¿Será la semana "V" de Azconzábal?

Ni siquiera el acercamiento del 30 de junio, fecha de finalización de nueve contratos en Unión, “mosquea” a la dirigencia. “No tenemos fecha, ni siquiera, de vuelta a los entrenamientos”, dicen desde adentro. Razones no faltan. Por más que cada uno piense lo que piense o crea lo que quiera creer, todo se digita en Buenos Aires. Y mucho más en este fútbol de decisiones centralizadas y que es federal sólo en las pretensiones. Y Buenos Aires —el AMBA como se dice— es la que está más castigada por este virus que nos tiene preocupados —al máximo— pero no tan debidamente ocupados, al menos a los dirigentes.

Después de la discutida reunión por “zoom” del viernes pasado, en la que Fassi fue uno de los pocos que puso el grito en el cielo y planteó lo que otros pudieron haber planteado también, se blanqueó lo poco que se ha trabajado hasta ahora para armar un verdadero protocolo que permita acelerar algunos tiempos. No hablo de la vuelta al fútbol, sino de la vuelta a los entrenamientos.

En ese contexto, Unión se maneja sin demasiados apuros. La preocupación debe estar matizada por otras cuestiones, como la elaboración de un presupuesto acotado, la necesidad de bajar las pretensiones al momento del armado del plantel y todo eso en un tiempo, al menos en el ámbito internacional con este pase a la segunda fase de la Sudamericana, que podría inferir en objetivos más pretensiosos (incremento de recursos y, por ende, jerarquización de la plantilla).

Hay dineros a cobrar —de las cuantiosas ventas realizadas en los últimos tiempos— pero tampoco existe certeza de cómo y cuándo esto se podrá concretar. El caso típico es el de Central, que ya viene amagando desde hace tiempo que va a cumplir con lo que se le adeuda por las compras realizadas (Martínez, Brítez y Zabala).

Volvamos al técnico. La especulación estuvo siempre centrada en esta fecha. ¿Por qué?, porque el técnico que se había apuntado, que medianamente tenía consenso y que si no le decía que sí a la continuidad en Arsenal, muy probablemente habría arreglado con Unión —Sergio Rondina—, también habría desembarcado para esta fecha. Y otro de los apuntados —Néstor Gorosito— también tenía contrato vigente. Es decir, en Unión se sabía de antemano que esto iba para largo y se operó de esa manera. Y así como la pandemia se convirtió en algo único —ojalá irrepetible— para quiénes nos toca vivir en este momento de la historia de la humanidad, también Unión asistió a un hecho muy difícil de imaginar: estar 102 días (son los que se cumplen este lunes) sin entrenador.

Azconzábal está en Chile, ya casi finalizando su período de cuarentena. En Santa Fe, nadie dice nada porque “la rescisión de contrato es un asunto de ellos”. Cuando dicen “ellos”, se refieren a la relación Deportes Antofagasta-Azconzábal-Bragarnik. Algunos dicen que el técnico que llegará, también lo hará de la mano del representante. Otros dicen que no y allí surge el nombre de Rudman, que es otro de los que se mencionó en Unión (y hubo contactos). Y en Chile hay otra versión: la de que el técnico que llegue, debe ser chileno.

Una vez que Azconzábal firme el finiquito y deje de ser entrenador de Antofagasta (también deberá pagar lo que exige la cláusula de rescisión), entonces se allanará el camino para que se convierta en técnico de Unión. En Chile ya están hablando de una “novela”. El Vasco se hizo cargo a mediados del año pasado y dirigió al equipo en 19 partidos, de los cuáles ganó la mitad. Sacó más del 57 por ciento de los puntos y no es poco teniendo en cuenta que no se trata de uno de los clubes más importantes del país trasandino. Venía de dos campañas opacas en Huracán y Guaraní de Paraguay, pero había tenido dos años muy buenos en Atlético Tucumán. Allí se vio lo mejor de Azconzábal como entrenador.

Hay mucho para trabajar y decisiones que tomar con Azconzábal. Hay nueve contratos que vencen y se sabe que hay tres jugadores como base para arreglar. Algunos creen que Moyano, Bottinelli y Mazzola tienen chances de quedar si es que el Vasco les da el visto bueno. Pero hay una cantidad de jugadores que vuelven y sobre los que también se deben tomar decisiones. Un claro ejemplo es el de los arqueros. Si se arregla con Moyano, Unión pasará a tener cinco arqueros. Y uno de ellos con una experiencia importante que se acumuló en este tiempo, sobre todo en su paso por San Martín de Tucumán: Ignacio Arce.

La idea es la de tratar que el plantel no sea numeroso, seguramente el técnico va a querer que vengan algunos refuerzos y son varios los jugadores que vuelven. Todo esto se puede —o debe— ir definiendo en este tiempo. Por eso se espera que Azconzábal termine la gestión en Chile y que desde allí se venga para Santa Fe sin paso previo por La Plata. Si no, la cuarentena se elevará a 28 días.

Cifras: 102 días pasaron desde aquél jueves en Casasol, cuando Leonardo Madelón anunció que se iba de la institución. Allí quedó interinamente Mosset hasta el encuentro con Arsenal, que se disputó tres días después.

Cifras: 5 arqueros contaría el plantel de Unión si es que se logra la renovación de Moyano. A él se sumarían Peano, Alan Sosa y los dos que vuelven de sus préstamos: Arce y Papaleo.

... Ya era un “relojito”

Un 22 de junio pero de 1996, Unión le ganaba a Talleres por 3 a 1 en el partido de ida de las semifinales por el ascenso a Primera. En cuartos, un brillante 3-0 en Santa Fe (dos de Marzo y uno de Cabrol) y otro no menos brillante 3-1 en Mendoza (Marzo, Cabrol y Garate), le dieron el pase a semifinales. Llegó Talleres de Córdoba para esa instancia. Fue 3 a 1 en el 15 de Abril (Lautaro Trullet y dos de Cabrol) y otro 3 a 1 en Córdoba (Clotet, Cabrol y un golazo de Bezombe). Después, la gran final ante Instituto y ese ascenso que fue uno de los más festejados. En la foto, aquellos pibes de Trullet que ya funcionaban como un “relojito”.