordes con algo tan pesado como un vehículo”, mencionó Ramonell. Para evitar el ingreso al fondo lagunar a bordo de vehículos habría que impedir el paso en el punto de acceso por barrio El Pozo, que es donde se une con la bajante la costa con el lecho.
Durante una recorrida para investigar el terreno, los especialistas de la FICH UNL pudieron comprobar que “ya se están produciendo algunos deslizamientos”. Así quedó registrado en una secuencia fotográfica de seguimiento del compartamiento del suelo. También pudieron comprobar que “ya hay una pared colapsada hacia el pozo de la draga”, finalizó el especialista.
El fondo lagunar tiene un color algo rojizo porque proviene del río Bermejo, que aporta al río Paraguay y luego al Paraná a unos 750 km de distancia de la laguna.
0,48 metros mide el río Paraná hoy en el Puerto de Santa Fe
Con la continuidad de la bajante, la superficie del fondo lagunar emergida aumentará, pese a que se espera leve repunte tras la liberación de agua desde la represa Itaipú. “Esto va a significar un alivio en las próximas semanas, pero fundamentalmente para las zonas cercanas a las presas, esto es, el tramo argentino que está aguas abajo de Itaipú y también de Yaciretá. En Corrientes habrá una mejoría en los niveles, pero esos registros irán menguando hacia esta parte del río, donde ocupa una planicie de casi 30 km de ancho, recorrida por el cauce principal, una vasta red de cauces secundarios más un sistema múltiple de lagunas. Aquí, las condiciones de bajante apenas podrían modificarse en las próximas semanas. Si no ocurren eventos extraordinarios de lluvias en sectores muy productivos de la cuenca, como la del río Iguazú, debemos esperar que el escenario de bajante se acentúe hacia agosto y septiembre de este año”, remarcó Ramonell.