Caleta Olivia, la tierra de "Locomotora" Castro, protagonista de uno de los nocaut mitológicos del boxeo argentino. El 10 de diciembre de 1994, el "Roña", como también le dicen, acorralado contra las cuerdas y recibiendo una tremenda paliza por parte de John David Jackson, logró sacar un golpe letal que quedó en la historia. Esa ciudad fue la más austral en la que jugó alguna vez Unión en forma oficial. Fue en un partido de la B Nacional con la CAI, porque el estadio Municipal de Comodoro Rivadavia no estaba habilitado. Uno tiene fresco el recuerdo de esa cancha con dos enormes tejidos -al estilo de esas telas metálicas que se colocan en las ventanas para que no ingresen las moscas y mosquitos- detrás de los arcos. ¿El objetivo?, frenar el penetrante viento de aquéllos lares. Y también está el recuerdo de un golazo de tiro libre de Marcos Bolzán. El mismo que todavía hoy, a los 39 años, despunta el vicio jugando en el Pontevomano, un equipo que hoy juega en la Eccellenza de Italia, algo así como la quinta categoría.
Se hizo un lugarcito para charlar en La Primera de Sol y contar que "acá en Italia todavía tenemos 30 a 35 grados y la vuelta de los chicos al colegio ha sido bastante especial. Por ejemplo, los chicos tienen que dejar un par de zapatillas en la escuela, sacarse las que traen de la calle y ponerse las que sólo utilizan adentro del establecimiento. Las maestras tienen que estar con barbijo permanentemente, no es fácil... Pero bueno, se terminó la 'guerra' por la play-station...", cuenta Marcos Bolzán, que se fue hace más de 12 años a jugar al fútbol italiano, pasó por varios clubes y todavía despunta el vicio.
-¿Te acordás de aquél partido en Caleta Olivia?
-Sí... Será porque fue el partido más lejos que le tocó jugar a Unión... Si no recuerdo mal era contra Trípodi y para mí es muy especial, porque con Emanuel somos muy amigos... El era el arquero de la CAI. Y se la clavé de tiro libre. Me acuerdo que era más para un derecho, pero me gustó y le pegué... El momento era delicado, el técnico era Craviotto y no veníamos de un momento fácil, no eran años buenos en Unión.
-¿Fuiste feliz en Unión?, ¿te quedó algo en el debe, algún reproche?
-Mirá, tengo tres grupos de whatsapp, uno con los chicos de la pensión de aquél momento, otro de la categoría '81 y otro de amigos de Santa Fe... ¿Qué te quiero decir con esto?, que fui muy feliz en Santa Fe... En lo futbolístico, Unión no estaba tranquilo, sufríamos, llegaba gente nueva de afuera, fue difícil pelear el puesto para los chicos del club... Pero cada vez que jugué, dejé todo porque fue una institución que me dio mucho en lo humano y en lo futbolístico.
-La pregunta que te voy a hacer es reiterativa con todos los jugadores que surgieron de Unión: ¿se le exige más al jugador del club que al que viene de afuera?
-Y sí... Mirá, yo jugué cuatro o cinco años sin contrato en Unión... Y me terminé yendo por la puerta de atrás, no me gustó para nada la salida, me fui mal... Se dijeron cosas que no eran ciertas... Me fui porque me falsificaron la firma en el contrato.
-Así como te dije: me falsificaron la firma... No le hice juicio al club, pedí que me pagaran los pocos meses que me faltaban y me fui libre. Ganaba el mínimo.
-¿Quién fue el que te falsificó?
-No lo puedo decir, no lo voy a decir... Fue alguien de adentro del club... Me molestó también que se dijeron cosas que no eran ciertas... Cuando volví a la cancha de Unión, jugando para San Martín de San Juan, me silbó todo el estadio porque dijeron que me había llevado un montón de plata y la verdad que no fue así, eso no es verdad... Estuve 12 años en Unión y no me parece justo haberme ido por la puerta de atrás.
-¿Y tu representante?, ¿qué dijo?
-Sólo los primeros cinco o seis años tuve representante... Después, me dí cuenta de que no servía, que era regalar plata y nunca más me manejé con representante.
-¿Por qué dijiste que ganabas el mínimo?
-Porque yo firmé un solo contrato en Unión... Uno solo, como te acabo de decir... Y después, jugué por el famoso 20 por ciento, pero nunca fue el 20. Siempre cobré el mínimo. Eso es lo económico y luego está lo humano, ahí no puedo decir nada.
-A esa persona que te falsificó la firma, ¿lo volviste a ver?
-Sí, claro...Me lo crucé... ¿Sabés cómo me entero?, a través de la abogada Estela Reschia, que me pone el contrato delante mío sobre una mesa y me pregunta si la firma es mía, y le dije que no... Entonces, ahí hablo con esta persona y se armó el lío posterior. Me tenían que creer porque era evidente.
-¿Por qué no lo denunciaste en su momento?
-Nunca dije nada... Un periodista amigo mío lo supo, sólo él... ¡Me comí todos los silbidos sin decir nada cuando volví a jugar en la cancha de Unión".
-¿Pensás en volver a vivir en la Argentina?
-Tenía viaje para mayo pero no pude ir por este virus, pero siempre está siempre la idea de volver. Acá estoy bien, jugando mis últimos tiempos, entreno en una escuelita de fútbol y trabajo en un "take away", o sea que llevamos las cosas que se compran por internet... Con esta pandemia tuvimos mucho trabajo.
-¿Me equivoco si te digo que tu puesto "ideal" era el de doble cinco y no jugando por izquierda como lo hiciste muchas veces o casi siempre en Unión?
-¡Vos habrás visto algún partido mío en los últimos tiempos! (risas)... Mirá, hablo mucho con mi hermano porque él es director técnico. Siempre le digo que si volviera el tiempo para atrás, ese sería mi puesto. Me gusta, entrás mucho en contacto con la pelota, tenés siempre la expectativa de juego. Con el paso del tiempo, acá en Italia, jugué en esa posición.
-La última, Marcos. ¿Qué visión tenés de la Argentina y de lo que se hizo y se hace en la pandemia?
-Cuando Argentina cerró enseguida, casi al mismo tiempo que acá, se pensaban que estaban haciendo bien las cosas... Para mí, se apuraron... Acá cerraron la provincia que estaba muy comprometida, las otras no. De Santa Fe y Esperanza me llamaron mucho en todo este tiempo y me cuentan lo complicado que están.