El hombre "sin padre" que se quedó con el arco de Pumpido
A los 37 años llegó a Unión con ansias de de ganar algo cuando a esa edad se piensa más en el bolsillo que en la gloria. Lo logró, se quedó a vivir en Santa Fe y ahora hasta tiene una Peña en el barrio San Lorenzo que lleva su nombre. La historia del hombre al que le gritaban "marihuanero" en Colombia y que está convencido que le hicieron la "cama" cuando lo sancionaron por doping.
Alejandro Villar La Araña se acostumbró a estos festejos, como el que comparte con Bezombe, Marzo, Perezlindo y Patita Mazzoni, entre otros, en esa inolvidable campaña con el equipo de Trullet.
Le gustaba el fútbol pero vaya uno a saber si a los 17 años pensaba que iba a ser jugador de fútbol, que iba a atajar hasta pasados los 40 años y que se iba a radicar en Santa Fe, cuando salía a "cortar centros" en los potreros de Benavídez. Pertenece a un grupo muy selecto, el de haber jugado en todas las categorías del fútbol argentino. Y más selecto aún, al ser, en vida, uno de los pocos que ascendió en todas las categorías. A ese grupo selecto lo comparte con la "Vieja" Moreno, Maximiliano Castano, Silvano Maciel, Rodrigo Stalteri, Raúl Wensel, Luis Sosa, Alejandro Baigorria, Omar Zarif, Aldo Araujo, Roberto Tucker y los entrerrianos Sebastián Bértoli y Walter Andrade. En ese listado de "privilegiados" está Juan Carlos Maciel, el hombre al que el apodo superó al nombre pues se lo conoce más por la "Araña" que por Juan Carlos. Alguien que se fue directamente de Laferrere al fútbol colombiano y que volvió a los 37 años para ser el arquero de Unión en ese ascenso inolvidable y movilizador como fue el del '96.
Habla de todo y sin filtros. Se apasiona con algunos recuerdos, no le esquiva a la tristeza de una infancia "sin padre", toca el tema, lo cuenta, se le nota que es un capítulo aceptado y cerrado de su vida más allá de lo doloroso que pudo haber sido en su momento. Los tiempos bravos y en canchas complicadas del ascenso, su partida a Colombia para convertirse en un ídolo en Deportes Quindío, la suspensión por un supuesto dóping que él denuncia como "una cama" que le hicieron, la llegada a Unión, su relación con Carlos Trullet y su sospecha de un partido "raro" en el Nuevo Gasómetro. Frontal, abierto, sin pelos en la lengua, la "Araña" Maciel y una vida movidita de la que no se arrepiente.
-¿Por qué arquero?
-Porque es un puesto que siempre me atrapó, que lo disfruté, que me dio la oportunidad de recorrer lugares, que me apasionó... Cuando tenía 17 años, mi espejo era el Pato Fillol... Me sorprendía su agilidad, sus reflejos, su potencia de piernas... ¡Pensar que después me compararon con Higuita, que era la antítesis...!
-¿Atajaste siempre o en algún momento se te dio por jugar en otro puesto?
-Mirá, te cuento: yo nací en San Fernando, pero mi adolescencia y mi juventud la viví en Benavídez, en Tigre... Mi equipo de barrio se llamaba Los Cuervos, era un equipo de potrero... Yo tenía ya 17 años y en el '78, después del Mundial, llegó la posibilidad de probarme en Acasusso... Había un tipo que iba a buscar arenilla para rellenar las canchas o algo así y le dijeron si podía probarnos a tres pibes que jugábamos en ese equipo de barrio... El tipo era de Acasusso... Fuimos y quedamos... Por eso siempre digo que fue de casualidad que me hice jugador de fútbol. Y arranqué en la D... No fue el arquero titular y ahí aparecí yo...
-O sea que se dio por todo "por obra y gracia del Espíritu Santo"...
-Mi madre quería que yo vaya al Liceo Militar, quería que crezca en la disciplina... ¡Padre no tuve, me crié con ella!.. Quería lo mejor para mí... Yo le dije, a los 17 años, que quería jugar al fútbol. Ahí pensé que me iba a decir de todo... Pero no, lo tomó bien... Mirá, esa fue mi meta, jugar al fútbol. Por eso, me cuidé, dejé un montón de cosas de lado y así llegué a jugar hasta los 40 años... ¡O más!...
-¿Terminaste en Esperanza?
-¡Claro!... Carlitos Trod, el profe, vino a buscarnos para llevarnos a Mitre de Esperanza... Jugué algunos partidos ahí y dije basta.
