El suicidio se puede prevenir. Y conocer cómo actuar en consecuencia es la intención de este artículo periodístico. Ya que quitarse la vida nunca es la solución a un problema. Por ello, la presente es para quien suscribe la noticia más difícil de redactar en casi dos décadas y media de oficio. Excúseme el lector por estas referencias personales, poco usuales en la prensa. Sepa que este es un tema de salud pública delicado de abordar en los medios de comunicación. Por ello siempre se debe exponer de forma que persiga un positivo impacto social, tender puentes a quienes lo precisen, y evitar el amarillismo y la exposición de las víctimas.
Hechas las salvedades, hay que entender que más de 800.000 personas se suicidan cada año, lo que representa una muerte cada 40 segundos, de acuerdo a las estadísticas públicas dadas a conocer por la Organización Mundial de la Salud (OMS). La mortalidad por suicidio es superior a la mortalidad total causada por la guerra y los homicidios. Y si se quiere un punto de comparación, en estos más de 9 meses de pandemia ocurrieron 897.646 muertes por el Cov-Sars 2 en todo el mundo (cifra al 9 de septiembre). Por este motivo desde 2003 cada 10 de septiembre se conmemora el Día Mundial para la Prevención del Suicidio.
Por cada suicidio, aproximadamente 135 personas sufren un dolor intenso o se ven afectadas de alguna manera. Madres y padres, amigas o amigos, pero sobre todo hijas e hijos se pierden cada año por este problema, ya que el suicidio es la segunda causa principal de muerte en el grupo etario de 15 a 29 años, dice la OMS; y la quinta, en personas mayores de 30 a 49 años. Mientras que en la Argentina, una de cada cuatro personas padecerá un trastorno mental en algún momento de su vida. Según cifras del Ministerio de Salud de la Nación, mueren por año más de 3.300 argentinos por suicidio (9 por día) y el 50 por ciento de ellos corresponde a jóvenes de entre 10 y 34 años.
No obstante, el suicidio se puede prevenir adoptando medidas eficaces como la restricción del acceso a los medios que se emplean: plaguicidas, ahorcamientos y armas de fuego son los más utilizados. También es importante la formación del personal sanitario.
Prevenir un suicidio también depende de usted. Está en sus manos marcar la diferencia como miembro de la sociedad, como niño, como padre, como amigo, como colega o como vecino. ¿Cómo hacerlo? Conociendo las causas del suicidio y sus señales de alerta, mostrando compasión y cuidado a quienes se encuentran en peligro. Algunos síntomas a los que se debe estar alerta son ánimo decaído, tristeza, desesperanza, cambios en la alimentación (generalmente inapetencia), alteraciones del sueño, dificultades para concentrarse, falta de energía, y pensamientos negativos recurrentes, entre otros. Destacando además que lo importante es analizar la intensidad y la duración de los mismos.
"Hay que concientizar", dice el psiquiatra local José Domínguez (MP 4882). "Y hacer entender que hablar sobre el suicidio muchas veces es necesario", ya que "hay una falsa creencia acerca de que hablar de suicidio es una mala idea que puede servir como estímulo; cuando en realidad esto puede dar a la persona que piensa esa alternativa otras opciones o tiempo para reflexionar y buscar ayuda, previniendo así el autodaño", explica quien está al frente de la Asociación Santafesina de Psiquiatría.
Un estudio epidemiológico en salud mental llevado a cabo en Argentina en 2018 demostró que al menos 1 de cada 4 argentinos va a padecer un trastorno mental en algún momento de su vida. Por este motivo, lo que se busca hoy es no estigmatizar a quien lo padece. Y en ese sentido, una fundación (Ineco) dedicada a la investigación científica en neurociencias lanzó una campaña durante todo el mes de septiembre con el hashtag #DepresionSinEstigma.
El Litoral
Foto: El Litoral
Estar atentos a las alarmas
"Otra cosa a tener en cuenta es la prevención de los estados depresivos y de los trastornos por consumo de alcohol u otras sustancias, que hoy se ven con mucha frecuencia y son un importante factor de riesgo de suicidio", advierte el especialista en salud mental.
