“Hace tiempo que vengo pensando en cuánto tiempo le dedicamos a lo nuestro, a lo autóctono, cómo queremos encontrar en otro lugar lo que tenemos en nuestra casa”. Con esta crudeza, Pablo Burtovoy, el ex arquero sabalero a fines de los 90, habló en este momento de mucha incertidumbre y con un diagnóstico muy crudo planteado por el propio presdiente de la Nación.
—Volvamos sobre ese concepto. Esto es ni más ni menos que esa falta de pertenencia de la que siempre hablamos...
—Mirá, estaba leyendo hace unos días sobre el origen de los pueblos, de cómo, al final, cuando se genera alguna cuestión exitosa, siempre esa cuestión está atravesada por el origen de su pueblo. Nosotros hablamos de identidad en el juego, en la camiseta, en los colores, hablamos todo el tiempo de eso...
—Claro, de pertenencia...
—Claro, ¿cómo no nos detenemos a pensar y desarrollar eso?. Te lo planteo con algo básico: viene una radio o un diario de Santa Fe o Santo Tomé, te conoce desde los 15 años y en simultáneo llega un periodista de una cadena de nivel nacional, ¿a quién le da prioridad el jugador o el entrenador o el dirigente?
—El otro día lo planteaba Lito Bottaniz en una entrevista: “no me dan la oportunidad de hablarle a los chicos del club en el que jugué, en el que gané y perdí, en la cancha en la que hice goles y me hicieron”, palabras más, palabras menos...
—En esa manifestación hay un dejo de tristeza y de enojo. Que se genere eso en una población tan rica futbolísticamente, es algo sobre lo que hay que trabajar. Termina atentando contra nuestra gente y nuestras instituciones.
—Hay una generación que tiene el deber de saber más de la historia de nuestro fútbol, de nuestros protagonistas, de nuestros orígenes. Hay que trabajar en la reconstrucción del vínculo con nuestros protagonistas. Creo que ese es el deber de mi generación, de los que estamos en una edad, si se quiere, intermedia.
—¿Cómo ves a Marchi?, ¿está haciendo bien los deberes?
—Sergio está haciendo y apelando a todas las variables que te imagines para poder articular un formato que le dé contención a todos los futbolistas del país. Estamos hablando de muchas categorías profesionales, finalizan más de 1.800 contratos el 30 de junio. No es extraordinario, porque sucede todos los años. Pero ahora ocurre en un tiempo en el que estamos atravesados por una pandemia.
—¿Ves complicado el panorama del fútbol?
—El fútbol es un lugar donde siempre hubo prosperidad, es una bendición que más allá de toda problemática, aquél que piensa y gestiona con visión puede tener un horizonte próspero. Estamos en el medio de una pandemia, estamos en el punto neurálgico y ves cómo se disparan problemas a diario. Yo vivo en Buenos Aires y observo cómo se tienen que articular cuestiones todos los días. Cuando se dé un acuerdo, será casi único en el mundo por todas las variables y los inconvenientes que estamos atravesando.
—¿Qué cerca o lejos estuviste de ser manager de Colón?
—Hice una presentación, vos sabés que me preparé en gestión deportiva, lo hice mientras competía, me convocaron, pero en el momento de las elecciones, el que me convocó no tomó la presidencia del club. El trabajo está presentado.
—¿Volverías a presentarlo?
—Ahora y siempre. Es la defensa de lo autóctono y yo tengo el deber de estar a disposición. Siempre voy a estar a disposición de Colón.
—¿Te gustaría ser útil en algún momento?
—Más allá de la historia en el club y de ser de la ciudad, todo esto requiere de una planificación, de un estudio. No está sujeto a un resultado. Por eso, el desarrollo deportivo va por otro lado. Tenemos que entender que los dirigentes tienen una responsabilidad que va mucho más allá de un resultado. Entonces, los ex jugadores tenemos que pensar en la educación y capacitación. Nuestro trabajo tiene que ver con la responsabilidad en el armado de un equipo, ahí nuestra experiencia debe impactar y ser un bálsamo para las instituciones, no debe ser un espacio de poder, de ninguna manera.