-Volvamos al principio, entonces...
-De Acasusso paso a Liniers, luego me compra Argentino de Merlo en el '84... Hasta ahí, todos en la D. Y en Merlo logro el primer ascenso ganándole la final a Laferrere... Seis meses después asciende Laferrere y me lleva…
-¿Se acordaban de que los habías dejado en la D el año anterior?
-¡Por supuesto...! En el primer partido perdemos 2 a 1 y atajo un penal; vamos a Merlo, ganamos 2 a 0 y ascendemos... Y mirá vos la particularidad que tengo: en Laferrere ascendemos ganándole a Argentino de Merlo y subimos a la B... Ahí llegamos a la semifinal y perdemos con Atlético de Rafaela, nos ganan por penales, en el 88... Entonces, los dirigentes mantienen el equipo, vienen Pascutti, Nardoza y en el 89-90 ascendemos a la B Nacional... La final fue con All Boys, un partido en cancha de Vélez y el otro en cancha de Huracán. Se define por penales y de cinco, atajé tres... ¡Era Gardel! (risas)... Pero en el Nacional B juego 12 partidos y me voy a Colombia… Cuatro años en el Deportes Quindío, más de 300 partidos y luego a Independiente Medellín...
-¿Era bravo ser arquero de Laferrere?
-Cosas en contra y a favor... Yo tuve la virtud de nunca provocar al hincha rival, me limité a hacer mi trabajo. Los ignoraba en el buen sentido, nunca les contesté... Cuando iba al arco rival, me reputeaban, es cierto... Pero yo no se las seguía... Me pasó acá, puedo andar por la calle y no me agreden... El hincha de Colón nunca me molestó.
-Pero esas categorías del ascenso son bravas y alguna "apretadita" habrás tenido...
-Una vez estábamos jugando un amistoso en Zárate, contra Defensores Unidos. El Beto Pascutti no sé qué hizo y 20 hinchas de ellos levantaron el alambre y se metieron… ¡Sabés como corrimos…! Para colmo, el Beto estaba al lado de la puerta del vestuario, pero yo estaba como a 60 metros... Una vez, en Salta, contra Juventud Antoniana, llevé unos botines y los puse al lado del arco... Por ahí, un tipo salta desde la tribuna y me los roba... Un compañero mío lo vé y empieza a gritarme que me estaban "choreando" los botines... Yo peleando con el tipo y el partido jugándose... ¡Se armó un quilombo bárbaro!.. En esa época no estaba para regalar botines (risas)... Y en Colombia fuimos a una cancha que no era el estadio oficial, en Bucaramanga... Nos habían dicho que era zona de guerrilla... En un momento se estaba jugando el partido y se empiezan a escuchar tiros en las tribunas... Todos quedamos paraditos, quietitos, hasta que pasen los tiros… Y seguimos jugando.
-Hace poco, Eduardo Azoge me contaba que un día le hizo un foul al Pibe Valderrama, antes del Mundial '94 y temió por su lesión y por alguna "reprimenda" si es que esto se producía...
-Mirá, a mi nunca me pasó nada ni ví nada, pero pasaban cosas...
-¿Por ejemplo?
-... Tuve un compañero que se lesionó y estuvo quince días afuera de las canchas. Allá se acostumbraba a celebrar la fiesta del pueblo y él decide ir a esa fiesta... El técnico no le había dado permiso, pero él va igual... Esa noche hubo un entrevero de polleras, una pelea y él quiso separar... ¡Lo mataron de cinco tiros!
-No andaban en pequeñas los muchachos...
-Es que eso, quizás, lo hacía distinto al colombiano... Ahí te mataban… No sé ahora… No ví cosas raras, pero existen…
-El caso testigo, histórico, es el de Andrés Escobar...
-Mirá, conozco bien el hecho porque Sachi Escobar, el hermano, jugaba con nosotros en el Deportes Quindío... ¿Te acordás que se dijo que era por apuestas...? Nada que ver... Medellín, ciudad que luego conocí bien porque jugué allí, tiene dos aeropuertos. Uno de ellos está en una montaña que baja a la ciudad, es una ruta en la que hay boliches y restaurantes... El, Andrés, paró en un boliche, estacionó el auto y se cruzó, tomó unas copas y se fue. Cuando iba a buscar su auto, estaba el chofer de uno de estos "muchachos", ¿me entendés a qué me refiero?
-¡Obvio...!
