Alguna vez llegó a reconocer, no hace mucho tiempo atrás, que “una de las soluciones más grandes fue la venta de Toledo. Sin esa venta, por ahí me tiraba un tiro. Pero no es que lo digo y no lo hacía... Por ahí lo hacía”, fue la impactante revelación de “Pistola” Gámez. Es que en su última gestión al frente de Vélez, sin dinero y peleando el descenso, pudo lograr un gran respiro con la venta de Hernán Toledo, comprado con menos de 20 partidos por un grupo inversor en 7 millones y medio de euros. Raúl Gámez es un dirigente —ex ahora— de consulta permanente. Fue desde los tablones, desdelas entrañas de la barra, a la presidencia de Vélez. Bajo su mando, ganaron todo. Y ahora, habla de todo en una entrevista que se realizó en La Primera de radio Sol.
—¿Se peleó con los ingleses en el Mundial de México?
—Mirá, hoy tengo 75 años, así que en el Mundial de México anda por los 40 y pico. Ya no estaba instalado en la barra, como antes, como cuando era uno de los que colgaba la bandera, me paraba en el paravalancha dándole la espalda a la cancha, así que no miraba el partido... No me arrepiento de esos tiempos, tuve peleas por un trapo, como decíamos en esa época... Quizás no era lo correcto, pero pasaba...
—¿Así que Pumpido le regaló los botines que usaba en ese Mundial?
—Es uno de los regalos más preciados que recibí en mi vida.
—¿Qué privilegios había por ser de la barra?
—No nos daban entradas, no nos daban micros... Ahora, eso está dominante y desmadrado.
—¿Qué opina de lo que dijo el presidente Fernández, cuando trató de improvisados a los dirigentes y que no entiende lo que están haciendo con el fútbol argentino?
—Son improvisados, no tienen experiencia y no se entiende lo que están haciendo con la Casa Madre. Yo me había puesto contento con la formación de la Superliga en manos de un dirigente que no es de ningún club, como Mariano Elizondo. El fútbol ha empeorado como toda la sociedad... Mirá, los clubes son deficitarios, las barras complican y el amor y la pasión juegan en contra. Todo eso lleva a que sea complicado ser dirigente.
—Ustedes han marcado un camino de crecimiento institucional que pocos dirigentes imitaron. Usted fue muy crítico al gobierno de Grondona, pero mientras tanto Vélez creció y ganó...
—¡Lo único que soluciona el pasivo de los clubes, es la venta de jugadores! Nosotros nos dedicamos a eso, a formar jugadores y arreglar los déficits así. Nosotros ni pensábamos en tener los resultados que tuvimos. ¿Sabés qué hacíamos?, no le vendíamos jugadores a Boca, River y los equipos que peleaban los títulos con nosotros. Tuvimos dirigentes que nos enseñaron, en el pasado, a actuar de esa manera. Empezando por Amalfitani.
—¿Ustedes tuvieron las “pelotas” que otros dirigentes no tuvieron?
—Hubo momentos difíciles... Recuerdo que allá por 2001 o 2002 jugamos un campeonato económico por encima del deportivo. Es difícil, porque la gente quiere que el equipo gane. Y ahora, vendimos por casi 50 millones de dólares con la aparición de seis o siete chicos que se cotizaron y los vendimos muy bien. Pero hay un problema.
—Los representantes buscan que los jugadores queden libres y hacer un negocio mayor. Europa se está aprovechando de eso y los clubes lo sufrimos.
—¿Por qué los dirigentes, que en su moment la anunciaron como una panacea, después pulverizaron la Superliga?
—Porque tienen intereses mezquinos... Con la Superliga cobrábamos en fecha, se hicieron contratos mejores, se respetaba el calendario... Lo único que no cumplió, fue que no sancionó a los que debía sancionar... Y después, la Afa quiso recuperar lo que había perdido. Lo que pasa es que los dirigentes, cuando vamos a Afa, tratamos de sacar ventaja y eso va en contra de darle seriedad al fútbol argentino.
—A la distancia, ¿cómo lo recuerda y qué piensa de Grondona?