- ¿Qué lleva a una persona a querer dejar de vivir?
- Existen varias causas que pueden incrementar la vulnerabilidad de una persona al desarrollo de ideas suicidas -dice Domínguez-:
Factores genéticos: Aunque las ideas suicidas en sí no se heredan, los padecimientos de salud mental que las causan pueden ser heredados. La probabilidad de que una persona tenga ideas suicidas puede depender de sus antecedentes genéticos si existe el factor de una enfermedad mental y esto es especialmente cierto cuando hay antecedentes familiares de depresión o trastorno bipolar.
Factores físicos: Las personas que tienen ideas suicidas presentan un desequilibrio en los neurotransmisores, por lo que la alteración de estos puede hacer que el estado de ánimo de la persona se desestabilice, lo que pudiera propiciar el diagnóstico de una enfermedad mental.
Factores ambientales: Hay varias influencias ambientales que pueden causar que una persona desarrolle ideas suicidas. Aquellas personas que experimentan un estrés continuo, padecen de abuso y/o abandono o pierden a un ser querido debido al suicidio, pueden deprimirse y pensar potencialmente en su propia muerte. Lo mismo ocurre si una persona pierde su empleo o tiene dificultades financieras, es posible que se manifiesten ideas suicidas.
Jóvenes y adolescentes
-¿Qué puede hacer el entorno de un suicida para ayudarlo?
-No debemos minimizar los intentos de suicidio y quedarnos con la idea de que fue un simple llamado de atención, sino trabajar con la familia porque seguramente hay algo patológico de base que lo llevó a tomar esta decisión. Debemos dar entidad a lo sucedido con tratamiento psicológico y psiquiátrico al sujeto y su entorno familiar para dar solución al problema y no enmascararlo más aún. Y en el caso de que una familia esté atravesando la situación de una pérdida reciente por suicidio, hay que ayudarla para que acceda a un espacio de psicoterapia para poder resolver el proceso de duelo ya que se trata de un hecho traumático.
-En particular en la ciudad de Santa Fe, ¿este es un tema que preocupa?
- Debemos tener en cuenta que el suicidio en adolescentes y adultos jóvenes, es la segunda causa de muerte tanto en el país como en el mundo (luego de los accidentes de tránsito). Esto es un tema que realmente preocupa pero que todavía no nos ha ocupado lo suficiente, ya que sería ideal armar en un futuro no muy lejano, grupos que trabajen la prevención del suicidio en escuelas, clubes y otros grupos concurridos de adolescentes, donde hoy hablar sobre la muerte pareciera que es tabú, pero décadas atrás ocurría lo mismo cuando se proyectaba en planes de educación sexual y hoy en día vemos como se avanzó con éxito.
Para pedir ayuda
Quien necesite atención en salud mental en la provincia de Santa Fe, puede llamar al 0800 555 6549 o al 107, donde serán atendidos por especialistas.
Estar alertas en la pandemia
-¿Existe una personalidad suicida?
- Una persona con tendencias suicidas, suele seguir un cierto patrón de comportamientos y pensamientos. Más allá de los factores externos que desencadenen el suicidio, hay una cierta predisposición, una personalidad donde predominan rasgos tales como la impulsividad, la baja autoestima, los sentimientos de soledad y las pocas habilidades sociales. Éste último es importante ya que una forma de prevención de estos comportamientos es el hecho de estar rodeados de personas que nos apoyen y nos cuiden. La falta de habilidades sociales conlleva una red de apoyo más débil y menos ayuda por parte de seres queridos.
-¿El actual contexto de pandemia favorece a una tendencia suicida?
- A partir de la pandemia y las consiguientes medidas de aislamiento, sin duda que esto reagudizó la sintomatología de quienes sufren algún trastorno del estado de ánimo y se encontraba de alguna manera compensado. No hay datos concretos sobre suicidio porque las principales noticias tienen que ver con las complicaciones a nivel sanitario (contagios, porcentaje de camas ocupadas, muertes por covid); por lo que, si en estos últimos meses hubo suicidios secundarios a la pandemia y sus consecuencias, seguramente quedaron en segundo plano o ni siquiera quedó esclarecido el motivo del fallecimiento.