Walter Minella dejó de ser el coordinador de Unión. Se va a trabajar al Deportivo Cuenca de Ecuador como preparador físico, seguramente con una retribución económica mayor en este país en el que el dólar se ha disparado y parece no tener techo. Se entiende sus ansias de superación y crecimiento personal, pero ocurre lo mismo que pasó hace un par de años con Martín Cicotello, cuando se fue a trabajar a Chile. En medio de ellos estuvo Marcelino Galoppo, cuyo contrato no se renovó al término del primer año. En definitiva, tres coordinadores en tres años. No parece ser saludable para llevar adelante un proyecto de inferiores.
Tenés que leerUnión se quedó sin coordinador de inferioresUnión tiene que buscar a alguien que realmente quiera ser coordinador. Que ese cargo, esa función, sea el objetivo en sí mismo. Y en esto hay que hacer "jugar" también el aspecto económico, para evitar que cualquier ofrecimiento resulte más tentador que el de conducir el trabajo de inferiores. Es una cuestión de prioridad y jerarquía. Si realmente se piensa que las soluciones deportivas y económicas de una institución se tienen que basar en sus formativas, hay que empezar por cubrirse de cualquier "riesgo".
Hay algo que los dirigentes de Unión señalan y no están alejados de lo razonable: no hubo inferiores este año y es una incógnita lo que pueda pasar en el futuro. A partir de esa incertidumbre, Minella tomó la decisión de alejarse. Fue uno de los motivos, quizás no haya sido el único. Pero la realidad es que, hoy, Unión debe cambiar nuevamente de guardián del proyecto.
Alguna vez, Jorge Griffa, un hombre que se dedicó a la formación de jugadores durante toda su carrera y nunca tuvo la tentación -aunque se lo habrán ofrecido- de dirigir una primera, dijo que el proceso de inferiores dura entre 6 y 7 años. Es el período necesario para armar un plantel propio, algo que difícilmente se pueda mantener en este fútbol argentino en el que los clubes se desesperan por vender apenas asoman la cabeza los chicos con ciertas condiciones. Se hace muy difícil mantener a alguien que tenga ese tiempo para completar el círculo. Pero alguna vez habrá que intentarlo.