“Tanto la ilustradora como yo sufrimos situaciones de abuso sexual en la infancia y la preadolescencia. De ahí que nos sintiéramos motivadas y comprometidas con la temática. Cuando comencé a pensar en el cuento, la primera imagen que se me vino fue la de este lobo humano y la del bosque tenebroso”. Las palabras pertenecen a Magela Demarco, escritora y periodista, quien junto con Caru Grossi (quien se ocupó de las ilustraciones) publicaron “Sola en el bosque”, un libro que aborda la problemática del abuso sexual a partir del relato en primera persona de una niña y la presencia de una figura del cuento infantil, el lobo, ésta vez disfrazado de humano y en su propia casa.
“La diferencia con el cuento clásico de Caperucita es que en este caso el lobo y el bosque peligroso están dentro de la casa. El peligro no está afuera. Está adentro, porque el lobo humano y el bosque mismo están en su propio hogar. No hay un sendero por el cual no agarrar. Hay que deshacer el bosque desde adentro”, explicó Magela a El Litoral. “Atravesar el bosque históricamente siempre fue algo peligroso, pero en este caso lo es más porque como dice la protagonista del cuento: ‘no hay donde esconderse. El lobo siempre te alcanza, te atrapa. Te convierte en su presa’”.
El libro, que fue editado por la editorial La Brujita de Papel, intenta ayudar a vencer el miedo en torno a un tema tabú, a estar alertas para detectar y prevenir situaciones de violencia y a defender la infancia, ayudando a los adultos a hacerse cargo. “Me sorprendió mucho, con algunas de las mujeres que fueron abusadas y me contactaron, ver que ellas tenían esas mismas imágenes, la de un lobo o un bosque oscuro y denso por el que tuvieron que pasar y sobreponerse, cada uno de los días de su vida posteriores a esos hechos”, relató Magela.
—Da la sensación de que el que abordaste un tema que hasta no hace mucho tiempo estaba completamente silenciado. ¿En qué tipo de lectores pensaste? ¿Está dirigido directamente a los niños o más bien a los adultos para que puedan enfocar la problemática?
—Creo que los libros infantiles no tienen un límite de edad para ser leídos. De hecho, mi biblioteca está llena de “cuentos infantiles” que compré para mí, además de todos los libros que le compro a Tobías, mi hijo. Porque según la edad, el recorrido lector, las vivencias que hayamos tenido y las cosas con las que resonamos, cada persona hace su propia lectura e interpretación. Los libros tienen distintas capas, como los suelos. El libro lo pensamos para las niñas y los niños, pero también para los padres y las personas adultas encargadas de cuidarlos y resguardar su integridad. Por eso en la contratapa hay un código QR desde donde se puede descargar una guía de lectura y de trabajo con la historia. Y lo ideal es que lo lean acompañados de una persona adulta, mamá, papá, maestra o persona a cargo para que puedan orientarlos e ir evacuando sus dudas, inquietudes o preguntas que les vayan surgiendo. En la guía de lectura, además, se encuentran algunos conceptos importantes para transmitirles a las niñas y niños, como el cuidado de sus partes íntimas; que el amor hace bien, que si algo no les hace bien o los hace sentir mal, eso no es amor; que aprendan a respetar lo que sienten, y si sienten que algo no les gusta, que si sienten que no quieren hacer algo, que no lo hagan. Que puedan decir: “NO”. El tema de los secretos: los secretos que se pueden guardar y los que no. Tanto para hacer el libro como la guía de lectura, fuimos asesoradas por profesionales del Servicio de Salud Mental del Hospital Materno Infantil San Roque, de Paraná, Entre Ríos, Argentina, la Licenciada en psicología Luciana Andrés y el Licenciado Emanuel Nesa, Jefe del Servicio de Salud Mental de dicho hospital, quienes me fueron guiando en el uso de algunas palabras y personajes de la historia.
Gracias a la Ley de Educación Sexual Integral (ESI) que fue sancionada en nuestro país en el año 2006, todos los niños, niñas y adolescentes tienen derecho a recibir información al respecto, tanto en los establecimientos públicos como privados, es decir, en todos los jardines, colegios primarios y secundarios del país. Eso es muy bueno. Cuando yo era niña (ahora tengo 43 años) no se solía hablar de estas cosas. Al menos mis padres no lo hacían conmigo. Y en las escuela, menos que menos. Hoy en cambio, yo hablo mucho con Tobi sobre estas cuestiones. El sabe la razón por la que hice el libro, lo que me pasó a mí de chica, transmitido y explicado acorde a su edad, claro.
—¿Qué dificultades o barreras encontraste al trabajar un tema tan duro? ¿Creés que hoy por hoy está lo suficientemente visibilizado?
—No. Creo que todavía falta que se visibilice mucho más. Como la mayoría de los abusos se dan en el círculo familiar, ya sean familiares de sangre o personas muy cercanas a la familia. En la mayoría de los casos los abusadores son hombres. Esto sigue muy silenciado, muy tapado, muy escondido. De hecho, estoy recibiendo muchos mensajes de maestras interesadas en el libro y en la guía de trabajo justamente, porque creo que no había materiales para trabajar con las y los más pequeños. Están las guías ESI que abordan muy bien la problemática, pero desde la información. Faltaba la bajada, el puente hacia los niños. Y los libros, la literatura son la puerta de entrada ideal a sus mundos.
—Comentaste que maestras y madres las felicitaron por haberse animado a tocar una problemática tan necesaria. ¿Creés que en un caso y otro existe la preparación necesaria para abordar este tema?
—Creo que el Gobierno desde el 2006 viene trabajando bastante con talleres y capacitaciones en Educación Sexual Integral para los y las docentes. Creo que todas y todos estamos mejor preparados que los años anteriores a la Ley. En la actualidad, hay mucha información disponible, tanto de las guías ESI del Gobierno, como materiales de fundaciones y organismos que se ocupan y abordan esta problemática, como por ejemplo, Unicef, a las que cualquier persona puede acceder fácilmente, desde internet.
Respecto al trabajo conjunto con la ilustradora, Magela destacó que siempre fue y es provechoso. “Las dos nos solemos escuchar mucho la una a la otra, tanto ella si me tiene que decir algo sobre el texto como yo de las imágenes, porque entendemos que nuestro trabajo es integral. Como todo en la vida, a mi manera de ver, las mejores resoluciones, resultados y salidas de las diferentes situaciones son siempre grupales, no individuales. Necesitamos del otro. Y el otro necesita de nosotros para tener una visión más enriquecedora”, manifestó.
A pesar de la pandemia, Magela Demarco tiene varios proyectos en marcha. “El año que viene van a publicarse algunos cuentos de mi autoría en la editorial Bruño, de Perú. Esta editorial trabaja con los colegios, y dentro de los libros hay una guía de lectura con cada historia. Y me pareció un formato interesante, ya que le brinda a las docentes herramientas para trabajar con los libros”, relató. “Y con Caru, estamos terminando otro cuento.
Según estadísticas del programa Las Víctimas Contra Las Violencias, difundidas por Télam, entre 2018 y 2019 fueron atendidos 2.986 niños, niñas y adolescentes víctimas de abuso sexual. Casi un 80% fueron abusados por miembros del entorno cercano o familiar.