—Gran dirigente, capaz, pero dejó mucho que desear llenando de vicios al fútbol. Fue un ejemplo de conducción en algunos aspectos, pero se enamoró del poder y de la plata... Los hacía pobres a los clubes para manejarlos... ¿Y qué hacían los clubes?, iban a pedirle plata a Grondona y a cambio le levantaban la mano en cada decisión... Yo reclamaba un cambio, porque la plata que manejaba Grondona era de los clubes. No había control. Y la Superliga llegó, al principio, con esa idea. El fútbol necesitaba controles. Y no los había.
—¿Es escéptico, descreído o tiene confianza de esta nueva etapa?
—¡Tapia se va a quedar 30 años en el poder!... Es vivo, no tiene muchos escrúpulos, se quedaron con dinero de Vélez en Afa... A Vélez no le prestaban plata y al resto sí. ¿Te acordás cuando decían que tal o cual le debía a la Afa?, eso no era así, era mentira. La plata es de los clubes. Cuando murió Grondona, la nueva conducción nos dio cheques que vinieron de vuelta y ahí quedó esa deuda que se va a tener que solucionar alguna vez. Y después, sufrimos la violación del estatuto cuando nos obligaron a jugar ese partido con Boca para entrar a la Libertadores, cuando, en realidad, tendríamos que haber ido nosotros. Fue un abuso de poder, perdimos dinero, pero preferimos en ese momento convivir antes de pelear.
—¿Por qué dice que se va a quedar tanto tiempo Tapia?
—Por las decisiones que está tomando, porque se aprovecha de debilidades de los clubes. Está bien que se hayan suprimido los descensos en este torneo que terminó, pero en el 2021 tendría que haber descensos... Y basta de promedios... Y dejar instalado eso para siempre, sin promedios.
—¿Coincide en subir otra vez a 30 la cantidad de equipos?
—Argentina, de los paises más importantes, futbolísticamente hablando, debe ser de los peores en cuanto a organización de torneos.
—Era el presidente de todo, del Colegio de Arbitros, del Tribunal de Disciplina, del comité ejecutivo... Fue dominante, pero fue brillante... Llegó a conducir el fútbol del mundo. El puso a Blatter, no Blatter a él... Parece mentira que el fútbol genere tantos millones de dólares y que los clubes se llenen de deudas. La plata no llega a los clubes y los clubes no son controlados. Ahí está el problema.
—Tenemos en Santa Fe una eterna discusión. Un club tiene 115 años, el otro 113 y ningún título. Y a 150 kilómetros se reparten 11. ¿Cómo se hace para salir campeón?
—A veces se dan las cosas... El tiempo es tirano porque se depende de los resultados. Nosotros armamos el equipo multicampeón con Eduardo Manera, él nos hizo comprar algunos jugadores como Chilavert y Trotta. Después apareció la mejor versión de Bianchi y lo defendimos: no le vendíamos jugadores a los equipos argentinos, no le desarmábamos el plantel y eso también fue costoso, porque cada vez que Boca o River querían comprarnos algún jugador, ese jugador nos pedía más plata para renovar el contrato. Generábamos dinero con los festivales de música, los partidos de rugby... Pero Colón tuvo mala suerte en Paraguay... Nosotros apostamos mucho a los jugadores del club, de nuestras inferiores.
—Pero ustedes tienen un proyecto que pocos pueden mostrar... Hablo de inferiores...
—Todos tenemos buenos jugadores, todos generamos, pero si no los dejamos crecer, trayendo jugadores de afuera, les sacamos el lugar. La gente presiona y salís en búsqueda de soluciones que son difíciles, porque no todos mantienen el rendimiento que tenían en el club anterior... Pero esto que hicimos se pagó, tuvimos que salir a vender jugadores para ganar el campeonato económico. Vélez se hizo conocido en el mundo, cotizábamos bien los jugadores y los logros hicieron que Vélez se conociera.
—¿Le gustaba algún jugador de Santa Fe cuando era presidente?
—Hubo... Hubo varios... Pero nosotros no comprábamos, salvo cuando te contaba lo de Manera... Nuestra política no era la de ser un club comprador, sino generador de jugadores y vendedor. Así crecimos, ganamos y recuperamos.