Bicentenario del fallecimiento de Manuel Belgrano (XII)*
Archivo El Litoral Jean Francois Boichard. Retrato de Manuel Belgrano, 1793.
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Por Nanzi Sobrero de Vallejos
Los datos sobre el aspecto físico de Manuel Belgrano fueron los aportados por el tucumano José Celedonio Balbín, proveedor del Ejército del Norte, amigo del prócer, y que lo acompañó hasta su muerte. En 1860 escribe al General Mitre, autor de la primera biografía sobre el prócer, “era de regular estatura, pelo rubio, cara y nariz fina, color muy blanco algo rosado, sin barba...”, “su cara era más bien de alemán que de porteño...”.
En mayo de 1794, debido al auge mercantil de Buenos Aires, la Corona decide la instalación de un Consulado de Comercio y nombra a Belgrano, su Secretario Perpetuo.
El primer retrato
Cuando regresa al país para hacerse cargo de la designación trae consigo su primer retrato.
Se trata de una miniatura, óleo sobre marfil, de 63mm de diámetro, realizada en 1793 por Joseph Alexandre Boichard. Se trata de un retrato de la época de estudiante. El rostro ovalado enmarcado por largas patillas, ojos grandes, cabellera ensortijada propia de los jóvenes años que poseía en ese momento. Se encuentra en el Museo Histórico Nacional.
Otros dos retratos del prócer, fechados en 1818 y 1819 son los primeros realizados por un artista argentino, Don Manuel Pablo Núñez de Ibarra.
Un tercero, del mismo autor, está fechado en 1821, un año después de su muerte. Son semejantes, con algunas modificaciones en el rostro y en los elementos simbólicos, utilizados en la época y que complementan la decoración. Si bien no tienen relevancia desde el punto de vista artístico se destaca el empeño y dedicación al concretar estas piezas de indudable valor histórico, atesoradas, una, por el Museo “Julio Marc” de Rosario y otra, por el “Histórico Nacional” de Buenos Aires.
Durante mucho tiempo se ignoró que en la misma época un destacado artista francés, Théodore Géricault, se hubiere dedicado a representar la estampa de Belgrano, y también la de San Martín, en el procedimiento litográfico más utilizado en la época para la reproducción de imágenes.
Se da cuenta de ello recién en 1828, dando la noticia lugar a un encendido debate público entre los estudiosos.
Se trata de una figura ecuestre, de 52 x 42 cm. El general monta un caballo blanco y su cabeza está cubierta por un bicornio adornado con plumas. Viste uniforme militar, en actitud de mando y aparenta encontrarse en un campo de batalla. Copias litográficas procedentes del Museo de Bellas Artes de Rouen (Francia) se encuentran en los Museos “Julio Marc” de Rosario e “Histórico Nacional” de Buenos Aires.
Archivo El Litoral Francois Casimir Carbonnier. Retrato de Manuel Belgrano, 1815.
Francois Casimir Carbonnier. Retrato de Manuel Belgrano, 1815.Foto: Archivo El Litoral
Posar para Carbonnier Las dos obras más logradas desde el punto de vista artístico e iconográfico son las concretadas por el francés François Casimir Carbonnier. Se estima que el prócer posó para el pintor, importante retratista francés que tenía su taller en Londres en momentos que el General, junto a Rivadavia, se encontraba en esa ciudad en misión diplomática.
Una interesante historia rodea la autoría de la obra considerada al principio de autor anónimo por la revista “El Argos” del 10 de abril de 1822, quien hace referencia a “un retrato elegante de cuerpo entero y un busto del mismo, trabajados por un hábil artista de Londres”. No obstante la autoría de ambas pinturas suscitó cambio de opiniones en los investigadores, adjudicándoselas a diferentes maestros de la pintura.
Recién en 1944, el investigador, Dr. Mario Belgrano da a conocer un soneto de autor anónimo, “Al perfecto retrato del General Belgrano por Monsieur Carbonnier”, encontrado en el Museo Mitre. A partir del hallazgo de ese importante y original documento se atribuye definitivamente la autoría a Carbonnier, cuya biografía lo ubica en Londres en 1815.
Las dos obras llaman la atención porque evidencian maestría de ejecución, tanto en el tratamiento de la figura como en el uso de la paleta lo que deriva en una representación fotográfica del héroe.
La figura sedente está tratada con rigurosidad anatómica y evidente dominio del claroscuro. Detrás del cortinado que ha sido corrido aparece una escena de batalla que alude a su trayectoria militar. Un jinete porta una bandera, que como otras, ha sido objeto de controversias.
Dichas obras, fueron restauradas por especialistas. La de la figura entera fue adquirida a sus familiares por el Banco de Olavarría y posteriormente donada al Museo “Dámaso Arce” de dicha localidad. El retrato que perteneció a Don Bernardino Rivadavia y luego a la Colección Guerrico, fue donado en 1938 al Museo Nacional de Bellas Artes Buenos Aires.
Belgrano impreso
La instalación en Buenos Aires de Talleres Litográficos, siendo el más prolífico el del suizo Hipólito Bacle (1828), trajo consigo el interés de prestigiosos dibujantes extranjeros que se dedicaron a la representación de importantes figuras políticas y militares, destacándose la del General Belgrano. Su mujer, Andrea Macaire de Bacle, Henry Stein, Henry Meyer, Narciso Desmadryl, Mauricio Rugendas, entre otros, reprodujeron su figura en láminas que se vendían en el comercio local.
El conocimiento masivo y la popularidad del prócer comienzan con la impresión del primer sello postal, en 1867, de 10 centavos, color verde, perteneciente a la serie “Próceres Nacionales” que circuló hasta 1873 y fue impresa en Nueva York por la Compañía Sudamericana de Bancos. Su rostro, y las sucesivas impresiones de timbres postales y billetes son tomados de la obra de Carbonnier. En 1869 aparece el primer billete del Banco de la Provincia de Buenos Aires, con la reproducción de la misma imagen rodeada de otros elementos decorativos que aluden a la naciente industria y riqueza de nuestro suelo.
Siempre con el mismo retrato derivado de la obra de Carbonnier, aún circula entre nosotros en el billete de diez pesos. El dibujo y ejecución de la plancha correspondiente es obra del grabador de la Casa de la Moneda, José Nicastro y comenzaron a circular con la vigencia de la Ley 18.888.
Otras representaciones
Otros homenajes se fueron gestando en el territorio argentino, destacándose los concretados en el norte del país donde se desarrolló su campaña militar. Pinturas y esculturas ecuestres, grandes monumentos como el de la Batalla de Salta, monumentos gemelos en plazas de Tucumán y Salta, ecuestres en Jujuy, Santiago del Estero, Luján (Pcia. de Buenos Aires) y de grandes dimensiones en Rosario y Génova (Italia), el de la Plaza de Mayo inaugurado por el presidente Sarmiento, única obra donde participaron dos escultores y muestran al General como creador de la bandera.
En otras plazas lo destacan como precursor del Seguro, como promotor de la educación, como creador de ciudades, y en el gran Monumento Nacional a la Bandera, en Rosario (Santa Fe) donde alberga, entre otras representaciones, la única figura sedente de Belgrano, vestido de civil, pensativo, con un libro en la mano, en la acogedora penumbra de la cripta de dicho monumento.
(*) Serie producida para El Litoral por la Junta Provincial de Estudios Históricos