Durante la larga transición municipal, Emilio Jatón insistió con un número: 1.000 millones de pesos. Fue el monto estimado que fijó a la deuda que iba a recibir como herencia, la gran mayoría con las empresas de recolección y tratamiento de residuos. Allí tensó la discusión con su antecesor, José Corral, con quien mantuvo pocos encuentros durante los 6 meses entre que ganó la elección, el 16 de junio de 2019, y el día que asumió la conducción de la ciudad, el 12 de diciembre.
Ni él ni su equipo tuvieron tiempo de acomodarse en las nuevas oficinas del Palacio de calle Salta, cuando una lluvia extraordinaria empapó los primeros días de la gestión. El sábado 14 de diciembre, el clima les dio un curso acelerado sobre la mayor vulnerabilidad que tiene la ciudad: una planicie rodeada de dos ríos, con un sistema complejo de desagües bajo tierra que requiere mantenimiento periódico para que funcione. 250 milímetros en 18 horas dejaron como saldo solo medio centenar de evacuados, pero una lección aprendida para los 4 años de gestión por delante: en Santa Fe las lluvias no pueden subestimarse. Dicen que traen suerte si llegan cuando algo está a punto de arrancar... cumplidos seis meses de gestión, no puede asegurarse que sea el caso... y es pronto para aventurarlo.
La idea era subir, pero bajaron
Para mejorar los números y la recaudación municipal, su equipo económico impulsó, en febrero, una reforma tributaria con aumentos escalonados importantes en los tributos que pagan los santafesinos, en especial los de clase media. Y consiguió el apoyo de casi todo el Concejo para contar con esa herramienta en tiempo récord.
Sin embargo, nada iba a resultar según lo cuantificado. Al mes, apareció la pandemia y obligó a cerrar la economía. Las arcas municipales sintieron, seguramente, una abrupta caída de la recaudación del Derecho de Registro e Inspección, el tributo que se paga por toda actividad comercial; pero también porque no funcionó el estacionamiento medido ni se labraron multas, la construcción estuvo paralizada, ni se cobraron muchas otras tasas municipales. El detalle fino de estos números que lo no podemos brindar porque no han sido aportados por el Ejecutivo, a pesar de haberlos solicitado con insistencia.
Lo cierto es que en medio de la crisis sanitaria, pocas decisiones quedaron en sus manos, atadas a los mandatos nacionales y provinciales. La situación de la ciudad de Santa Fe fue distinta a la de Rosario, y a la de otras capitales de provincia, como Córdoba o Resistencia, por ejemplo, ni hablar de Buenos Aires. Unos pocos casos al principio (27), y luego nada durante 70 días; hasta el momento se pudo controlar, aunque se siguen esperando. Sin embargo, no se aprovechó ese tiempo a favor -ni el intendente insistió con firmeza- para activar la economía; el destino de muchos comercios, pequeñas y grandes empresas fue absorbido por el ritmo de la pandemia en otros grandes centros urbanos. Los bolsillos de los santafesinos, y las arcas municipales, lo pagarán caro.
Obras en marcha y proyectadas
Por esto, se activaron pocos frentes de obras en estos seis primeros meses del año. Además, hubo que destinar recursos a reforzar la atención que requería la pandemia, incluyendo la alimentaria de los sectores más castigados, los elegidos por Jatón en sus discursos de asunción y apertura de sesiones del Concejo Municipal como grupos prioritarios para focalizar las políticas de Estado.
Se destacan, entre ellos:
Viviendas. Una semana antes de dejar el gobierno, José Corral adjudicó a 29 familias las viviendas construidas con fondos nacionales en Barranquitas, a la vera de la autopista. Sin embargo, aún no podían ser habitadas porque faltaban terminar varios trabajos indispensables, como la conexión eléctrica, el agua y las cloacas. Como una de las primeras metas, la nueva gestión invirtió 10 millones de pesos, contrató los trabajos, y a fines de abril los vecinos pudieron mudarse.
Cementerio. Entre las prioridades se trazó un plan de acción para el cementerio municipal, que tiene zonas muy deterioradas y con peligro de derrumbes. En el presupuesto 2020, se imputaron alrededor de $ 25 millones para iniciar una primera etapa de obra, pero pandemia mediante hasta ahora solo se hicieron tareas en el crematorio.
Camino Viejo a Esperanza. Las tareas comenzaron en mayo en el tramo del zanjón que va desde Beruti hasta el nuevo conducto de Gorriti. Incluye la limpieza de las cunetas existentes y el mejorado del camino. Pero para hacer los trabajos de saneamiento definitivo del “gran canal”, que va desde calle Larrea hasta Estado de Israel, es necesario conseguir financiamiento externo, y eso no está asegurado en el actual contexto de crisis general.
Anfiteatro Parque Sur. Se iniciaron tareas de limpieza y se licitaron obras de accesibilidad y seguridad. El presupuesto oficial para esta intervención es de $ 2.449.830, con un plazo de ejecución de 60 días. Si se adjudica al único interesado que se presentó a la licitación, podrían comenzar los trabajos en ese espacio emblemático.
Problemas con dos servicios esenciales
Antes de la pandemia, durante los primeros meses de gobierno, llegaron a la mesa del intendente problemas complejos con dos servicios esenciales, que todavía no han sido resueltos. Y, de seguir así, generarán consecuencias graves para la ciudadanía.
Residuos. El año pasado, Cliba puso fecha a la rescisión de su contrato por la elevada deuda generada en la gestión anterior. Según anticipó formalmente, se iría finalizado abril. Con la pandemia mediante, esto no sucedió, y la empresa decidió estirar un poco más las negociaciones con el municipio santafesino. El gobierno de Emilio Jatón ha venido haciendo pagos parciales en forma mensual por la recolección de residuos, que no cubren la totalidad de la factura pero permiten que el servicio se siga prestando. La deuda vencida a principios de mayo ascendía a 450 millones de pesos, según información aportada por la empresa. Y una situación similar se mantiene con la otra empresa que recoge basura y con la firma que opera la planta de relleno sanitario.
Colectivos. Desde enero, las empresas de colectivos de la ciudad comenzaron a recibir menos subsidios del Estado nacional -que cambió la manera de distribuirlos, afectando a Santa Fe-. Esto agudizó la crisis que ya venía atravesando el servicio, casi tan dependiente de los auxilios financieros estatales como de los pasajeros que transporta, que vienen en caída hace algunos años y con una tarifa retrasada respecto a los costos. Es un sistema que está tocando fondo y hay que replantear por completo, con la mirada puesta en priorizar nuevas modalidades de movilidad, y el aporte de expertos. Como hacía décadas no sucedía, el servicio se interrumpió durante 20 días por un paro de choferes. Claro, aislamiento mediante, se sintió poco. Pero encendió las alarmas sobre el futuro incierto de un sistema de transporte clave para mucha gente, que debe estar entre las prioridades del intendente y de su equipo. De momento, no parece serlo para el gobierno provincial, quien además de no conseguir más fondos de Nación para la ciudad capital, mantiene deudas con las empresas. Jatón encabezó algunos encuentros virtuales con pares de otras ciudades con dificultades, pero nada se ha logrado hasta el momento.
Quedan 3 años y medio por delante, y lo único cierto es que los meses por venir serán de muchísima dificultad y requerirán de liderazgos fuertes, decididos, inteligentes y creativos para encontrar soluciones, sellar acuerdos y salir medianamente airosos de esta crisis que golpea al mundo entero.