-Bueno, este tipo le recriminó por el gol en contra en el Mundial de Estados Unidos, discutieron un poco y Andrés se fue, pero enseguida volvió a pelearlo... Se agarraron a trompadas y este tipo sacó un arma y le pegó tres o cuatro tiros… Es la forma que tienen ellos, o tenían, de arreglar las cosas… Bueno, ¡acá no estamos muy lejos…! Pero te digo una cosa: Colombia es un país hermoso, culto… Tuve compañeros que me decían "señor", "usted", "por favor", "gracias"… Al utilero acá lo tenemos de trapo de piso, allá no… Un día le grito a uno de ellos: "Che, fulanito, alcanzame tal cosa"... Y el tipo me contesta: "por favor, alcanzame tal cosa"... Y quedás mal, te hacen sentir mal...
-¡Y eso que vos eras el émulo de Higuita...!
(Risas) -Tenía un parecido físico, sobre todo por el pelo... Pero René era distinto, usaba bigotes...
-Y hacía el escorpión...
(Risas) -¡Nunca me hubiese animado!... Muchos me preguntan si alguna vez me ofrecieron nacionalizarme y era imposible porque había muy buenos arqueros: Oscar Córdoba, Mondragón, Higuita, Pazos… ¿Te acordás de Aristizábal, el delantero?... El hacía goles haciendo el escorpión... Higuita era como el Loco Gatti acá en la Argentina…
Alejandro Villar Melena al viento y toda su potencia para ir a buscar la pelota. Así era Maciel, el arquero con el que el hincha se encariñó enseguida en Unión.
Melena al viento y toda su potencia para ir a buscar la pelota. Así era Maciel, el arquero con el que el hincha se encariñó enseguida en Unión.Foto: Alejandro Villar
-¿Aquella sanción por doping fue la mancha negra de tu carrera?
-Mirá, si me preguntás por qué me suspendieron, todavía no lo sé… Y te voy a decir más: tengo mis serias dudas y no sé si era mío, pero lo pienso yo, es algo mío y nunca lo voy a saber... El examen de orina dio Lydocaina, que es una anestesia que se utiliza, generalmente, en los tratamientos dentales… ¡Te juro que nunca me pusieron nada, nunca me dieron nada!... Eran las primeras muestras de doping en Colombia, ni siquiera me habían infiltrado y no lo anotaron porque no me habían puesto nada.
-¿Creés que pudo haber sido de ex profeso?
-Te repito, para mí no era mío… Después, hubo un médico que habló en Bogotá y dijo que estaba mal aplicada la sanción porque no era doping y que, si me hubiesen infiltrado, tenía que figurar en la planilla… Me la comí, pero a mí me queda la duda….
-¿La pasaste mal?
-Mirá, primero, sos extranjero... Tu entorno sabe lo que sos, pero de afuera me miraban como un drogadicto, un falopero… En algunas canchas me gritaban "marihuanero"… Fue, si se quiere, una mancha pequeña, no creíble…
-Al principio de la charla dijiste que no habías tenido papá. ¿Qué pasó?
-Yo tuve un padre, llevo el apellido de él, pero no lo tuve presente. Lo conozco, sé quién es o quién fue, porque ya murió… Si yo hubiese sido adoptado, mi papá iba a ser el que me adoptó por más que mi sangre o mi identidad diga otra cosa. Mi papá no hizo el esfuerzo, no quiso hacerlo… Mi mamá hizo todo, fue madre, padre, el hombro, la oreja para hablar…
-¿Lo encontraste alguna vez?, ¿pudiste hablar con él?
-Nunca hablé con él, de chico lo necesité mucho pero era tosco, no se podía hablar.. Yo no estaba en condiciones de decirle cosas porque era chico, pero de grande elijo… Después de mucho tiempo, él apareció cuando el apellido Maciel empezó a nombrarse porque ya jugaba… Y ahí ya no me servía...
-¿Se lo dijiste?
-¡Claro!... Mi hermano se encargó de cuidarlo, cuando murió vino con un tema de los seguros y yo le dije que todo lo que me corresponde a mí, que se lo deje él, porque él se hizo cargo... No lo siento mi padre, yo nunca pude sentarme en una mesa con mi padre y mi madre, cada uno en una punta... Siempre, la que estuvo, fue mi mamá…
-¿Por qué pasó lo que pasó?, ¿qué pensás?
-Quiero creer que no me quiso o que no le interesó o que su forma de ser era esa, ajeno a todo, alejado… Mi mamá nunca me dijo que no vaya a verlo… A los 7, 8, 10 años compartí un tiempito, era chico... Después, chau… Me siento bien diciendo que papá no tuve, sería hipócrita decirte otra cosa… Es triste, sé que puede sonar doloroso, pero es así, es lo que me tocó...